Prefieren que nos muramos

No te lo creerás, Nicolás, pero los dolores de Cospedal que está soportando esta tierra son tan fuertes que no se pueden calmar ni con morfina.

Ya es, de por sí, muy doloroso comprobar impotentes cómo el gobierno antisocial de Castilla La Mancha, con Doña María Dolores de Cospedal a la cabeza, ha ido liquidando uno a uno los insuficientes y precarios servicios que teníamos en la zona, sin tener en cuenta para nada, nuestras demandas y movilizaciones para que a una comarca en estado de coma, como la nuestra, no le quiten lo poco que tiene, porque la hunden del todo.

Pero cuando nuestros dolores de Cospedal se han tornado inaguantables del todo, ha sido al hurgarnos en el nervio más sensible de todos, el de las urgencias sanitarias; decidiendo cerrarnos por las noches y los fines de semana y festivos las urgencias médicas del Centro de Salud del Pobo de Dueñas y colocando la única ambulancia de soporte básico que tenemos en la comarca, en un extremo de la misma, El Pobo.

Si no quieres que falte a la verdad, Nico,

no puedo utilizar otros adjetivos para definirte a las personas responsables de estas dos fechorías de desprotección de nuestra salud, que los de déspotas, inhumanas y alevosas. Te lo explico:

Déspotas, por su abuso de poder, porque se pasan por el forro de sus caprichos los principios de la constitución que están obligados a cumplir como gobernantes y, así mismo, la ley que garantiza que no pueda haber ciudadanos a más de media hora de distancia de un centro de salud. Eso deja de cumplirse por completo tan pronto como los vecinos del área de salud del Pobo tengamos que ser atendidos en caso de urgencia por el centro de salud de Molina. Nuestro pueblo, Nico, tú lo sabes, nos queda a 45 minutos de Molina y si es invierno y la carretera está mal, a una hora.

Inhumanas, porque la desprotección en que nos dejan a quienes pertenecemos al centro de salud de El Pobo, supone poner nuestras vidas ante el riesgo real de morir en aquellos casos de crisis repentina de nuestra salud donde los minutos sean determinantes. Hay que ser malas personas y tener malas entrañas, para dejar a los vecinos de un núcleo de pueblos -la mayoría personas mayores.- así de desprotegidas. La misma desprotección e idénticas consecuencias pueden traer, alejarle la ambulancia al 90% de los ciudadanos de la comarca, veinte minutos más de lo que la tenían cuando estaba en Molina, que es donde debe volver mañana mismo, porque es un lugar céntrico donde vive la mitad de la población que, además, se halla a una distancia similar de todos los extremos de la comarca.

Y alevosas, porque aunque las ambulancias en ningún caso pueden suplantar a los servicios médicos de urgencia, ni viceversa, han pretendido que aceptemos el burdo trueque del servicio de urgencias por el de ambulancias, en el centro de salud de El Pobo. Lo han hecho reuniendo a escondidas a los concejales y alcaldes del partido popular de la zona para intentar lavarles el cerebro y que estos a su vez convencieran a los vecinos. Vano intento el suyo, porque no lo han logrado. Para desgracia y desprestigio de nuestra tierra, en este juego oscuro en la forma e indigno en el contenido, ha jugado un papel destacado un personaje que alardea de ser de por aquí: la Sra Guarinos.

El día del encierro en el Centro de Salud de El Pobo, una Sra de Setiles me decía con tanta ingenuidad como acierto: Oye Jerónimo, digo yo, que si las guardias médicas se pueden sustituir por las ambulancias ¿por qué no se quitan las guardias en toda España? Yo, creo, Jerónimo, se respondía ella misma, que no las quitan porque son necesarias y aquí las quitan porque somos pocos y no quieren “gastase perras” con nosotros. Qué manera más inteligente, Nicolás, la de esta Sra, de entender lo que pasa. Del encierro y la concentración a la que fuimos convocados por nuestros ayuntamientos, te hablaré en la siguiente, que han ocurrido cosas dignas de ser contadas.