Cómo quieres que me encuentre, Nicolás, pues mal. Cada vez llevo peor esta pantomima que se da en llamar elecciones democráticas.
¿Democráticas, cuando no dispongo del derecho de unas listas abiertas, para votar a quien yo quiera de entre todos los candidatos que se presentan en mi circunscripción electoral?
¿Democráticas, cuando además de imponerme las listas cerradas, me las ponen bloqueadas para que ni siquiera pueda elegir a quienes yo prefiera dentro de una sigla determinada, sino a los que ellos me colocan en los primeros lugares, aunque a mí no me gusten?
¿Democráticas, cuando nos ponen un sistema de proporcionalidad tan escandalosamente arbitrario, que mientras que un diputado del bipartidismo puede salir con sesenta mil votos, el de otra fuerza estatal, que no sea PP o PSOE, necesita más de cuatrocientos mil votos, para sacar, asimismo, un diputado?
¿Democráticas, cuando el PNV, pongamos por caso, con cuatro veces menos votos, puede sacar cuatro veces más diputados que IU –pongamos también por caso-?
¿Democráticas, cuando dentro de un mi propio país, el voto de otros ciudadanos vale diez veces más que el mío?
¡Anda a la mierda!, como diría Labordeta
Completamente de acuerdo, no quito ni una coma.
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