martes, 17 de septiembre de 2013

No nos representan.


 
Nicolás, acepto el reto que me propones en tu mail, de reflexionar juntos sobre las causas de fondo que pueden estar incidiendo en el masivo desafecto y rechazo ciudadano a los políticos y a los partidos que  representan y, asimismo, de  intentar esbozar, qué  soluciones políticas alternativas de representación, participación, organización y/o coordinación   serían posibles.
Dos aclaraciones antes de arrancar: La primera, que me joroba mucho que no aceptes para la ocasión la publicación de tus respuestas en el blog y te sigas refugiando en los mails  y la segunda, que el tema que abordamos precisará de varias cartas para analizarlo. Si te parece, iremos exponiéndolas  poco a poco, a fin de que nos quede tiempo para seguir tocando también asuntos  de la Comarca y para el resto de nuestras  ocupaciones,  que los días solo tienen veinticuatro horas. Para que los lectores del blog puedan detectar a primer golpe de vista las cartas referidas a este tema, les voy a poner a todas ellas el antetítulo: No nos representan
En fin, Nicolás, vamos al asunto, pero no creas que va a ser fácil hincarle el diente, ni menos aún suscitar consensos en una problemática como esta, tan detestada, pero a su vez, tan  preñada de incertidumbres y tan carente de referencias en cuanto a proponer soluciones.

En España, no creo que se pueda entrar en análisis serios de este tipo, sin tomar como referencia el 15-M. Este movimiento, si bien no dio de sí para articular y dar forma a  programas  alternativos, ni siquiera de mínimos, ni  tampoco dejó creadas unas formas políticas estables de participación  organización y/o coordinación diferentes a las actuales, sí sirvió, en cambio, para poner en evidencia quiénes son los responsables de la crisis, de las medidas antisociales y de las corruptelas políticas y de paso, algo mucho más profundo:  que los actuales partidos y especialmente el bipartidismo, no se perciben como solución, sino como una parte sustancial del problema.
Este desenmascaramiento público y masivo del malhacer de los partidos desde su propia organizaciones y desde las instituciones que gobiernan, suponen un salto cualitativo, ya que ha sido la propia ciudadanía y no las disquisiciones teóricas, la que ha puesto en evidencia que nuestros políticos gobiernan al servicio de los poderosos, se privilegian así mismos, manejan  las malas artes de la opacidad y las corruptelas sin sonrojarse, están muy alejados de la sociedad y de sus problemas y, en definitiva, no nos representan, como dice el tan coreado y famoso slogan.
El 15-M ha puesto de actualidad los principios de la dialéctica de Heráclito y Hegel. El actual sistema de partidos en España es rechazado por un sector de la sociedad cada vez más amplio que no se siente representada por ellos  ni por las instituciones que gobiernan, sino perjudicada (tesis) y  exige otra manera de hacer la política mucho más limpia, clara, democrática y justa   (antítesis)  y con formas de participación, organización y coordinación antiburocráticas y cercanas (síntesis), si bien es cierto, que esta síntesis o  nuevas maneras de hacer política no pudo o no consideró oportuno  crearlas el 15-M y  sólo las ha dejado expuestas a modo de declaración de intenciones, pero sin dejar despejado el camino  de cómo y desde dónde se pueden propiciar  y crear esas formas nuevas.
En esta mi primera carta, Nicolás, que solo pretende ser una introducción a lo que analizaremos en las siguientes, quiero que dejemos ya una incógnita despejada y,  a poder ser, aparcada. Me refiero a que el vivero de plataformas ciudadanas que han surgido por todo el país, no pueden ser de ningún modo, el embrión político  alternativo del que hablamos, porque han nacido todas ellas con otros fines y basan toda su razón de ser en dos premisas esenciales, que de no respetarlas  a raja tabla, daría al traste con las plataformas enseguida y eso hay que evitarlo a toda costa, porque estos movimientos  son, en estos momentos,  la herramienta más útil que tiene la ciudadanía para defenderse y para conseguir sus reivindicaciones más apremiantes.
Una de esas premisas es,  que se han creado para el fin de luchar unidos  por problemas específicos y concretos que tienen en común colectivos determinados de ciudadanos y que precisan de la unidad de todos los afectados, al margen de ideologías, para hacer más fuerza y tener más posibilidades de éxito. Y la otra premisa básica consiste, en alejar las plataformas de las desacreditadas contiendas partidistas, a fin de que no se rompa la unidad por esta causa y sobre todo, para conseguir la credibilidad necesaria de la ciudadanía que a priori recela del apartidismo de las plataformas y que hay que probar con el ejemplo continuo,  que  están al margen y por encima de los partidismos
Esta es una experiencia, Nicolás, que los que participamos en alguna plataforma tenemos meridianamente clara,  y que nos hace andar con pies de plomo para que las cosas sean lo que son y, además, como la mujer del Cesar,  lo parezcan. Es por esto de parecerlo,  además de serlo, por lo  que La Otra Guadalajara tomó el acuerdo desde el principio de que los responsables de los partidos de la comarca no podían ser portavoces de la Plataforma, aunque sí participar en todo lo demás, lo cual, ha ayudado muchísimo a que la gente acabara creyendo en el carácter apartidista de este movimiento. Sin esa credibilidad ganada a pulso,  jamás hubiera podido hacer La Otra Guadalajara las movilizaciones que ha hecho en una zona tan despoblada y con tan poca tradición de lucha.
Por otra parte, a fin de dejar bien claros todos los lados del asunto,  hay que decir que no es cierta la creencia de que las plataformas ciudadanas se parecen al movimiento 15-M y que han surgido a su amparo. La única semejanza que tienen es la de promover  la participación directa de la ciudadanía y ninguna más. A tal punto las plataformas surgen, se justifican y actúan al margen del 15-M, que algunas como Teruel Existe, Soria Ya, La Otra Guadalajara o la plataforma de los Afectados por la Hipoteca, por ejemplo,  estaban creadas y en plena actividad, mucho   antes de mayo de 2011, que fue cuando nació el 15-M.
¿Te queda claro, Nicolás, lo de dejar aparte el tema de  las plataformas? Pues si lo compartes comprométete conmigo a  no volver  a mencionarlas cuando aludamos al asunto de los políticos y los partidos, que ya hemos hablado otras veces de ello y podemos acabar aburriendo a los lectores del blog.
En la siguiente carta que volvamos  al asunto,  empezaré por el principio, por darte mi opinión de cómo son y sobre qué bases funcionan los partidos políticos en España

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