Ando ahora muy implicado en la convocatoria de la Jornada reivindicativa de las asociaciones de la sociedad civil de la Comarca que va a tener lugar el día 11 de agosto en Molina. Esta es la causa, Félix, de que no me quede tiempo para acabar de responder a tus dudas que, en otro sentido, también yo las tengo.
Con esta carta, y salvo acontecimientos inesperados, dejo descansar el blog hasta que pase este acontecimiento, cuyos preparativos, creo yo, deben ser tarea absolutamente prioritaria para los que vivimos por aquí y nos preciamos de querer a nuestra tierra y a nuestros pueblos y de luchar por ellos. Después del día once, me tomaré una semana de descanso y volveré de nuevo a los comentarios epistolares. Aprovecho para agradecer muy sinceramente las doce mil ochocientas visitas que le habéis hecho al blog en su corta andadura, así como a los que habéis efectuado cometarios, lo cual me estimula para seguir escribiéndole a Nicolás.
Decía, Félix, que en otro sentido, yo también tengo dudas. No las tengo respecto a lo que procede hacer por ahora ante los problemas de las comarcas rurales y para que despierten sus ayuntamientos, pero sí las tengo sobre sus posibilidades de cristalización.
No tengo dudas, de que desde dentro de los ayuntamientos no es posible emprender por ahora las tareas tendentes a dar solución a los principales problemas municipales de la ciudadanía, cuya inmensa mayoría son de carácter y plasmación comarcal. No las tengo, porque veo que en general los pequeños municipios de nuestras comarcas andan ajenos a estas necesidades por más que sean inherentes a sus obligaciones actuales. No las tengo, porque no conozco ni un solo movimiento intermunicipal en España que esté tomando en sus manos la problemática de su comarca. No las tengo, porque el control político que se ejerce sobre nuestros pequeños municipios convierte a estos en meras prolongaciones de las instituciones regionales y provinciales, sin el menor resquicio para actuar con autonomía. Y no las tengo, en fin, porque en esta comarca ya lo hemos intentado desde dentro del municipalismo durante algunos años con resultado cero.
Todo lo que acabo de decir, Félix, es fuerte y desolador, lo se, pero absolutamente cierto y comprobable. Omitirlo, so pretexto de que se puedan molestar los ayuntamientos, es una blandenguería que sólo sirve para retardar el camino a tomar. Lo que sí procede en honor a la verdad, es hacer la salvedad de que también hay algunos municipios, que no se dejan domeñar por más que lo intenten los políticos desde arriba.
Y todo esto sucede, no lo olvidemos, porque el interés de los principales partidos es el de que no les compliquemos las cosas con infraestructuras, servicios y equipamientos comarcales o con leyes de financiación municipal que garanticen la autonomía de los ayuntmaientos o con listas abiertas etc., pues por más que sean reivindicaciones todas ellas absolutamente necesarias para la calidad de vida de quienes vivimos aquí, para fijar población, para el progreso y para la autonomía municipal, conllevan importantes costes que no los ven compensados en términos de votos que es lo único que les importa a los partidos. Ese es el fondo del asunto y por eso Blanco y Rajoy apuntan en la dirección de desembarazarse de nuestras reivindicaciones y de nuestros pequeños municipios.
No queda otra, pues, amigo Félix, que intentar levantar movimientos comarcales de una u otra manera desde la sociedad civil en toda la España rural interior, en torno a reivindicaciones y planes integrales que den soluciones reales a nuestras comarcas. Y será después en ese transcurrir y en la medida que se vaya creando receptividad y correlación de fuerzas a favor de esos movimientos, cuando los propios municipios se irán viendo forzados a actuar en la misma dirección y cuando los políticos que los controlan desde arriba no les quedará otra que abrir la mano a sus ediles y dejarles ponerse a favor de esas reivindicaciones, siquiera sea para no desprestigiarse por completo.
No obstante, estos movimientos, hoy por hoy, son más una necesidad objetiva, que una realidad. Existen ya algunos, sí, como Soria Ya, Plataforma Ciudadana de Zamora, Plataforma de Cuenca, Plataforma de la Andalucía Oriental o Teruel Existe, pero sus reivindicaciones –justas, por supuesto- son más urbanas que rurales y su asentamiento está principalmente en las capitales y no en las comarcas. Sin embargo, que yo sepa, movimientos rurales comarcales sólo existen dos hasta el momento en España: el de la comarca de Tomelloso y el de la nuestra de Molina de Aragón. Eso sí, tanto los asentados en las ciudades como los dos comarcales tienen en común, entre otras cosas, que están planteando reivindicaciones que son genuinamente municipales, pero de las que pasan los respectivos ayuntamientos, en vez de ponerse al frente.
No tengo ninguna duda, Félix, de que en el plazo corto la solución reside, sí o sí, en que la sociedad civil de nuestras comarcas rurales despierte, vea el panorama municipal que le rodea y asuma desde sí misma la creación de movimientos ciudadanos como el de nuestra comarca de Molina o de Tomelloso. Pero nadie podemos saber si eso va a suceder, dada la escasez de población y, por ende, de gente suficiente para crear, animar y dar consistencia a movimientos así.
Tampoco podemos asegurar nadie, si los dos movimientos ya existentes en el ámbito comarcal u otros que puedan surgir, seguirán manteniendo su pujanza por el tiempo que sean necesarios, o si por el contrario, se estancarán o desaparecerán antes de conseguir sus objetivos, ya que los mismos para tener continuidad y permanecer vivos, precisan del calor y del interés permanente de la ciudadanía donde están ubicados y, asimismo, de la disposición de bastantes personas activas que sean capaces de armonizar sus esfuerzos y ser el núcleo permanente de los mismos. De momento, y en lo que a nuestra comarca se refiere, podemos decir: que llevamos casi cinco años de existencia, que se ha hecho una importantísima labor y que las reivindicaciones han empezado a encauzarse, pero no podemos asegurar cual será su devenir. También podemos decir por experiencia, que la resistencia de los políticos a dar luz verde a los municipios que controlan y a que se pongan en la misma dirección que la sociedad civil, es casi numantina, pues aún siguen en las mismas a pesar de todo lo que llevamos andado.
En definitiva, Félix, no veo otro camino a tomar que el que te he enunciado más arriba en negrilla y en cursiva, aunque sea largo, duro y sin certezas. ¿O hay a caso otra senda más fácil? Si alguien la conoce, que lo diga. Si alguien ve otra salida y quiere contarla en este blog, no tiene más que identificarse en mi correo jeronimolorente@hotmail.com y yo le garantizo que publico todo lo que quiera escribir al respecto.
Con esta carta, y salvo acontecimientos inesperados, dejo descansar el blog hasta que pase este acontecimiento, cuyos preparativos, creo yo, deben ser tarea absolutamente prioritaria para los que vivimos por aquí y nos preciamos de querer a nuestra tierra y a nuestros pueblos y de luchar por ellos. Después del día once, me tomaré una semana de descanso y volveré de nuevo a los comentarios epistolares. Aprovecho para agradecer muy sinceramente las doce mil ochocientas visitas que le habéis hecho al blog en su corta andadura, así como a los que habéis efectuado cometarios, lo cual me estimula para seguir escribiéndole a Nicolás.
Decía, Félix, que en otro sentido, yo también tengo dudas. No las tengo respecto a lo que procede hacer por ahora ante los problemas de las comarcas rurales y para que despierten sus ayuntamientos, pero sí las tengo sobre sus posibilidades de cristalización.
No tengo dudas, de que desde dentro de los ayuntamientos no es posible emprender por ahora las tareas tendentes a dar solución a los principales problemas municipales de la ciudadanía, cuya inmensa mayoría son de carácter y plasmación comarcal. No las tengo, porque veo que en general los pequeños municipios de nuestras comarcas andan ajenos a estas necesidades por más que sean inherentes a sus obligaciones actuales. No las tengo, porque no conozco ni un solo movimiento intermunicipal en España que esté tomando en sus manos la problemática de su comarca. No las tengo, porque el control político que se ejerce sobre nuestros pequeños municipios convierte a estos en meras prolongaciones de las instituciones regionales y provinciales, sin el menor resquicio para actuar con autonomía. Y no las tengo, en fin, porque en esta comarca ya lo hemos intentado desde dentro del municipalismo durante algunos años con resultado cero.
Todo lo que acabo de decir, Félix, es fuerte y desolador, lo se, pero absolutamente cierto y comprobable. Omitirlo, so pretexto de que se puedan molestar los ayuntamientos, es una blandenguería que sólo sirve para retardar el camino a tomar. Lo que sí procede en honor a la verdad, es hacer la salvedad de que también hay algunos municipios, que no se dejan domeñar por más que lo intenten los políticos desde arriba.
Y todo esto sucede, no lo olvidemos, porque el interés de los principales partidos es el de que no les compliquemos las cosas con infraestructuras, servicios y equipamientos comarcales o con leyes de financiación municipal que garanticen la autonomía de los ayuntmaientos o con listas abiertas etc., pues por más que sean reivindicaciones todas ellas absolutamente necesarias para la calidad de vida de quienes vivimos aquí, para fijar población, para el progreso y para la autonomía municipal, conllevan importantes costes que no los ven compensados en términos de votos que es lo único que les importa a los partidos. Ese es el fondo del asunto y por eso Blanco y Rajoy apuntan en la dirección de desembarazarse de nuestras reivindicaciones y de nuestros pequeños municipios.
No queda otra, pues, amigo Félix, que intentar levantar movimientos comarcales de una u otra manera desde la sociedad civil en toda la España rural interior, en torno a reivindicaciones y planes integrales que den soluciones reales a nuestras comarcas. Y será después en ese transcurrir y en la medida que se vaya creando receptividad y correlación de fuerzas a favor de esos movimientos, cuando los propios municipios se irán viendo forzados a actuar en la misma dirección y cuando los políticos que los controlan desde arriba no les quedará otra que abrir la mano a sus ediles y dejarles ponerse a favor de esas reivindicaciones, siquiera sea para no desprestigiarse por completo.
No obstante, estos movimientos, hoy por hoy, son más una necesidad objetiva, que una realidad. Existen ya algunos, sí, como Soria Ya, Plataforma Ciudadana de Zamora, Plataforma de Cuenca, Plataforma de la Andalucía Oriental o Teruel Existe, pero sus reivindicaciones –justas, por supuesto- son más urbanas que rurales y su asentamiento está principalmente en las capitales y no en las comarcas. Sin embargo, que yo sepa, movimientos rurales comarcales sólo existen dos hasta el momento en España: el de la comarca de Tomelloso y el de la nuestra de Molina de Aragón. Eso sí, tanto los asentados en las ciudades como los dos comarcales tienen en común, entre otras cosas, que están planteando reivindicaciones que son genuinamente municipales, pero de las que pasan los respectivos ayuntamientos, en vez de ponerse al frente.
No tengo ninguna duda, Félix, de que en el plazo corto la solución reside, sí o sí, en que la sociedad civil de nuestras comarcas rurales despierte, vea el panorama municipal que le rodea y asuma desde sí misma la creación de movimientos ciudadanos como el de nuestra comarca de Molina o de Tomelloso. Pero nadie podemos saber si eso va a suceder, dada la escasez de población y, por ende, de gente suficiente para crear, animar y dar consistencia a movimientos así.
Tampoco podemos asegurar nadie, si los dos movimientos ya existentes en el ámbito comarcal u otros que puedan surgir, seguirán manteniendo su pujanza por el tiempo que sean necesarios, o si por el contrario, se estancarán o desaparecerán antes de conseguir sus objetivos, ya que los mismos para tener continuidad y permanecer vivos, precisan del calor y del interés permanente de la ciudadanía donde están ubicados y, asimismo, de la disposición de bastantes personas activas que sean capaces de armonizar sus esfuerzos y ser el núcleo permanente de los mismos. De momento, y en lo que a nuestra comarca se refiere, podemos decir: que llevamos casi cinco años de existencia, que se ha hecho una importantísima labor y que las reivindicaciones han empezado a encauzarse, pero no podemos asegurar cual será su devenir. También podemos decir por experiencia, que la resistencia de los políticos a dar luz verde a los municipios que controlan y a que se pongan en la misma dirección que la sociedad civil, es casi numantina, pues aún siguen en las mismas a pesar de todo lo que llevamos andado.
En definitiva, Félix, no veo otro camino a tomar que el que te he enunciado más arriba en negrilla y en cursiva, aunque sea largo, duro y sin certezas. ¿O hay a caso otra senda más fácil? Si alguien la conoce, que lo diga. Si alguien ve otra salida y quiere contarla en este blog, no tiene más que identificarse en mi correo jeronimolorente@hotmail.com y yo le garantizo que publico todo lo que quiera escribir al respecto.
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