jueves, 8 de noviembre de 2012

Los ayuntamientos y la unidad apartidista (1)


Nicolás, trataré de exponerte en positivo lo poquísimo que te puedo contar, en relación a la implicación de los ayuntamientos en la unidad apartidista para conseguir el Plan Integral y también intentaré explicarte el por qué los avances son tan pobres.

Siete años después (2.555 días) de ponerse en marcha la propuesta del Plan Integral en toda la comarca con el apoyo de 11.225 firmas, todo lo que se puede poner en el haber de los ayuntamientos es, el apoyo explícito al mismo de las corporaciones municipales de Molina, Adobes y Villel de Mesa y el silencioso y tembloroso respaldo de algunos otros ayuntamientos, “no vaya a ser que se enteren los de arriba o los jefes de la zona y la vayamos a joder”. Observa, no obstante, que los apoyos explícitos suponen, en términos de población, la mitad de la comarca y si agregamos los apoyos sigilosos, la mayoría de la misma.

Pero las declaraciones testimoniales a favor del Plan Integral son una cosa y la unidad de acción apartidista para conseguirlo, otra muy distinta, en la cual, la sociedad civil lleva ya varios años peleando a través de diversas acciones y movilizaciones, sin que los ayuntamientos se hayan venido implicando, salvo algún caso aislado. Tan sólo es digna de mención por su amplitud, la involucración en la recogida de firmas de apoyo al Plan Integral en 2005-2006, en cuya acción, acabaron colaborando ediles de más de la mitad de los pueblos de la comarca. En definitiva, un apoyo testimonial relativamente mayoritario de los ayuntamientos a favor del Plan Integral y una implicación muy escasa en las acciones y movilizaciones para conseguir el mismo.

A primera vista, resulta inexplicable, que siendo el Plan Integral Comarcal tan imprescindible y urgente para incrementar población, dinamizar la zona y mejorar la calidad de vida de todos y cada uno de nuestros pueblos, no sean los propios ayuntamientos los principales impulsores del mismo, pues debe suponerse, que los ediles municipales concurrieron a las elecciones para defender los intereses de sus pueblos que, aquí y ahora, se concretan esencialmente en conseguir el Plan Integral.

Como nada en la vida sucede por casualidad, sino que hay detrás unas causas que lo explican, voy a tratar de bucear para ver si doy con las que, a mi juicio, están influyendo negativamente para que los ayuntamientos no hayan asumido aún de una vez por todas y, en primera fila, la lucha por conseguir el Plan Integral, como sería lo lógico.

Causas internas o propias

La primera es, a mi modo de ver, que las cosas del día a día en cada municipio polarizan y absorben mucho a los ediles y nunca parecen tener un momento para pensar e implicarse en aquello que acontece más allá de las mojoneras de su término municipal, por muy importante que sea para su propio pueblo. Es lo que se ha dado en llamar: política de campanario, en cuya visión miope y sin horizonte, hemos caído muchas veces todos los que hemos sido “de ayuntamiento” y yo, Nicolás, como el que más. A ello se une un segundo problema, y es, la escasa o nula capacidad para rectificar, que demuestran muchos ediles, que por más que se vayan convenciendo de que los principales problemas que afectan a sus pueblos se sustancian en el ámbito comarcal, a la hora de la verdad y sin que se sepa bien por qué, les sigue costando un mundo poner su mente y sus brazos, más allá de donde llega el eco de sus campanas.

.Esta política de campanario, no es ningún inconveniente cuando se gobiernan ayuntamientos de poblaciones grandes o medianas, cuyos problemas esenciales se pueden resolver desde su propio ámbito municipal, pero es nefasta en nuestros pequeños municipios, porque supone, en la práctica, que los ayuntamientos se desentienden de los principales problemas que cada pueblo tiene por delante, la mayoría de los cuales -los más importantes- son comarcales y no locales.

La segunda causa es, que en nuestros pequeños pueblos, se concurre a las elecciones municipales, sin asumir las dos obligaciones más básicas que debe exigírsele a cualquier candidatura: La primera: presentarse con un programa y la segunda, cumplirlo si sale elegida; programa este, que a estas alturas, no puede ser otro, que el del Plan Integral,
El salir elegidos los candidatos sin presentar ningún programa, les libera después ante los vecinos de asumir unas medidas programáticas, a las que en ningún momento se comprometieron cuando presentaron su candidatura y los únicos condicionantes y presiones a los que se pueden ver sometidos, no son las de los vecinos en general, sino sólo aquellas que provengan de quienes les deben el cargo; esto es, del partido que los presentó de candidatos y de sus familiares y amigos, que es el caladero habitual donde se pescan los votos en municipios tan pequeños, y mucho más aún, cuando no hay propuestas de programa por medio.

Siempre hay alguna excepción, Nicolás, como por ejemplo, en tu pueblo y el mío, Adobes, donde los actuales concejales nos presentaron su programa previamente y por escrito, en el cual, se incluía el Plan Integral. Pero estas son honrosas excepciones y no la regla.

La tercer causa es, la existencia de una cultura municipal dominante y equivocada, que consiste en entender que los ayuntamientos deben resolver sus asuntos solamente desde la gestión ante las instituciones de arriba y que la movilización y la presión son cosas, en todo caso, de la sociedad civil pero no de los ayuntamientos, cuando lo cierto es, que tan legal y tan constitucional es, ejercer una acción de presión democrática, como hacer una gestión. Téngase en cuenta, además, que si los ayuntamientos se pusieran de verdad la ropa de faena para conseguir el Plan Integral que tanto necesita esta tierra, más veces tendrían que recurrir a la presión, que a la gestión. Y, si no es costumbre asumir la cultura de la presión democrática desde los ayuntamientos en general, no digamos ya, cuando los ediles que han de ejercerla, pertenecen al partido que gobierna la institución a la que hay presionar.

Puedes valorar, Nicolás, estas tres causas o limitaciones para la unidad de acción apartidista como tú quieras, que ya eres mayorcito. Pero si prefieres hacer una valoración global de todos los impedimentos, tendrás que esperar hasta la carta siguiente, en las que te expondré las causas externas que también están torpedeando, y de qué manera, la incorporación de los ayuntamientos a la acción unitaria apartidista..

No te creas, Nico, que me he olvidado de analizar y sacar las correspondientes enseñanzas de las acciones unitarias que se han dado este año entre la sociedad civil y los ayuntamientos; ocurre, simplemente, que lo he dejado deliberadamente para el final, porque no han sido propiamente movilizaciones por el Plan Integral y si lo meto todo en el mismo saco podría contribuir a confundirte.



3 comentarios:

  1. No se por qué andáis los de la otra Guadalajara poniendo paños calientes ante la vergüenza de ayuntamientos que tenemos. ¿Tanto os cuesta reconocer que los concejales y los alcaldes de esta tierra de Molina son unos aprovechados que sólo se preocupan de figurar en su pueblo y de hacer lo que les dicen sus partidos para que les den algún carguillo o alguna colocación? ¿Hacmos una lista de los enchufados?

    Esta gente ni se preocupa por la comarca ni por el plan integral ni por nada, se preocupan solo de ellos mismos

    Primero dices en tu artículo que es inexplicable que no defiendan de verdad el plan integral y después los justificas, poco más o menos. No entiendo nada, de verdad. Me gustaría ver publicado este comentario y que me dieras una explicación

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  2. No machaques en hierro frío, Jerónimo, que pierdes el tiempo. Los alcaldes y concejales han tenido muchos días y muchos años para luchar por el Plan Integral y no lo han hecho. Ellos no saben o no quieren salir de su rutina, de su política de campanario como tú la llamas, y no hay que darle más vueltas.

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  3. ¿Por qué no iba a publicar tu comentario, Susa? Ya ves que sí.
    Yo aquí no escribo en nombre de nadie. Es mi blog, doy en él mis opiniones personales y eso es todo. Así que si te parece, Susa, dejamos aparte a La Otra Guadalajara.
    Sobre lo que dices de los alcaldes y concejales es tu opinión, que respeto, pero que tal y como la expresas no la puedo compartir; sobre todo, porque generalizas.
    El fondo del asunto es -y con ello respondo también al Anónimo- el siguiente:

    Esta comarca se debate entre el ser o ser, además somos muy pocos habitantes y no somos rentables electoralmente para los partidos, que con treinta años democracia que llevamos, todavía no les ha dado tiempo de poner un Plan Integral sobre la Mesa para intentar salvarla.

    En estas críticas circunstancias, o tiramos la toalla y que el último apague la luz, como decía en el título de otra carta anterior, o nos unimos en serio los pocos que somos y presionamos todo cuanto nos sea posible para imponer el Plan Integral que la propia población hemos elaborado y respaldado hace ya siete años para recuperar población, mejorar la calidad de vida y crear oportunidades para dinamizar la zona entera.

    Y cuando las cosas están de esta manera, hemos de seguir luchando en clave comarcal, sin esperar a nada ni a nadie, todos los que ya lo nos hemos unido a ello y lo venimos haciendo desde la sociedad civil. Esta es una premisa básica y permanente. Pero a la vez hemos de tener la inteligencia de tender puentes y perseverar para tratar de sumar también en uno u otro grado y de una u otra manera a los ayuntamientos, a pesar de que anden sumidos en tareas menores de carácter local. Otras personas que también fuimos ediles y otros que lo son ahora, también anduvimos sumidos en la política de campanario en otros momentos y, sin embargo, hemos sabido rectificar y ponerla en segundo plano y dedicar la mayor parte de nuestro tiempo y de nuestros esfuerzos a la tarea comarcal, así que no veo el por qué no pueden ir haciendo lo mismo los actuales ediles.


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