lunes, 18 de julio de 2016

En la campaña electoral el PSOE era UN ADVERSARIO de Podemos; por supuesto que sí



Al grano y por directo. A la carga de nuevo, Nicolás:


Comprender y rectificar los errores de la campaña electoral cándida que, a mi juicio, ha llevado Podemos en relación al PSOE no es la tarea principal,  pero sí la más urgente de entender, porque de no entender a fondo lo sucedido, no se pueden corregir los errores cometidos y sin rectificarlos, el espíritu político de Podemos se irá desdibujando y perdiendo cada vez más. Si no se reacciona, se corre el riesgo de que aquello que tanto nos ilusionó y nos enganchó -QUE OTRA POLÍTICA DISTINTA ES POSIBLE- se vaya diluyendo y quedando en papel mojado
Sabes, Nicolás, que soy contrario a personalizar los hechos y a buscar nombres a los que cargarle las culpas cuando las cosas se hacen mal. La campaña la asumió Podemos como tal, lo que quiere decir, que el partido se corresponsabilizó con ella. Y del mismo modo, que la campaña del 20D, que salió muy bien, fue mérito y corresponsabilidad de todos, la del 26J, también hemos de asumirla entre todos.
Seguro que el sondeo o encuesta de Carolina y la consulta a los Círculos de Echenique, nos aportarán datos valiosos que serán de utilidad para Podemos, pero las mismas no estaban centradas en desentrañar los errores de bisoñez e ingenuidad cometidos con el PSOE. De todos modos, no se necesita ninguna consulta sobre este hecho, porque hay razones, evidencias y datos que lo ilustran por sí mismos.

Para empezar, hay que entender que una campaña electoral, al menos en España, es una batalla que se libra a cara de perro, es una lucha política dura y sin cuartel. Es totalmente lo opuesto a un  venid y vamos todos con flores a María, a un “te equivocas al criticarnos, porque nosotros no somos vuestros adversarios, sino vuestros aliados” que era la ingenua respuesta, que daban siempre los dirigentes de Podemos a los del PSOE, sobre todo en los platós, a la vez que  callaban y se tragaban las mentiras como puños de grandes, que vertían los sociolistos contra Podemos, considerándolos culpables de que hubiera que repetir las elecciones, cuando los únicos culpables fueron los socialistas y sólo los socialistas por haber rechazado radicalmente un gobierno a la valenciana, para el que sí daban las cifras sobradamente.

Con esas calladas por respuesta constantemente, nada tiene de sorprendente que los votantes menos avezados acabaran pensando que Podemos era el culpable de todo. Además todos sabemos, que hay mucho de cierto en aquello de que una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en una verdad.

Craso error fue no considerar al PSOE en la campaña como ADVERSARIO de Unidos Podemos, porque lo era con todas las de la ley. El PP era el ADVERSARIO  al que había que intentar ganar, y aunque no pareciera muy verosímil el triunfo, el planteamiento era correcto; pero para ganar al PP o al menos intentarlo, había que conservar los votos que se tenían y, además,  sumar los que faltaban, pescando en todos los caladeros, el principal de los cuales, a mucha diferencia, era el de aquellos votantes que nadaban entre dos aguas, entre seguir votando al PSOE o votar a Podemos y esos votos no se podían ganar jamás creando una imagen de que el PSOE era poco menos que un amigo, sino dejando clarísimo que era también un ADVESARIO, ya que si no se arrebataban los cientos de miles de votos que dudaban entre unos y otros, no se podría alcanzar el objetivo de intentar ganar al PP.

No es de extrañar de que con ese mensaje tan angelical los votantes que dudaban entre las dos opciones se dijeran: “Va, ¿Y para que vamos a votar a Podemos si ellos mismos dicen que el PSOE no es su adversario y, además, parece que es Podemos el que tuvo la culpa de que hubiera que repetir las elecciones, porque los socialistas los culpan de ello sin cesar y los de Podemos ni siquiera se defienden y ya se sabe: el que  calla otorga.”

Tan pronto el PSOE se dio cuenta de los ingenuos planteamientos de Podemos  con ellos y sabedor de que la campaña del 26J no iba a girar en torno a programas, sino al comportamiento de unos y otros desde el 20D hasta el 26J y, muy especialmente, en  quien había sido el culpable de que hubiera que repetir las elecciones, pues apretó a fondo el acelerador de la mentira, a la que tan acostumbrados están, para tratar de exonerarse o al menos paliar su propia culpa y endosársela a Podemos, ya que la candidez de Podemos con ellos, se lo ponía a huevo.

 En definitiva, una cosa era el no insultar y no utilizar adjetivos innecesarios con los socialistas para no complicar innecesariamente la alianza después, y  otra absolutamente distinta, hacer una política seguidista que le ha permitido al PSOE actuar a sus anchas y revertir la situación. No se puede olvidar que en seis encuestas seguidas de distintas empresas demoscópicas, se culpaba al PSOE de forma abrumadora, de ser el principal culpable de que hubiera que repetir las elecciones. Estos fueron los porcentajes de culpabilidad: PSOE, entre el 40 y el 50%. PP, entre el 18 y el 24%, Podemos, entre el 8 y el 12%... Si Podemos en vez de callar y callar y callar cuando los socialistas le cargaban el muerto de la culpabilidad, hubiera desenmascarado una y otra vez a los sociolistos,  (estábamos en campaña) el PSOE hubiera quedado con las vergüenzas al aire y el tortazo que se habría pegado habría sido de proporciones descomunales.

¿O es que era tan difícil demostrar que tanto Cs como el PSOE vetaron a Podemos? Cs lo decía expresamente y el PSOE lo puso por escrito en su comité Federal de 28 de diciembre de 2015. ¿O es que no era la evidencia misma que los números daban de sobra para un gobierno a la valenciana?; sin embargo, los socialistas lo negaban y Podemos, incomprensiblemente, no puso nunca esos números encima de la mesa ante la opinión pública para desenmascarar las ruborizantes trolas de los socialistas con las que pretendían que no les pasara factura su negativa de un gobierno de cambio a la valenciana.

¿Tan difícil era para Podemos descender de la idea genérica de pacto a la valenciana y demostrar con datos apabullantes, que las cifras daban sobradamente? ¿Acaso podría haber engañado a nadie el PSOE si se  hubiera puesto delante de los ojos de la opinión pública que 11.642.375 votantes y 11.943.960 si se suman también los del PNV era el mayor número de votantes de apoyo directo a un gobierno que jamás haya tenido Ejecutivo alguno en toda la etapa de la democracia? ¿Y acaso no era creíble, que con un gobierno así, la abstención al menos de las minorías catalanas estaba más que garantizada?

Y si esto se hubiera explicado bien, ¿no habría sonado después a pura música celestial la sandez de la pinza Podemos-PP? ¿Quién se iba a creer semejante gilipollez, después de que para todo el mundo hubiera quedado claro, que ha habido que ir a nuevas elecciones porque al PSOE no le ha salido de sus santas narices formar un gobierno de cambio a la valenciana?

Y lo peor de todo, y en este caso no me queda más remedio que personalizar, es que saliera Pablo Iglesias loando la socialdemocracia y ponderando la figura de Zapatero, porque eso afectó a mucha gente votante de Podemos que, desencantada, se abstuvo. Gente toda ella, que participó en el 15M o que se identificó con el movimiento y lo siguió con mucha simpatía; gente que entonces tenía acumulado el mayor grado de indignación contra Zapatero y que repetía sin cesar: PSOE y PP la misma mierda es.

Gente que estuvo y está contra el bipartidismo que hemos padecido; o sea contra los socialdemócratas y conservadores que nos han venido gobernando, gente que creyó en la política trasversal de los de abajo contra las minorías de arriba, gente que pensó que a partir del surgimiento de Podemos, otra política distinta era posible, pero que tras las manifestaciones de Pablo se ha quedado desencantada y a la espera de que se reconozca que fue un error que se va a corregir radicalmente. Y ya que hablamos de Pablo, es necesario que se muestre siempre tal y como es, que sea él mismo

En definitiva, los votos que más duele perder son aquellos que no se consiguieron entre los que dudaban votar PSOE  o votar a Unidos Podemos, debido a que tras los errores de Podemos optaron por el PSOE. Y aún duelen más aquellos que se quedaron en casa desilusionados, porque este Podemos tan desdibujado y tan acrítico con el PSOE, empezaba a parecerse muy poco al Podemos que los había cautivado y trasmitido la ilusión de que otra política distinta era posible.

El resto de los votos perdidos son achacables a la alianza con IU, que fue demasiado precipitada y con unas relaciones, que no eran las mejores en muchos casos, debido a la competencia que existía entre ambas fuerzas. Pero lo cierto es, que lo decidimos entre todos y todos hemos de corresponsabilizarnos. Para lo sucesivo mi opinión es la siguiente:

Que una vez que se ha dado el paso más difícil, que era el de hacer entre ambos fuerzas una alianza, que se siga por este camino, que se fomente al máximo la fraternidad y, más si cabe, con valientes como Anguita, Garzón  y otros, que han encabezado este paso  en  IU y han actuado con una honestidad y una fidelidad a la alianza pactada digna de todo elogio. A su vez, creo que Podemos no se debe inmiscuir bajo ninguna circunstancia en cualquier posible discrepancia que pudiera surgir en el seno de IU, porque ese es un asunto interno de esa organización, lo mismo que los de Podemos son de Podemos y de nadie más. En definitiva, mucha paciencia, mucha fraternidad y dos cosas más:
La primera bajar la alianza a los niveles de la base y trabajar juntos en todos los sitios donde sea posible y la segunda, que esta alianza no le haga perder nunca de vista a Podemos su mensaje básico de los de abajo contra las minorías de arriba.
Bueno, Nicolás, en la siguiente te hablaré, al fin, de otras tareas inmediatas que debería asumir Podemos ahora que se están acabando las contiendas electorales y da tiempo suficiente para reconstruir el discurso que todos o la inmensa mayoría queremos.

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