domingo, 19 de abril de 2015

Recambio en vez de cambio. Es el gato por liebre que prentenden



Empiezo esta carta, Nicolás, con osadía; atreviéndome a hacer un pronóstico estimativo sobre las elecciones generales de noviembre: Ciudadanos entre 28y 30%,  Podemos entre el 22-29%, PSOE entre el 19-22% y PP entre el 10%-12%. Las fuerzas nacionalistas quedarán más o menos igual y, sobre los demás partidos de ámbito estatal, no hace falta ser sociólogo para darse cuenta que se convertirán en partidos testimoniales, por el papel del voto útil que, en esta ocasión, influirá más que nunca, debido a la feroz competencia entre las cuatro fuerzas reseñadas. Escrito queda.
Ya sé que es muy atrevido pronosticar sobre las elecciones generales cuando todavía no se han celebrado siquiera las autonómicas y municipales. Pero bueno, sabes que me pirran los análisis y que soy amigo de la libertad sin adjetivos: Ambas cosas me aportan la intrepidez suficiente como para atreverme a pronosticar, tan pronto como encuentro datos y elementos sólidos que me permiten hacer un análisis fundado, como creo que es el caso; aunque en esta ocasión, he tenido que encuadrar en una horquilla más amplia los porcentajes de Podemos, porque es el partido que se va a encontrar con algunos escollos difíciles, que según como los resuelva, le van a dar bastante margen de recorrido hacia arriba o hacia abajo.
Antes de entrar en harinas, Nicolás, decirte que, a mi juicio, las elecciones municipales no van a ser orientativas de lo que puede acontecer en las generales, por la sencilla razón de que a los partidos emergentes no les ha dado tiempo todavía a penetrar en el  mundo rural, donde las fuerzas viejas de siempre, principalmente PP y PSOE, se repartirán una gran cantidad de concejales en ese ámbito y, por consiguiente, ganarán las municipales cómodamente en términos absolutos. Sí  pueden ser más orientativos los resultados de las fuerzas emergentes en las autonómicas y en las municipales de las grandes ciudades, aunque tampoco demasiado, dado que concurren a las mismas en condiciones muy precarias, sin tiempo siquiera para dar a conocer sus candidatos a la población.
Voy, pues, Nicolás, a explicarte en qué se basan mis pronósticos para exponer unos resultados que, a primera vista seguro que te habrán dejado sorprendido y más aún, cuando los hago en unos momentos de convulsión e incertidumbre política y con el hándicap de no conocer los apoyos y pactos que se vayan a establecer tras las municipales y autonómicas, que según cuales sean, pueden influir para bien o para mal en los resultados de cada fuerza en los comicios generales de noviembre.
Semejante  subida de Ciudadanos y bajada estrepitosa del PP, las  baso en lo siguiente: Por una parte, el PP es un partido sin credibilidad por la enorme descrédito social acumulado a causa del estercolero de  corrupción estructural en que se halla sumido y de las tremendas desigualdades que han generado sus recortes entre la población, poniendo a varios millones de personas en el umbral de la pobreza o dentro de la misma. Es un partido con claros signos de cainismo interno y de descomposición, que se agravarán sobremanera, con las pérdidas de parcelas importantes de poder en las autonómicas y municipales y con el nerviosismo que les creará el alza y afianzamiento de Ciudadanos en las urnas, que es el partido que les hace la competencia.
Por otra parte, el espectro de lo que denominamos tradicionalmente la derecha,  ha encontrado, al fin, en Ciudadanos el partido que siempre quiso tener; un partido netamente de derechas, sí, un partido al servicio de  los poderes fácticos, también,  pero un partido de cara lavada, que sea homologable a lo que se ha dado en llamar en las democracias occidentales, derecha civilizada. Un partido que cuenta, además, con un líder carismático, Albert Rivera, que da al cien por cien el perfil que se requiere para liderar una derecha monda y lironda, pero de apariencia decente, que es el mensaje que se esfuerza en trasmitir su líder contra la corrupción y que, a mi juicio, consigue con explicaciones sencillas y firmes, que llegan a la gente.
No se pierda de vista, que muchísimos votantes de derechas también repudian el cenagal de corrupción estructural en que han sumido a  España quienes nos han venido gobernando y, por lo tanto, es de sentido común, que si tienen la ocasión de votar a una fuerza de derechas, que a su vez transmite la impresión de que va limpiar a España de esta lacra, dejen de votar al PP y le otorguen su confianza a Ciudadanos. Tampoco se olvide que, según las encuestas del CIS, en los comicios de 2011 eran solamente un 4,6% las personas que consideraban la corrupción el principal problema y ahora son el 50,4%, lo que quiere decir, que la conciencia ciudadana ha dado un salto cualitativo gigantesco en este punto en los cuatro últimos años y que hoy es ya imposible votar a los partidos responsables de la corrupción estructural generada desde sus direcciones políticas, sin sentirse cómplices con la misma.
Pero el factor más determinante para abandonar al PP y votar a Ciudadanos en las generales, es  que los grandes poderes fácticos económicos y mediáticos, están viendo ya la conveniencia de poner todas sus poderosas herramientas al servicio de Ciudadanos y no de un partido totalmente desacreditado y  manchado de mierda  hasta las cejas, como es el PP. Este cambio ya lo estamos viendo; pero cuando cobrará toda su dimensión será después de las elecciones autonómicas y municipales, cuando todo quede simplificado y se concentre en las elecciones generales. Saben esos poderes fácticos, que la ocasión la pintan calva,  y como aunque sean mala gente, no son idiotas, la van a aprovechar para conseguir de vez, todos sus objetivos políticos. A saber:
Limitar en todo lo posible la transversalidad de la opción real de cambio que representa Podemos, contar con un partido de su confianza homologable  a las burguesías occidentales y la posibilidad de sacarlo adelante como la fuerza más votada para que lleve el timón de la gobernabilidad, para lo cual, no les basta con que Ciudadanos se engulla a UPYD, ni con que arrastre  el voto abstencionista de la derecha, sino que precisan, además, dar una fuerte mordida en electorado tradicional del PP y que esta vez, voten a Ciudadanos. A ello se van a dedicar con todo su arsenal de medios económicos y mediáticos. Eso ni lo dudes, Nico.
Bien es verdad, que no me habría gustado llegar a estas conclusiones, porque el probable éxito de Ciudadanos, será nocivo y contrario, sin ninguna duda, a los intereses y necesidades de las gentes de abajo, será la manera de darnos gato por liebre, pues nadie en su sano juicio puede pensar, que un partido que va a ser aupado hacia el gobierno por unos poderes fácticos que de forma tan determinante han contribuido a los principales males que aquejan al país, vaya a gobernar después de otra manera, que no sea llevado bien amarrado por las bridas de esos mismos poderes. Por eso se impone desenmascarar sin cesar  aquí, allá y acullá la abismal diferencia que media entre el recambio de Ciudadanos y el cambio de Podemos, para que todavía sea posible el cambio real que la mayoría de la ciudadanía demanda y necesita. Si esto acabara aconteciendo, me quedaría muy satisfecho de haberme equivocado en mis pronósticos
Se dirá, además, que la tradición pesa y que habrá bastantes votantes del PP, que truene o diluvie, van a volver a darle el voto en las generales; también podrá esgrimirse que el PP ha tocado mucho poder y que eso le va a permitir contar todavía con importantes resortes mediáticos de cara a las generales, que seguirá  poniendo a su servicio y, asimismo, aprovechará a tope sus grandes redes clientelares que ha tejido durante estos años, cuyos intereses de estos enchufados van unidos a la suerte del PP y, por ello, se van a convertir en activos propagandistas para defender sus judías, al modo y manera que lo han hecho las redes clientelares del PSOE en Andalucía. Por todas estas razones, creo que el PP, a pesar de todo, todavía mantendrá un porcentaje de voto parecido al que le pronostico.
No debe extrañar a nadie estas debacles en  partidos de larga trayectoria, que fuerzas así ya se han dado el tortazo hasta desaparecer, también por culpa de la corrupción, como sucedió en Italia con la Democracia Cristiana de Andreotti y con el Partido Socialista de Bettino Craxi , o como parece repetirse ahora en Grecia, donde por causas parecidas a las que acontecen en España, ha quedado reducido a partido testimonial el Pasok de los Socialistas de Papandreu y va por el mismo camino la Nueva Democracia de Antanis Samarás. ¿Te acuerdas, Nico, cuánto le gustaba decir a tu padre aquello de cuando las barbas del vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar?  Pues eso
Así, pues, Nicolás, le va a llegar a Ciudadanos tal diluvio de votos de las filas del PP, para el recambio, que va a ser muy difícil que Podemos pueda conseguir otro porcentaje de votos igual o superior para el cambio real que el país necesita. Para ello, Podemos tendrá que ganarse sí o sí a todas las conciencias más conscientes y sensibles al cambio, a la inmensa mayoría de los abstencionistas y de los que votan por primera vez, amén de ampliar la mordida electoral en el otro partido responsable de la corrupción estructural desde arriba y de otras prácticas  contrarias a la socialdemocracia, o séase, el PSOE. Y por último, tratar de encontrar alguna solución democrática  e imaginativa tras las elecciones del 24 mayo, para que los votos de IU vayan en las mismas papeletas que los de Podemos.  
Digo ampliar la mordida en el PSOE, no porque el porcentaje de votos de los que quieren el cambio no sea mucho mayor que los que prefieren quedarse enganchados en el PSOE, que lo son con mucha diferencia, sino porque este partido cuenta con tres grandes ventajas, que no tiene Podemos y eso jugará a su a su favor de cara a intentar contrarrestar la hemorragia de votos de sus filas hacia Podemos. Una de ellas es, la escasa implantación del partido emergente en las áreas rurales; otra, la abismal diferencia de medios económicos para impulsar la campaña de las generales en la que vamos a entrar de facto, tan pronto acaben las elecciones autonómicas y municipales. Y la tercera,  la toda poderosa maquinaria mediática del grupo PRISA que está por completo al servicio del PSOE, o más aún, que es el propio PSOE, como quedó puesto en evidencia en Madrid con motivo de la defenestración  política de Tomás Gómez, que él mismo denunció echándole la culpa de todo a la dirección del periódico, El País.
A tal punto llegó este medio cada vez más panfleto y menos periódico, que fue capaz de sacar una encuesta encargada a su medio afín, Metroscopia, tan sólo ocho horas después de cargarse a Tomás Gómez, cuya intención de voto le atribuía al PSOE repentinamente un incremento de diez puntos, debido al efecto de la decapitación conocida tan sólo ocho horas antes; encuesta que es materialmente imposible realizar en tan poco tiempo y que fue el hazme reír de todo el mundo. También da la cantada, la supuesta ecuanimidad y objetividad de Iñaki Gabilondo en la que muchos creíamos, que se ha tornado en apoyo activo e indisimulado al PSOE tan pronto como las cosas se han puesto muy difíciles para este partido. Son dos ejemplos tan ilustrativos  de cómo cierran filas cuando les da el trillo en los talones a PRISA y al PSOE, que no es exagerado decir, a modo de lema, que PRISA y PSOE la misma cosa es.
Creo, pues, que si Podemos hace bien todo lo que aquí te he comentado y sobre todo, si logra desenmascarar el recambio de Ciudadanos y contrarrestar de alguna forma, la poderosa maquinaria propagandística del PSOE puede llegar al empate técnico con Ciudadanos e, incluso, sobrepasarlo, pero que también se puede quedar en un 22% o porcentaje similar, si no consigue vencer estas enormes dificultades que se está encontrando Podemos por el camino.  Por eso le he asignado una horquilla tan amplia en mis pronósticos.
Porcentaje de personas que quieren el cambio real que representa Podemos hay más que de sobra para ser el partido mayoritario, pero que todas esas personas acaben votándolo, es bastante más difícil, por las dificultades tan grandes que tiene que vencer por el camino. Pero poderse se puede, Nicolás, claro que se puede

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