jueves, 21 de marzo de 2013

Una sola chispa, puede incendiar la pradera. Pero no siempre



No me sigas metiendo más presión, Nicolás, con tus mails, que a mí también me duele que no se haya generado ninguna “marea humana contra la corrupción” a pesar de lo que ha estado cayendo.
Me duele y me apena, que no se hayan hecho realidad los deseos de implicación y movilización ciudadana contra la corrupción que te expresé en la primera de las cinco misivas que he dedicado a este maloliente problema.
Pero ya ves, Nicolás, nada de nada. Ni se ha surgido ese vivero de propuestas que pensaba y deseaba, ni se han recogiendo firmas, ni se ha invadido Madrid con millones de personas, ni se han puesto en marcha otras propuestas. Y como no ha habido presión ciudadana, pues ha ocurrido lo previsto, que los partidos políticos se han
sentido a sus anchas y se han limitado a tomar algunas medidas superficiales contra la corrupción, que llaman de transparencia para intentar engañar a la gente, pero que no sirven absolutamente para nada, porque siguen dejando intactas las bases que propician y protegen la corrupción. Y con ello, la ciudadanía hemos dejado pasar una ocasión pintiparada de asestarle un golpe de muerte a la corrupción.
Bueno, para ser rigurosos con la verdad, sí que está circulando un escrito apadrinado por un despacho de abogados que se centra, fundamentalmente, en exigir unas cuentas medidas en el Parlamento (órgano legislativo) y en una reducción del 30% de los cargos públicos de todos los organismos; propuesta ésta, que es bastante correcta y que debemos apoyar, pero que tiene más que ver con la lucha contra el despilfarro y las prebendas políticas, que contra la corrupción política en sí, la mayoría de la cual, no se está dando en las instituciones legislativas, sino en los órganos ejecutivos (gobierno de la nación, gobiernos de las CCAA y gobiernos municipales) y en las cúpulas estatales y autonómicas de los partidos, que es por donde se mueven los caudales, las actividades y los negocios que posibilitan robar el dinero público de los ciudadanos.
Desde este modesto blog, Nicolás, no podíamos hacer otra cosa que aprestarnos a poner nuestro grano de arena para sumarlo a todos los demás granos que creíamos que podrían surgir, pues como ya te advertí en la segunda carta que te envié sobre el tema, titulada: ¿Existen condiciones políticas y sociales para acabar con la corrupción en España?, yo percibo en la mayoría de la ciudadanía una actitud un tanto baja ética y moralmente con la corrupción; una postura mucho más pasiva, resignada y permisiva de lo que las circunstancias exigen de nosotros; por todo lo cual, era evidente que: o aparecían muchas voces y muchas propuestas a la vez en los momentos más agudos del escándalo Bárcenas y de la crisis política que generó o no se haría nada relevante.
Hay un dicho chino muy popular que dice: una sola chispa puede incendiar la pradera. Y es muy cierto, Nicolás. Pues si la pradera tiene la hierba muy seca y aparece un día de mucho calor y de aire fuerte y caliente (airazo de bochorno decimos por aquí) es evidente que basta la chispa de una tormenta, la cola encendida de un cigarro o la simple chusta de un hacha que pega en una piedra, para que arda la pradera entera.
Aplicando el dicho a la ocasión, para que la chispa de un solo blog, incluso de uno tan pequeño y humilde como el nuestro, hubiera podido empezar por sí solo a levantar la llamarada de una gran movilización que hubiera abrasado de una vez por todas la corrupción, no bastaba con la alta temperatura y el airazo de bochorno, que generó el caso Bárcenas en las dos o tres primeras semanas, sino que se precisaba también, que la pradera estuviera seca. Pero, lamentablemente, la hierba ciudadana estaba aún demasiado verde como para que se pudiera levantar llamarada con una sola chispa y sólo era posible hacerla arder, arrimándole cerillas desde muchos puntos a la vez. Sólo era posible el éxito, si surgían al unísono muchas voces, muchas propuestas y mucha disposición.
Habrá que esperar pues, otro momento en que la hierba esté menos verde de lo que estaba ahora, para poder hacer una hoguera con la corrupción (dicho sea metafóricamente) y devolverle a nuestro país el aire bienoliente, la ética política y la transparencia que tanto necesita para dignificarse y recuperar su buen nombre.
Pero eso no podrá suceder realmente, hasta que la ciudadanía no elevemos nuestro nivel ético y moral en relación a esta repugnante lacra de latronicio político que nos invade desde arriba.
Y para mayor inconveniente, al déficit ético y moral que padecemos, hemos de añadirle la dificultad de tener que luchar por imponer medidas, que son justamente las contrarias, que las que han creado y mantienen hasta ahora los órganos ejecutivos de los partidos políticos, con las cuales, en la práctica, están dando amparo y cobertura a la corrupción. Dicho en otras palabras: Si a los corruptos políticos se les permitiera crear una comisión facultada para cambiar lo que existe por algo que les diera más facilidades para delinquir, estoy seguro que llegarían a la conclusión de que no tienen nada que modificar, porque el actual escenario, del que disfrutan, es el ideal para dedicarse a mangar dinero ajeno. 
Se que es crudo y duro lo que acabo de afirmar sobre los partidos, pero es lo que pienso y lo que estoy en condiciones de demostrarte en otra carta. Y créeme, Nico, que no lo hago estimulado por el deseo de vapulear o contrariar a nadie con mi crítica. Al contrario, ¡ojala que fuera posible encontrar una fórmula que me permitiera decir lo que yo creo que pasa, sin que nadie se sintiera señalado por ello! Espero que lo entiendas.
En cualquier caso, Nicolás, deseo que respetes mi postura –mejor mi principio- de que sin poner los errores al desnudo encima de la mesa, analizarlos y asumirlos sin prejuicios, no es posible hacer las propuestas adecuadas para corregirlos, del mismo modo que tampoco le es posible a un médico darle el tratamiento indicado a su paciente hasta que no tiene el diagnóstico. Y siguiendo con el símil, al igual que ningún médico rehúye su obligación de afrontar a un paciente y a su familia cuando tiene entre sus manos los resultados de una prueba muy adversa, tampoco es digno ni honesto dejar de abordar un problema por duro que sea y menos aún, si crees que callando estás contribuyendo a que problema perdure. Pues, eso.

3 comentarios:

  1. Como bien dices, los políticos se encuentran en el mejor escenario posible para seguir delinquiendo a sus anchas, pero yo diría algo más, en cuanto a la metáfora de la pradera y la hierba seca. Un psiquiatra muy valorado en EEUU, Rojas Marcos, atendiendo a su teoría de la anomia social, que se hizo famosa tras los atentados del 11-S, diría que tal aluvión de casos de corrupción, de recortes, e injusticias nos ha sumido precisamente en ese estado de anomia, que no es otra cosa que una incapacidad de reaccionar, una especie de resignación que nos sume en la espiral de lo que ya entendemos como casi normal e inevitable. Es como si nos negáramos a asumir lo que está sucediendo, como si fuera una ficción ajena a nosotros. Creo que la sociedad siente tal impotencia que prefiere mirar a otro lado. Los medios de comunicación nos bombardean tanto con estos casos de corrupción que hemos perdido la capacidad de reaccionar ante la injusticia. Y yo que sigo siendo una persona idealista, convencida de que las cosas pueden y deben cambiar, sin embargo, planteo la siguiente cuestión ¿Realmente, si salimos todos a la calle cambiarían las cosas? Quizá habría que valorar otro tipo de acciones...

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  2. Abundando en la metáfora de incendiar la pradera, también habría que tener en cuenta que, además de que la hierba no está suficientemente seca, los bomberos están en alerta permanente, sí digo bomberos en forma de furgones policiales con intervenciones desmesuradas, detenciones arbitrarias, multas sin motivos, leyes amedrantadoras que ignoran el derecho a manifestarse etc. al más puro estilo de los años sesenta. Con estas medidas el gobierno es consciente de que las condiciones para una revuelta social existen.

    La segunda cuestión, y más importante, es cómo se prende la mecha; la juventud, a priori, debiera ser la punta de lanza movilizadora, ¿por qué no lo es?, esto sería para discutir largo y tendido pero no quiero entrar ahora.

    Si tenemos en cuenta que para los que gobiernan, su principal escudo es la constitución del 79, de ahí su defensa a ultranza, ¿por qué no le damos ahí?, y lo más importante, ¿Cuándo?. La segunda interrogante la tengo clara: negarle nuestro voto en las elecciones generales, bien sea con la abstención, voto nulo o en blanco, según cada uno. En este sentido quiero aclarar unos datos sobre las últimas elecciones al parlamento, en relación con las anteriores, esto es: la abstención subió un 2,16% sobre el censo electoral, pero si tenemos en cuenta el porcentaje que supone sobre el anterior, éste es de un 8,26%. Aplicando el mismo criterio sobre el voto nulo, éste aumenta en un 101,56%, siendo el aumento del voto en blanco de un 23,42%.
    Creo que aunque los porcentajes sobre el total tienen poco peso, no dejan de ser al menos, significativos del descontento social.

    Saludos

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  3. 1º Felicidades por el artículo Jerónimo.
    2º Marta, no te desanimes, este artículo, por ejemplo seguro que no cae en saco roto. Hay mucha gente que lo lee y poca que se atreve a contestar, pero mucha que lo lee. Por lo menos sirve para remover conciencias.
    3º Felix, creo que has dado en el clavo. Ya es habitual, en muchos foros, el oir decir, igual a gentes de derechas que de izquierdas, que desencantados del canto de sirena de nuestros actuales políticos tomaran la decisión de votar nulo ó en blanco ó se abstendran.
    Y por último, felicitarte de nuevo por tu artículo y por tu blog Jerónimo. Sigue así por favor. Eres grande, muy grande.

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