martes, 9 de marzo de 2021

En Sema Santa saldremos de ésta con una condición: Que mañana, miércoles, en la reunión de cogobernanza entre las CCAA y la ministra de Sanidad este cada cual a la altura de su deber

 

Hoy, martes, Nicolás, un día antes de que se reúna el organismo de cogobernanza (CCAA y Ministra de Sanidad) para tratar la política sanitaria  a llevar a cabo durante Semana Santa, todos estamos preparados para saber cuáles serán los resultados, apenas nos echemos los acuerdos a los ojos. No en vano, tenemos ya un año de experiencia sobre esta maldita pandemia planetaria.

Esos acuerdos pueden ser malos, insuficientes, buenos o muy buenos. La reunión de este miércoles es trascendental y tanto pueden servir para darle la puntilla a esta dramática pandemia, como para dar un paso atrás de consecuencias colosales. No olvidemos que los dos objetivos que están encima de la mesa son: Evitar una cuarta ola de muertes y conseguir un buen verano turístico. Ambas cuestiones van indisolublemente unidas, si  bien la segunda dependería del éxito o el fracaso de la primera.

Sería Malo

Sería malo, Nicolás,  si se acuerda seguir en la línea de restricciones actual (sea más flexible o menos) y  no apelamos a un sacrificio en Semana Santa. En tal caso, el fracaso será inevitable. Si se mantiene la teoría de vacunar hasta el 70% durante el verano se fracasará igualmente. Durante el verano, NOOOOOOO. EN EL MES DE JUNIO. que es completamente distinto, ya que el turista hace sus cálculos y decide donde pasar sus vacaciones veraniegas con cierta antelación y como es obvio, el turismo extranjero que es el más relevante, elegirá  el país que esté más limpio de virus dentro de sus preferencia  turísticas. Igualmente sería un fracaso, si mañana saliera un acuerdo tan laso y genérico, como es el de limitarse a hacer una perimetración por CCAA, sin más.

Y de nada serviría tampoco cualquier cierre que no fuera de obligado cumplimiento, con suficientes controles y con un modelo  de certificación claro y sencillo con el que acreditar el cruce de unas perimetraciones a otras; de tal modo, que el que no lo lleve consigo no se le permita pasar.

Por otra parte, basar el cumplimiento de no salirse de las perimetraciones a través de consejos y llamamientos desde el gobierno apelando a la responsabilidad ciudadana como se hizo en navidad, también sería inútil. Y no porque la gente sea mala en general, NO; sino porque para que esos llamamientos calen y se respeten, quien los haga tiene que tener la credibilidad,  la fuerza moral y la autoridad que emana de haber predicado con el ejemplo, cosa esta que, desgraciadamente, en este país no se ha dado en ningún momento.

No es predicar con el ejemplo que las élites de TODAS LAS FUERZAS POLÍTICAS hayan estado enfrentadas entre sí desde el principio de la pandemia en vez estar unidos desde arriba como una piña, que era lo obligado en tan dramáticas y excepcionales circunstancias. Tampoco es un bue ejemplo, la falta total de prevención para adelantarse  a los acontecimientos todo cuanto fuera posible para salvar el máximo de vidas; no lo es, asimismo, poner a la par, cuando no por delante, la economía de la salud y atreverse a airear que debemos aprender a convivir con ambas cosas: economía y virus. 

Y lo que ya no tiene nombre, es seguir enrocados en la tozudez, después de que se haya demostrado en países asiáticos de distintos regímenes, de Oceanía y del norte  de Europa que decidieron desde el primer momento ir a por el virus para salvar el máximo de vidas posible y después y sólo después, ya libres de virus, relanzar la economía, que fue lo correcto sin discusión posible. "Obras son amores y no buenas razones" y ambos logros los han conseguido, mientras que aquí no se ha conseguido ni lo uno ni lo otro. 

E igualmente es intolerable e imperdonable, no haber concentrado unitariamente el cien por cien de los esfuerzos y recursos materiales, humanos y presupuestarios en la Pandemia; en todo lo que tenga que ver con la misma, en vez andar distrayendo y llamando la atención en otras cosas que, por importantes que fueran, debían posponerse hasta atajar la pandemia. En fin, para qué seguir... Es la evidencia misma, que después de tan malos quehaceres y ausencia total de buenos ejemplos, de todas y cada una de las élites cesaristas (de TODAS) la persuasión y las llamadas a la prudencia no sirven de nada, porque carecen de la autoridad y credibilidad necesaria; de ahí no quede otra, que aplicar mediadas de obligado cumplimiento.

Sería Insuficiente. 

Tampoco sería suficiente, perimetrar por CCAA, sino se clarificasen muy bien las obligaciones y certificaciones de quiénes pueden pasar de una Comunidad Autónoma  a otra como ya expuse más arriba. Y es que, amigo Nicolás, esas perimetraciones son tan genéricas como insuficientes, por razones evidentes

Sería bueno 

Sería bueno y necesario a efectos de perimetración, reconocer que dentro de cada CCAA hay mucha desigualdad entre unas ciudades y pueblos y otros en cuanto a contagios. De ahí que deben existir perimetraciones en el seno de cada una de ellas, que eviten la movilidad de lugares contagiados a otros que no lo están y viceversa. Sólo así se conseguiría que la perimetración se ajuste a la realidad y se obtengan los resultados deseados.

Aparte de lo anterior, las perimetraciones internas dentro de cada Comunidad Autónoma se necesita hacerlas con mucha cabeza y madurez; es decir, conociendo cómo ha ido configurándose la geografía real en la práctica, en vez de seguir anclados en la forma anacrónica y provinciana que nos enseñaron en la escuela. 

Hay, no menos de veinte provincias, cuya  gran mayoría de población se concentra en las capitales y un área periférica alrededor de la mismas de unos cuarenta o cincuenta km de radio, mientras que el resto de la superficie (el 70%  del total) de cada una de estas provincias corresponde a lo que denominamos la España Rural Despoblada del Interior, con muy poco paisanaje viviendo todo el año y, además, la mayoría envejecida, pero con muchas segundas viviendas que se habitan principalmente en las vacaciones del verano y también, aunque no tanto, en la Semana Santa.

Ayudaría mucho, pues, a evitar la cuarta ola en el medio rural de la España interior y por ende, a garantizar unas buenas vacaciones veraniegas en este vasto territorio rural, si no tuviéramos  visitantes de las áreas más pobladas  y/o  con contagios esta Semana Santa. No se olvide que hay muchos pequeños negocios con el agua al cuello de turismo o relacionados con el mismo y que más de la mitad de la caja la hacen al verano. Es por esto, que si salvamos el verano, podemos darle un cierto empujón a todos estos pequeños negocios relacionados  con el turismo , en vez de que sucumban.

Dicho con otras palabras: Sería una prueba de inteligencia y de madurez, dividir las provincias que tengan un área poblada y otra despoblada, en dos partes separadas a efectos de movilidad y perimetración. Y no como ocurrió con la desescalada anterior (mejor llamarla desbandada), cuya doble y antagónica realidad no se tuvo en cuenta, con lo cual se llevó el virus a miles de pequeños municipios que antes no lo tenían. 

La gran  adolescencia política que demuestran las élites de todas las fuerzas políticas con su desatinado quehacer, la hemos pagado muy cara en vidas humanas y ruina en nuestros pequeños pueblos y no podemos consentir que la historia se vuelva a repetir de nuevo por un infantilismo político así, ya que los y las dirigentes políticas, tienen el deber ineludible de conocer  sobre el terreno, como están las cosas en el ámbito que gobiernan y actuar en con secuencia. Estoy hablando de todas las élites políticas sin excepción y sin matices, porque respecto al medio rural de la España Despoblada del Interior, ni siquiera cabe la distinción  entre malas y peores, ya que todas ellas son igual de pésimas, igual de peores.

Y lo mejor sería

Lo mejor sería, con mucha diferencia, darnos cuenta que estamos tocando con la yema de los dedos el evitar la cuarta ola y con ello miles de muertes y, además, tener un gran verano turístico. Y esto con diez días de confinamiento en  toda España  durante toda la Semana Santa, de las características del mes marzo del año pasado, estaría absolutamente garantizado

¿Tan ciegos y ciegas vamos a estar? ¿Tan melifluos y melifluas vamos a ser? ¿Tan poco sentido cívico, colectivo  y de la solidaridad vamos a tener, como para no hacer este último y tenue sacrificio? Espero que nadie se moleste por estas preguntas; pero es que desperdiciar la ocasión de quitarnos del medio esta pesadilla pandémica por no aceptar diez días de confinamiento total, es tirarnos piedras en nuestro propio tejado. Pero no, unas piedras cualesquiera, sino unas piedras que matan mucha gente y de paso arruinan  muchas economías y empobrecen más aún a mucha gente

He venido exponiéndote la situación, Nicolás, en relación a la Semana Santa, empezando por las medidas más lasas y terminando por la más consecuente: Confinamiento total en toda España desde el viernes anterior a Semana Santa hasta el lunes posterior a la misma.

Si de mí dependiera, Nico, me quedaría sin ningún género de duda con esta última, la del confinamiento total y corto, porque desde que tengo uso de razón no he conocido otra ocasión, donde haya una diferencia tan abismal entre tantísimo como ganaríamos en todos los sentidos a cambio de un sacrificio tan pequeño.

 

 

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