Me dices en la tuya, Nicolás, que te parece demasiado simplista mi opinión sobre el cambio de gobierno y que la cosa tiene mucho más alcance.
La principal razón que esgrimes para sustentar tu crítica es, que si el hecho no fuera importante y de mucho alcance, no se habrían vertido tantos ríos de tinta sobre el asunto. Ahora me entero yo, Nico, que los asuntos sobre los que se vierten muchos ríos de tinta, son los más importantes. Yo pensaba todo lo contrario. Pensaba, que el grado de importancia de un asunto es inversamente proporcional al eco mediático que alcanza
Me ratifico en mi carta anterior, Nicolás, y más aún después de oír respirar a algunos ministros, entre ellos, al de Trabajo. Y te digo más: Si no hay grandes cambios de política -digo de política, que no de políticos-, no esperes sorpresas electorales, porque está ya todo el pescado vendido. Todas las encuestas y todo lo que se puede sacar en conclusión de las opiniones de la calle coinciden en lo mismo. A saber:
A) Que el PP tiene un electorado consolidado, que es más que suficiente para ganar con holgura.
B) Que apenas hay votos en disputa entre el electorado más próximo a ambos partidos; es decir, entre el electorado susceptible de cambiar el voto de un partido al otro.
C) Que la inmensa mayoría de ese 50% de votantes del PSOE que ahora se sienten decepcionados con este partido, son sus votantes más a la izquierda; es decir, los votantes que no dan un voto seguidista a nadie, los votantes con mayor espíritu crítico y más conciencia social dentro de los que votaron al PSOE la vez anterior. Es imposible que el PSOE pueda ganar las elecciones sin ganarse a ese importantísimo sector. Y a este sector, amigo mío, no lo puede recuperar el PSOE a través de las florituras dialécticas de Rubalcaba, sino en todo caso, cambiando a fondo la política en todo aquello que ha llevado a estas gentes al desafecto y la decepción. Pero de ese cambio, Nicolás, ni rastro.
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