martes, 27 de noviembre de 2012

Los ayuntamientos y la unidad apartidista (2). Factores externos


Retomo el tema de los ayuntamientos y la unidad apartidista; Nicolás, y me referiré, como ya te dije, a las causas externas que la dificultan.
Supongo que estaremos de acuerdo, Nico, que cualquier corporación municipal surgida de las urnas se debe, por encima de todo, a sus electores. Sin embargo, amigo mío, en la práctica las cosas no son así, y eso pasa, porque los ayuntamientos se convierten -sálvense las excepciones- en correas de trasmisión de la siglas que presentaron las candidaturas. Esta deformación de la vida municipal, se viene practicando de un modo tan habitual, que lo hemos llegado a interiorizar como si fuera algo lógico y natural.
Son diversos los tutelajes que ejercen los partidos sobre los ediles municipales, pero aquí sólo te voy a relatar los cuatro que, a mi juicio, inciden más negativamente en la unidad de acción a favor del Plan Integral, que es el tema que nos ocupa.
1) La política de la obediencia debida, de acatar sin rechistar las consignas u órdenes que llegan de arriba, es un mal general impuesto a las militancias de los principales partidos, y no sólo en el ámbito municipal, sino en todas las esferas. Y la manera de ir imponiéndola suele ser, mediante la política del palo y la zanahoria, es decir, orillando a los más críticos que tienen criterios y opinión propia y premiando a los más “obedientes” con repetir legislatura, ascensos en el partido o algún puesto en las instituciones que gobiernan o en otros entes paralelos a las mismas.
Como comprenderás, Nicolás, los pocos o muchos concejales y alcaldes que hayan sido contagiados por el virus de la sumisión, no van a ser proclives a sumarse a la unidad de acción por el Plan Integral, mientras ésta no sea expresamente la política de su partido en la Comarca.
2) En el ámbito de lo estrictamente municipal, los partidos gobernantes ejercen el tutelaje y el chantaje a los ediles; aprovechándose de que los ayuntamientos no tienen capacidad económica y, por lo tanto, tampoco autonomía municipal para marcarse por sí mismos sus líneas de actuación y sus priorizaciones.
Lo que los ayuntamientos han de hacer o no hacer, no lo deciden las corporaciones municipales, sino que les llegan impuestas por los cargos políticos desde arriba a través de las líneas que establecen, cuyas subvenciones las perciben los ayuntamientos en forma de ayudas graciables, lo cual lleva implícita la política de chantaje, de tal suerte, que si no son de la misma cuerda que los que otorgan la ayuda graciable o, como mínimo ediles dóciles, podrían no percibir nada o una cuantía menor.
Este tutelaje presiona sobre todas las tareas que realiza un ayuntamiento, ya que si cualquier corporación hace algo que no agrada a los que reparten el dinero -léase luchar por el Plan Integral- te lo pueden tener en cuenta y darte un trato discriminatorio.
La denominación de ayudadas graciables y del tutelaje y subordinación que con las mismas someten a los ayuntamientos, no son denominaciones que se me ocurre a mí ahora, sino que son los términos de denuncia en los que se expresó Jordi Sevilla cuando era ministro de las Administraciones Públicas, en su propuesta de borrador para una nueva Ley de Financiación para la Autonomía Local. La autonomía municipal, la llevan prometiendo desde el inicio mismo de la democracia, pero la ley sigue sin aprobarse treinta años después y la cusa principal es, que no les interesa poner en marcha una Ley que les haría perder a los cargos políticos la capacidad omnímoda de tutelaje y chantaje que ahora tienen sobre los ayuntamientos.
3) Un problema de de carácter específicamente comarcal, es el causado con las falacias que varios políticos de la zona y de la provincia vertieron sobre la sociedad civil y más en concreto sobre La Otra Guadalajara, para tratar de evitar a toda costa que se produjera una corriente de simpatía y de unidad de los ayuntamientos con las asociaciones y movimientos ciudadanos y con el Plan Integral. Estas mentiras malintencionadas se han ido desvaneciendo por sí solas, pero los recelos y desconfianzas que consiguieron crear en varios concejales y alcaldes, es uno de los hándicaps que más ha influido en que se haya pasado tanto tiempo sin logros en la unidad de acción entre ayuntamientos y sociedad civil.
4) La unidad apartidista, se concibe dentro de la sociedad civil de la comarca, como un principio vital e irrenunciable, pero no así, por ahora, dentro del municipalismo como ha quedado comprobado en las movilizaciones unitarias de este año entre los ayuntamientos y los agentes de la sociedad civil. Mientras que las declaraciones totalmente partidistas de algunos dirigentes políticos locales, sentaron muy mal en el seno de La Otra Guadalajara y se han tomado acuerdos para que no se vuelvan a repetir, en los concejales y alcaldes que participaron en dichas acciones, sin embargo, se vieron como algo normal. Es de esperar, que los ayuntamientos de la Comarca, se lo replanteen
La siguiente carta, Nico, será la última que te envíe, al menos por ahora, sobre los ayuntamientos y la unidad apartidista. En ella trataré de analizar las acciones unitarias de este último año y las enseñanzas e interrogantes, que, a mi juicio, nos han dejado.

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