lunes, 30 de julio de 2018

FRAGUAS: Ayer la dictadura expulsó a sus habitantes. Hoy la democracia condena a sus nuevos pobladores




Hola, Nicolás. No va con mi conciencia ni con mi sentido  de la dignidad, permanecer con la boca cerrada ante las inhumanas e ilegales injusticias, que se vienen cometiendo con el pueblo de Fraguas de la Sierra Norte de Guadalajara. Contra sus anteriores y actuales habitantes. Seguir leyendo


Todo arranca bajo la dictadura franquista con la salvaje expropiación de todos los bienes y  la expulsión de los vecinos de la población de Fraguas y de otros pueblos del entorno, como Jocar, Las Cabezadas, Robredarcas, Umbralejo, Santolis…,  y el derribo de sus casas.

 Atropello inhumano, que continúa invariable con la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, saltando por encima de la legalidad, cuyos bienes de interés público (calles, plazas, fuentes, cementerio etc) se consideran inexpropiables, inembargables e imprescriptibles, no ya desde la democracia, sino desde 1955 como consta en los artículos 55 y 94 del Reglamento que desarrolla la Ley de Régimen Local franquista de 1950). (En el artículo 55 hay dos palabras mal trascritas “al tendencia” que  sólo tienen sentido en el contexto de todo el renglón leídas como “la tenencia”)

En cuanto a la expropiación de fincas, incluida la expropiación y los derribos a bombazos de las viviendas del pueblo, solo pueden hacerse en casos extremos de interés público de causa mayor, que no quepa otra solución, algo que no hace al caso, porque todo acontece para causar otro gran mal, como es el arrasamiento total de sus grandes robledales y de todas las especies florísticas autóctonas, sustituyendo su flora natural por una plantación artificial de pinos pinaster resineros, que sería más objetivo denominarlo polvorines, que abarcan también a los cascos urbanos al convertirlos en suelo rústico

Necesitaré, Nicolás, algunas cartas más para denunciar cronológicamente todo este inhumano e ilegal proceso y explicarte las soluciones de lícita reversibilidad que urge tomar, tanto con los actuales habitantes de Fraguas cómo en todos los pueblos asolados ilegalmente En esta, te cuento algunos episodios ilustrativos, para  que vayas entrando en situación.

En Santolis y Umbralejo sucedieron dos hechos opuestos que demuestran  que la dictadura no actuó basada  en su sus propias leyes dictatoriales, sino mediante la ley de la selva basados en engaños, amenazas y coacciones, cuando no daban ya más de sí sus tiránicas leyes dictatoriales. 

Tan fue así, que en Santolis se expropió y  desalojó a todos los vecinos, menos a un tal Demetrio que vivía en Madrid y que, bien porque fuera sabedor de sus derechos, bien porque tuviera algún agarradero, el hecho cierto es, que se negó a firmar y a dar su consentimiento y nadie se atrevió a desalojar su casa ni a tirarla. Motivo por el cual no les quedó más remedio que  seguir reconociendo Santolis como pedanía del ayuntamiento del pueblo de Arroyo de Fraguas con un solo vecino, al quedar una casa sin desalojar. 

Por el contrario, en Umbralejo, un pastor se resistió  a marcharse y la Guardia Civil de entonces, le obligó a largarse de malas maneras y sin contemplaciones.

Como el único objetivo era expropiar y desalojar a la población fuera como fuera, en Las Cabezadas ni siquiera hablaron con los vecinos, lo amañaron con el alcalde y punto. La consecuencia fue, que después el alcalde no pudo soportar el malestar de los vecinos y su mala conciencia por actuar a sus espaldas y se ahorcó

En Fraguas, el pueblo en cuestión, el franquismo aplicó la maniobra del cercamiento, es decir, los terrenos yelmos no laborables de titularidad del común de los vecinos, se expropiaron con antelación, alegando la urgencia de poner los pinos y, una vez plantados, se vedó el terreno y la gente se quedó sin su principal recurso, la ganadería, tras lo cual, fue más fácil apropiase de todo lo demás y proceder al desalojo en 1969.

En muchos casos bastó la coacción y el miedo para desalojar, y donde fue necesario recabar la firma, se siguió a rajatabla la consigna de que no se le dejara copia a ningún propietario para que no quedara testimonio escrito que les pudiera comprometer. Tan al pie de la letra se aplicó la orden, que no es posible encontrar documento escrito de ningún vecino expropiado.

Y para que no constara en ninguna parte la felonía de la expropiación del propio pueblo, se omitió la existencia de dichos pueblos. En el propio decreto de expropiación de Fraguas de  1969,  ignora que  Fraguas fuera un pueblo (una pedanía del ayuntamiento de Monasterio) y denomina  el conjunto de lo expropiado como terreno rústico del término de Monasterio conocido genéricamente como Fraguas.

Dos datos más que causan estupor e incredulidad, Nicolás:

1) Si las lo pueblos de esas pedanías había que expropiarlos desalojarlos y convertir sus viviendas en ruinas. ¿Por qué inconfesable razón no se hizo lo mismo con los ayuntamientos cabecera de esas pedanías  que están enclavados, igualmente, dentro de las mismas repoblaciones de pinos resineros? 

2) El colmo de la indignidad que más hiere la sensibilidad y desgarra el  corazón de varios antiguos vecinos de Fraguas que todavía viven, es que hasta la propia Iglesia y el Cementerio donde yacen sus seres queridos, sean declarados terrenos rústicos para la plantación de pinos resineros. ¿Es posible imaginar una crueldad  mayor?

Esto no es todo, Nicolás, apenas son algunos episodios de cómo se empezó a exterminar el pueblo de FRAGUAS y otros. Pero queda mucho por contar. Muchísimo.

Queda exigir a la JCCM, que deje de ser parte acusadora y se convierta  de inmediato en parte defensora y anuladora y reversora de todos los estropicios e ilegalidades  cometidas. Y, en caso contrario, seguir luchando ley en mano, para que sea dicha Junta de Comunidades quien se siente en el banquillo de los acusados.

Los actuales acusados de Fraguas, hay que decirlo a GRITOS, no han cometido ningún delito, sólo una falta de desobediencia, que ellos mismos reconocen,  que es una cosa muy distinta a un delito; por lo cual, es otra injusticia  más incalificable, juzgarlos por lo penal, como han hecho

Y para finalizar esta, decirte, Nico, que también pretendo poner en evidencia, que la recuperación de los pueblos abandonados es otra forma más importante, aunque  distinta, de luchar contra la despoblación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario