Te prometí, Nicolás, hablarte de los fallidos intentos de La
Otra Guadalajara en su pretensión de conseguir la unidad de acción con los ayuntamientos por el Plan Integral. A ello
voy.
Lo hago con tristeza, porque me da pena tener que decirte, que mientras llevamos ya ocho años de práctica unitaria comarcal en el ámbito de la ciudadanía, todavía no se ha conseguido establecer la unidad de acción entre los ayuntamientos, ni de estos con La Otra Guadalajara, a pesar de que las acciones del verano pasado parecían indicar que, al fin, se lograría. Fue un espejismo.
Lo hago con tristeza, porque me da pena tener que decirte, que mientras llevamos ya ocho años de práctica unitaria comarcal en el ámbito de la ciudadanía, todavía no se ha conseguido establecer la unidad de acción entre los ayuntamientos, ni de estos con La Otra Guadalajara, a pesar de que las acciones del verano pasado parecían indicar que, al fin, se lograría. Fue un espejismo.
La Plataforma, Nicolás, desde el inició de su andadura, se dirigió
a todos los ayuntamientos hasta en tres ocasiones diferentes, si no recuerdo
mal, con propuestas de unidad de acción
por el Plan Integral o por puntos del mismo. Pero los resultados no han sido los
pretendidos. Durante los seis primeros años, solamente dieron señales de vida los
municipios de Molina, Adobes y Villel, saludando la creación de la Plataforma y
mostrando su apoyo al Plan Integral. A ello hay que agregar, la colaboración activa a nivel individual de los ediles de una treintena de ayuntamientos en la recogida de firmas de
apoyo al referido Plan y la participación de varios de ellos en el toque de rebato. Demasiados años, Nico,
para tan pobre bagaje.
En ese tiempo, se suscitó un cierto debate en La Otra
Guadalajara de si era más conveniente criticar
públicamente el descuelgue de los ayuntamientos o, por el contrario, no entrar
en ninguna polémica pública. Prevaleció lo segundo, porque tenía dos grandes
ventajas: la primera, que habiendo tantísima tarea unitaria por hacer entre la
ciudadanía, el movimiento asociativo, los sectores productivos, etc, no era
cosa de gastar fuerzas baldíamente con quienes no estaban por la labor. Y la
segunda, porque enzarzarnos con los ayuntamientos en críticas y contracríticas habría creado una imagen de división y,
correlativamente de desencanto, cuyos únicos beneficiados habrían sido, todos
los que desde la política no quieren saber nada del Plan Integral y, por lo
mismo, tampoco de la unidad comarcal para conseguirlo.
En estos dos últimos años, tras la alternancia de gobierno en
Castilla-La Mancha aparecieron signos que daban
a entender que los ayuntamientos, al fin, se decantaban por la unidad de
acción, si no por el Plan Integral, sí al menos contra los recortes en la
comarca y por el Parador. La Otra Guadalajara estimuló esas posibilidades cuanto
pudo. Se consiguieron acuerdos bilaterales con el ayuntamiento de Molina en dos
ocasiones, quedando, tras las mismas, una buena relación entre ambas partes.
También se llegaron a acuerdos para luchar contra los
recortes y por el Parador con la Común del Real Señorío de Molina y su Tierra,
cuya institución, Nico, representa a la mayoría de los ayuntamientos y pueblos
de la comarca. Las acciones unitarias duraron todo el verano y terminaron con
la entrega de nueve mil quinientas firmas en Toledo. Pero tras esas acciones, y
por incomprensible que parezca, la Común ni se ratifica en la importancia del
paso unitario dado, ni da ninguna señal de querer continuar por ese camino.
Qué menos, Nicolás, que la Común hubiera realizado una
valoración positiva resaltando el hecho sin precedentes de que, al fin, y
gracias a esta institución, se ha conseguido implicar a un considerable número
de ayuntamientos en acciones unitarias en pro de la comarca y reconocer que la institución
de la Común ofrece un formato unitario y apartidista inmejorable desde el que
poder luchar juntos todos los ayuntamientos por la pervivencia de la
comarca al margen de banderas políticas.
Y qué menos también, que haberse pronunciado por darle continuidad a la unidad conseguida, ya
que, aparte de todo lo demás, la Común tiene también mayor responsabilidad que
nadie en proponer y defender una alternativa municipal comarcal, ante la
inminencia de la reforma de la Administración Local en la que el gobierno
pretende dejar sin competencias a los pequeños municipios y hacerlos depender
de la alejadísima, innecesaria y poco democrática Diputación provincial. Y qué
menos, por último, que mostrar su satisfacción por haberse iniciado el camino
de la unidad de acción entre los ayuntamientos (desde la Común) y la sociedad
civil (desde La Otra Guadalajara).
Sin embargo, nada de eso se ha querido hacer desde la Común,
tras las acciones unitarias del verano; algo que, por otra parte, quedó patente
que así sucedería el mismo día que terminaron las acciones, cuando un
significativo cargo municipal de la comarca hablando públicamente en nombre de la Común, se
centró en hacer una lamentable y falaz declaración partidista de que los de una fuerza política han actuado muy bien, mientras que los de la otra no han querido
saber nada. Digo lamentable, porque si se está a favor de la unidad de la
comarca no era el momento, bajo ningún
concepto, de centrarse en criticar a quienes no se implicaron en las acciones,
sino de aprovechar la ocasión para poner todo el énfasis en los extraordinarios
logros unitarios conseguidos por primera vez y estimular a la gente a seguir
por ese camino. Y digo falaz, porque es mentira que los ayuntamientos de una
cuerda estuvieran de nota y los del otro signo de suspenso, cuando lo cierto
es, Nico, que hubo muchos municipios de las dos cuerdas que se implicaron en las acciones de las firmas y la
manifestación que fueron las dos tareas que supusieron mayor dedicación,
aunque también se dieron significativos descuelgues, pero no sólo por una
parte, sino por las dos en proporción similar.
Para decir toda la verdad, en el viaje a Toledo solo se
vieron ediles de un signo político, es cierto. Pero airear este solo dato, en
vez de poner todo el acento en lo mucho que hubo de positivo y unitario a lo
largo de todo el verano, no es propio de personas que defienden la unidad de la comarca, sino más
bien de quienes van buscando resquicios con el que hacer partidismo y fomentar la división. Ya hubo antes otro viaje a Toledo con motivo de la
entrega de las 11.225 firmas de apoyo al Plan Integral, pero entonces los ediles
que asistieron eran de otro signo político. O sea, que unos y otros se han cuidado
de salir en las fotos de Toledo cuando están gobernando los suyos. Los ediles
de IU han salido las dos veces y es justo reconocerlo.
En definitiva, desde que se acabaron las acciones del verano
pasado hasta hoy, no se han vuelto a dar más testimonios desde los municipios a
favor de la unidad de acción comarcal, ni desde dentro de la Común ni desde
fuera de ella. Lo único que se ha visto desde entonces, han sido los
autodenominados alcaldes socialistas,
realizando algunas acciones esporádicas partidarias, que en su derecho están, pero
eso no tiene nada que ver con potenciar la unidad de acción, que es de lo que hoy
te hablo en la carta, pues es evidente a los ojos de cualquiera, que con un
formato explícitamente partidista, es absolutamente imposible propiciar la
unidad acción de la comarca, ya que los que son de otras cuerdas y la inmensa
mayoría de la gente, que no lo son de ninguna, nunca se van a unir a grupos con
el sello expreso de una marca política, sea esta la que sea. Y menos aún, en
los tiempos que corren
Así, pues, La Otra Guadalajara no tiene en estos momentos
ninguna posibilidad de hacerles propuestas unitarias comarcales a los ayuntamientos aunque
quisiera, porque ni siquiera ellos están unidos y, por ahora, no se tienen noticias de que piensen hacerlo. Sin embargo, no por ello hay que desmoralizarse,
pues ya llevamos mucho tiempo acostumbrados a luchar sin la suma expresa de los
municipios y porque desde el formato unitario y apartidista de La Otra
Guadalajara podemos seguir peleando todos los que queramos seguir poniendo los
intereses y necesidades de la comarca por encima de todo, entre los que habrá
también bastantes ediles, que se seguirán sumando a nivel particular como ya se
ha demostrado en otras ocasiones, verbigracia, en la recogida de firmas de
apoyo al Plan Integral o en el toque de
rebato.
Me está saliendo una carta muy larga, Nicolás, y lo voy a
dejar aquí para no cansarte. Pero en cuanto pueda te mandaré otra sobre el
asunto, porque a pesar de los hechos que te he expuesto, yo no comparto las críticas
generalizadas que se les hacen con frecuencia a los ediles, que sólo las considero merecidas en los casos
minoritarios de unos pocos cargos de un signo y de otro, que conscientemente vienen
anteponiendo la política de sus partidos y sus intereses y aspiraciones particulares,
a los intereses y necesidades colectivas de la comarca. No comparto tampoco que
se encasille expresamente a los ediles
en todo lo referente a la comarca, en función del partido por el que se
presentaron,
Aunque lo deseable sería, Nicolás, que la mayoría de los ayuntamientos
estuvieran incorporados a estas alturas a la acción comarcal, hay varios imponderables
que lo dificultan y que todos deberíamos conocer y tener en cuenta, si no para
justificar tanta lentitud, si al menos para comprender los porqués y, por
consiguiente, para discernir en qué casos es merecida una crítica y en cuantos otros es mucho más
aconsejable y operativa la paciencia, el debate franco y la persuasión. De ello
te hablaré a no tardar.
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