viernes, 8 de diciembre de 2023

Podemos: vive deprisa, muere joven y deja un ¿bonito? cadáver

La secretaria general y diputada de Podemos Ione Belarra con los diputados de su grupo. Borja Sanchez-Trillo / EFE

7 de diciembre de 2023 22:29h Actualizado el 08/12/2023 08:26h 

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No se ha visto nunca un ascenso político tan fulgurante y una caída tan vertiginosa en tan poco tiempo. El partido impulsado en 2014 por Pablo Iglesias ha completado en menos de una década el ciclo de vida que a otros partidos lleva un siglo

 Isaac Rosa

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Tú no te puedes acordar porque eres joven, pero hubo un tiempo en que Podemos era el mayor fenómeno político visto en España desde la Transición: en cuestión de meses multiplicó exponencialmente sus votos y entró en la mayoría de ayuntamientos, comunidades y en el Congreso por la puerta grande; logró el apoyo de medio millón de “inscritos” que además financiaban masivamente el partido en cada campaña; se implantó en toda España, hasta el último pueblo, con sedes propias, los llamados “Círculos” que bullían de actividad; celebró grandes asambleas desbordando Vistalegre; reunió a decenas de miles de personas en una gigantesca manifestación en Madrid; disparaba las audiencias televisivas y ganaba debates electorales; reventó los aforos de todos sus mítines durante varias campañas electorales; participó en confluencias municipales que conquistaron las alcaldías de grandes ciudades y entró en coaliciones de gobierno autonómicas; estuvo a punto de sorpassar al PSOE en unas generales; presentó una moción de censura al gobierno del PP; y hasta llegó a gobernar España en coalición, con ministerios y una vicepresidencia. Además, incorporó a gente de enorme talento: activistas sociales y políticos, gente de la cultura y la universidad, jóvenes forjados en el 15M, periodistas, un capital humano como pocas veces se ha visto en una misma formación.

No te acordarás de todo eso porque hace muuucho tiempo ya de aquello. No sé, por lo menos… siete u ocho años, nueve como mucho.

Sobre la deriva última de Podemos, su camino hacia la irrelevancia política y su riesgo de desaparición, otro día discutimos si entre todos lo mataron (pocos partidos han soportado tanto acoso y derribo político, mediático, policial y judicial) o él solito se murió (las malas decisiones, el personalismo del líder y el creciente enroque interno vienen casi de fábrica), pero hay algo indudable: no se ha visto nunca un ascenso tan fulgurante y una caída tan vertiginosa en tan poco tiempo. El partido impulsado en 2014 por Pablo Iglesias ha completado en menos de una década el ciclo de vida que a otros partidos lleva un siglo: nacer, crecer, implantarse territorialmente, entrar en las instituciones, ser oposición, gobernar, sufrir escisiones internas, perder el poder, pasar una travesía en el desierto, ser superado por competidores del mismo espacio, encogerse, volverse irrelevante, ser testimonial y tal vez pronto desaparecer. Todo eso en nueve años.

Ya sé que los tiempos de la política se han acelerado locamente, y que la picadora de carne va triturando a políticos cada vez más jóvenes y breves, pero lo de Podemos es meteórico en el sentido más literal del término: un cuerpo celeste que cruza fulgurante el cielo y acaba desintegrado o estrellado. Como se dice de los jóvenes rockeros y actores que mueren trágicamente en la veintena, “vive deprisa, muere joven y deja un bonito cadáver”.

En el caso de Podemos, ni siquiera es seguro que vaya a dejar un bonito cadáver, pues su final está siendo especialmente triste. Tras menguar a toda velocidad, cerrando sedes y echando gente tanto en ERE como en purgas internas; tras quedarse fuera de ayuntamientos y parlamentos autonómicos, integrarse en Sumar de malas maneras y ser tratado sin piedad por sus ex compañeros de viaje, ha acabado en el grupo mixto como si fuera un partido provincial. Y espera, que todavía puede ser peor: que termine por morir justo donde todo empezó: en las elecciones europeas.

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7 comentarios:

  1. Este análisis un bastante erróneo y simplista en su enfoque.... Ya veremos!!!

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  2. bueno, eso de ya veremos es lícito pensarlo, para mí Podemos ya no es un partido, sino los ayundantes de financiar una empresa privada SL de telecomunicación, cuyo administrador único es Pablo Iglesias, cuya financiación se la estáis haciendo desde la marca Podemos en forma micromecenazgos para arrancar y en tanto va consiguiendo ingresos, como cualquier empresa a traves de los anuncios

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  3. No te falta razón amigo Jerónimo. No sé si recordarás que una mañana viendo en la TV un magazine o un espacio informativo, no estoy seguro, en el bar de cierto pueblo te dije:
    "estamos viendo al que dentro de poco será nuestro próximo Presidente del Gobierno", aunque no era ni soy simpatizante del mismo.
    Y no me equivoqué mucho, alcanzó la vicepresidencia y gobernó durante una legislatura -aunque él no la terminara- con su partido UNIDAS PODEMOS en coalición con PSOE. Que lejos queda ya aquello y que abajo han caído, tan abajo que casi son un partido extraparlamentario -5 diputados dan para poco-, y se han refugiado en el grupo mixto, lo que no deja de producir cierta tristeza. La persona que nombró a dedo Iglesias para sustituirlo, ha sido muy dura con PODEMOS desde una posición privilegiada (ahora es ella la vicepresidenta), y a buen seguro que se arrepiente de haberla nombrado.
    A mi, personalmente, me ha defraudado bastante la izquierda a la izquierda del PSOE, léase PODEMOS o SUMAR, y esas caras nuevas de las que presumía está última coalición resulta que no han sido tan nuevas, léase Bustinduy y alguna nueva ministra como ejemplos más conocidos. En fin, más de lo mismo y nada nuevo bajo el sol de esta piel de toro llamada España. Cosas verdes. Un saludo y mis mejores deseos.

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    1. Al no identificarte, no puedo saber quien eres, ni tampoco lo deduzco de la conversación que citas. Han sido tantas las conversaciones y en tantos sitios distintos que soy capaz de ponerte cara a partir de lo que me dices. El artículo que estoy haciendo ahora es el último que haré antes de salirme de las redes. Pero si hubiera decidido seguir no admitiría el comentario de nadie que no se identificara. Si tú, quien quiera que seas, quieres ponerle cara puedes ponerme un whatsapp al móvil 636 162423

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    2. Me identifico Jerónimo, y ya perdonarás pero no me he dado cuenta de que no me había identificado, soy José Miguel Gracia.
      No es mi estilo escribir anónimos.
      Fuerte abrazo.

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  4. Te conozco lo suficiente, Jose Miguel, como para estar seguro que ese no es tu estilo; por lo tanto, no hay nada que perdonar. En líneas generales coincido contigo en lo relativo a Podemos. En cuanto a Sumar, mi apoyo está condicionado a un aspecto determinante que hasta ahora se promete; pero no se está llevando a la práctica. Me tomo un margen de tiempo para ver si, al fin, se aborda. De ello dependerá que siga inscrito o que me de baja como tal, eso lo dejaré bien claro en el último artículo ue me queda por publicar en las RRSS.
    Estos días he recibo un puñado de comentarios que no daban opinión alguna; sino que se limitaban a insultarme sin más y no he subido ninguno. Estaba esperando que me llegara algun comentario decente y serio, como el que ha resultado ser el tuyo, para colgarlo y de paso, que fuera un aviso para los navegantes que se esconden detrás del anonimato para insultar.
    Insultos que me han llovido por el "delito" de limitarme a colgar dos artículos de opinión de dos periodistas de eldiario.es Un abrazo grande, José Miguel, y agracerte que hayamos podido hablar muchas veces entre nosotros de de política desde la sensatez y sin preguntarnos ni preocuparnos por cual es la ideología de cada uno, algo que por desgracia no abunda. Y así nos va

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    1. Soy yo quien tiene que darte las gracias por calificar mi comentario de "decente y serio", adjetivos que son inherentes a mi personalidad, y gracias también por destacar que las posturas o posiciones divergentes o incluso antagónicas en diferentes cuestiones, no tienen por qué ser sinónimas de "enfrentadas" o de "estás conmigo o contra mi". Hay que dejar a un lado la continua beligerancia gratuita que no lleva a ningún lado, bueno si, a un catastrofismo exacerbado y a posiciones de enfrentamiento y encono que no hacen sino polarizar aún más los extremos. La juventud quedó atrás. Nos entendemos. Saludos cordiales y mucha salud.

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