lunes, 10 de marzo de 2014

¿El Parador en la Subalterna?. ¡Ya vale de sandeces!


Hay que ser muy incondicional, Nicolás, de los que están desmantelando esta Comarca o muy aficionados a hablar al tuntún, para andar comentando por ahí que el parador debería hacerse en el establecimiento de la Subalterna de Molina.
Te hablo, Nico, de un edificio antiguo con quince habitaciones, un excelente comedor y dos pequeños salones con capacidad para reunir unas veinticinco personas en cada uno. Y eso es todo.  Por otra parte, este establecimiento ya lo ha adjudicado el ayuntamiento de Molina varias veces y los resultados han sido siempre los mismos: fracaso y cierre; fracaso de algunos adjudicatarios  que dejaban mucho que desear, pero imposibilidad de sacarlo adelante, igualmente, en el caso de otras personas que entraron con ganas, eran competentes y tenían experiencia.
¿Crees, Nicolás, que se puede sustentar sin hacer el ridículo, que un establecimiento como el que te describo, que ni siquiera se puede sacar a flote como casa rural, puede convertirse en un parador que sea el motor de dinamización de la  comarca de Molina, que es lo que se pretende conseguir con el parador que se construya?
Es cierto que entre los sustentadores de esta sandez los hay de buena fe, de esos que hablan al tuntún, sin pararse a pensar lo que están diciendo, aunque sea una necedad, pero también lo es, y esto es lo grave, que es la conclusión lógica a la que se puede llegar si, por seguidismo partidista o por las razones que sean, se entra en la dinámica de dar pábulo a las infumables falacias oficiosas que nos vienen contando de hacer un “parador adaptado a las circunstancias”, que creo haber ayudado a desenmascarar en mi artículo de la Nueva Alcarria del día veintiocho. Quienes se dejan arrastrar por la cantinela de hacer un proyecto más reducido y mutilado, no tiene nada de ilógico que acaben diciéndose: Ah, ¿parador modesto? pues entonces, ¿por qué no en la Subalterna que, además, ya está hecho y no hay que gastar dinero?
Por ejemplo, la Subalterna le serviría a la alter ego de la de la Presidenta de Castilla La Mancha, Ana Guarinos, que se puso a defender el nuevo proyecto ante los periodistas y al preguntarle estos, que si lo conocía, dijo que no, pero que le daba igual, que ella apoyaba el proyecto que presentaran, porque lo importante es que haya un parador, sea el que sea. A alguien así, que acepta de antemano cualquier proyecto, con independencia de los recortes que lleve, no solo le serviría la Subalterna, sino cualquier granja porcina acondicionada. Me dirás, Nicolás, que parece exagerado lo que digo, pero no me negarás que cabe dentro del discurso oficioso que están divulgando
Te cuento para acabar mi carta, algo muy relevante que a mí me impactó mucho cuando me enteré y que viene a cuento con el tema de la subalterna que nos ocupa:
Un inteligente y emprendedor empresario gallego del sector turístico, Javier Goyanes, se dejó caer por aquí años atrás para ver si se podía hacer negocio  con la  Subalterna, y con sólo echarle un vistazo dedujo al instante que no quería este establecimiento ni aunque se lo regalaran. Sin embargo se interesó mucho en saber si podría hacerse con alguno o algunos de los edificios colindantes para agregarlos al de la subalterna  y disponer de espacio suficiente  para poder contar con unas prestaciones de calidad y que lo pudieran hacer rentable, en el caso de que, además, se diera otra condición que, el Sr Goyanes, consideraba absolutamente imprescindible para seguir adelante: que se hiciera el Parador de Molina y con el proyecto que tenía, que estudió al detalle y  lo consideraba  muy apropiado para atraer clientes y ser competitivo y rentable, dadas las buenas prestaciones que ofrecía.
Tal era la opinión negativa que le merecía la Subalterna por sí sola a este cualificado empresario, tales eran los criterios de ampliación de este establecimiento que consideraba necesarios para mejorar sustancialmente la capacidad, calidad y dotación de prestaciones complementarias a las del parador y tal era, sobre todo, la excepcional importancia que concedía a la construcción del parador. Tenía clarísimo, el Sr Goyanes, que el parador  sería el reclamo o marca turística esencial que pondría definitivamente a la comarca en el mapa turístico y que de ello se beneficiaría no sólo el parador, si no todo el sector turístico de la zona y también estaba convencido de que las actividades del parador, sobre todo las relacionadas con los eventos importantes, le aportarían clientela a su establecimiento y más aún, si sabía entenderse y colaborar con el parador para impulsar mutuamente actividades rentables para ambas partes.
Como verás, Nicolás, este ilustre y exitoso empresario, coincidía en lo esencial con La Otra Guadalajara. A saber, que la subalterna por sí sola no sirve para nada, que un parador cualquiera tampoco sirve, porque no puede ser competitivo, pero que un parador como el del proyecto actual es una garantía para atraer a los clientes y salir adelante y que ello es básico para relanzar y reactivar a todo el sector turístico.
Nada tiene de extraña esta convergencia, pues al fin y al cabo, se trata de un empresario con ideas, que profundizó en el proyecto porque se jugaba su dinero y de una Plataforma que está empeñada en que el parador que se haga, sirva realmente para reactivar la comarca. 
 

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