martes, 8 de junio de 2010

Indurain, Nadal e Iniesta

Hola, Nicolás. En tanto preparo adecuadamente la contestación a Félix sobre el comentario que hizo en la misiva anterior acerca de los ayuntamientos, he decidido aprovechar y hablarte por una vez de deporte, o mejor dicho: de iconos deportivos.

Tenemos la inmensa suerte de contar en nuestro país con dos grandes iconos que han conseguido los máximos éxitos a través del sacrificio y el esfuerzo: Indurain y Nadal.

No quiero negar la clase y técnica que estos inmensos deportistas poseen; pero sólo con ello no hubieran llegado a ser los mejores de un modo tan indiscutible. Uno y otro han llegado donde han llegado, porque han sabido agotar mejor que nadie su recorrido de mejora, a través de su voluntad, espiritu de sacrificio y constancia en el esfuerzo; cualidades todos ellas muy fáciles de decir, pero muy difíciles de mantener día tras día.

Pero no sólo eso. Estos dos pedazos de buenas personas son tan grandes en su humildad, que hasta dan la sensación de que les duele la derrota de su adversario. Y son tan sensatos consigo mismos y tan generosos en reconocer los méritos de sus adversarios cuando pierden, que hasta das por bueno el verlos perder alguna vez.

Debemos celebrar el que haya tantos niños y tantos jóvenes que los admiran y los tienen como verdaderos iconos de referencia, y ello por dos razones: La primera, porque trasmiten la cultura del esfuerzo como nadie y demuestran con su ejemplo que todos tenemos un amplio recorrido para la mejora y el éxito si somos sacrificados y constantes. Y la segunda, porque humanizan el deporte de competición y descalifican, sin proponérselo, la indeseada influencia de los ganadores arrogantes, chulescos y prepotentes. No se si alguna vez llegaremos a entender el bien impagable que estos dos excepcionales deportistas aportan a la sociedad y, especialmente, a la juventud. ¡Ojala que sí!

Andrés Iniesta es otro ejemplo semejante, solo que en este caso, dentro de un deporte que se practica en equipo. Si este singular futbolista se acopla a jugar en cualquier puesto, no es porque tenga dotes naturales para ello; las tiene como el que más para organizar el juego, jugar entre líneas, dar asistencias, desequilibrar con sus inimitables fintas; pero su altísimo espíritu de trabajo en equipo le ha hecho desarrollar otras cualidades a puro de practicarlas, a puro de sacrificio y, gracias a ello, es capaz de fajarse en la presión y en la defensa como el primero y de acabar siendo el jugador más polivalente que ha dado el futbol.

Si añadimos a lo anterior su humildad, su imagen merecida de buena persona, su respeto a los adversarios y a sus compañeros puesto a prueba en su larga etapa de suplente, podemos decir que estamos ante el ejemplo más admirable de un deportista de equipo. Por eso lo aplauden en todos los campos, incluidas las aficiones más contrarias al barça. Bien chaval, tú también eres un gran icono para la juventud y para todos. Es dificilísimo, que un futbolista del Barcelona o del Madrid llegue a ser admirado y querido por todos. Y tú, Iniesta, lo has conseguido.

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