Nicolás, acepto el reto que me propones en tu mail, de reflexionar juntos sobre las causas de
fondo que pueden estar incidiendo en el masivo desafecto y rechazo ciudadano a
los políticos y a los partidos que representan y, asimismo, de intentar esbozar, qué soluciones políticas alternativas de representación,
participación, organización y/o coordinación serían
posibles.
Dos aclaraciones antes de arrancar: La primera, que me joroba
mucho que no aceptes para la ocasión la publicación de tus respuestas en el
blog y te sigas refugiando en los mails y la segunda, que el tema que abordamos
precisará de varias cartas para analizarlo. Si te parece, iremos exponiéndolas poco a poco, a fin de que nos quede tiempo para
seguir tocando también asuntos de la Comarca
y para el resto de nuestras ocupaciones,
que los días solo tienen veinticuatro
horas. Para que los lectores del blog puedan detectar a primer golpe de vista
las cartas referidas a este tema, les voy a poner a todas ellas el antetítulo: No
nos representan
En fin, Nicolás, vamos al asunto, pero no creas que va a ser
fácil hincarle el diente, ni menos aún suscitar consensos en una problemática
como esta, tan detestada, pero a su vez, tan preñada de incertidumbres y tan carente de
referencias en cuanto a proponer soluciones.
En España, no creo que se pueda entrar en análisis serios de
este tipo, sin tomar como referencia el 15-M. Este movimiento, si bien no dio
de sí para articular y dar forma a programas
alternativos, ni siquiera de mínimos, ni
tampoco dejó creadas unas formas
políticas estables de participación organización y/o coordinación diferentes a las
actuales, sí sirvió, en cambio, para poner en evidencia quiénes son los
responsables de la crisis, de las medidas antisociales y de las corruptelas
políticas y de paso, algo mucho más profundo: que los actuales partidos y especialmente el
bipartidismo, no se perciben como solución, sino como una parte sustancial del
problema.
Este desenmascaramiento público y masivo del malhacer de los
partidos desde su propia organizaciones y desde las instituciones que gobiernan,
suponen un salto cualitativo, ya que ha sido la propia ciudadanía y no las
disquisiciones teóricas, la que ha puesto en evidencia que nuestros políticos gobiernan
al servicio de los poderosos, se privilegian así mismos, manejan las malas artes de la opacidad y las
corruptelas sin sonrojarse, están muy alejados de la sociedad y de sus
problemas y, en definitiva, no nos
representan, como dice el tan coreado y famoso slogan.
El 15-M ha puesto de actualidad los principios de la
dialéctica de Heráclito y Hegel. El actual sistema de partidos en España es
rechazado por un sector de la sociedad cada vez más amplio que no se siente
representada por ellos ni por las instituciones
que gobiernan, sino perjudicada (tesis) y
exige otra manera de hacer la política mucho más limpia, clara, democrática
y justa (antítesis)
y con formas de participación, organización y coordinación antiburocráticas
y cercanas (síntesis), si bien es cierto, que esta síntesis o nuevas maneras de hacer política no pudo o no
consideró oportuno crearlas el 15-M y sólo las ha dejado expuestas a modo de
declaración de intenciones, pero sin dejar despejado el camino de cómo y desde dónde se pueden propiciar y crear esas formas nuevas.
En esta mi primera carta, Nicolás, que solo pretende ser una
introducción a lo que analizaremos en las siguientes, quiero que dejemos ya una
incógnita despejada y, a poder ser,
aparcada. Me refiero a que el vivero de plataformas ciudadanas que han surgido
por todo el país, no pueden ser de ningún modo, el embrión político alternativo del que hablamos, porque han nacido
todas ellas con otros fines y basan toda su razón de ser en dos premisas esenciales,
que de no respetarlas a raja tabla,
daría al traste con las plataformas enseguida y eso hay que evitarlo a toda
costa, porque estos movimientos son, en
estos momentos, la herramienta más útil
que tiene la ciudadanía para defenderse y para conseguir sus reivindicaciones
más apremiantes.
Una de esas premisas es, que se han creado para el fin de luchar unidos
por problemas específicos y concretos
que tienen en común colectivos determinados de ciudadanos y que precisan de la
unidad de todos los afectados, al margen de ideologías, para hacer más fuerza y
tener más posibilidades de éxito. Y la otra premisa básica consiste, en alejar
las plataformas de las desacreditadas contiendas partidistas, a fin de que no
se rompa la unidad por esta causa y sobre todo, para conseguir la credibilidad
necesaria de la ciudadanía que a priori
recela del apartidismo de las plataformas y que hay que probar con el ejemplo
continuo, que están al margen y por encima de los
partidismos
Esta es una experiencia, Nicolás, que los que participamos
en alguna plataforma tenemos meridianamente clara, y que nos hace andar con pies de plomo para
que las cosas sean lo que son y, además, como la mujer del Cesar, lo
parezcan. Es por esto de parecerlo, además de serlo, por lo que La Otra Guadalajara tomó el acuerdo desde
el principio de que los responsables de los partidos de la comarca no podían
ser portavoces de la Plataforma, aunque sí participar en todo lo demás, lo cual,
ha ayudado muchísimo a que la gente acabara creyendo en el carácter apartidista
de este movimiento. Sin esa credibilidad ganada a pulso, jamás hubiera podido hacer La Otra Guadalajara
las movilizaciones que ha hecho en una zona tan despoblada y con tan poca
tradición de lucha.
Por otra parte, a fin de dejar bien claros todos los lados
del asunto, hay que decir que no es
cierta la creencia de que las plataformas ciudadanas se parecen al movimiento
15-M y que han surgido a su amparo. La única semejanza que tienen es la de promover
la participación directa de la
ciudadanía y ninguna más. A tal punto las plataformas surgen, se justifican y
actúan al margen del 15-M, que algunas como Teruel Existe, Soria Ya, La Otra
Guadalajara o la plataforma de los Afectados por la Hipoteca, por ejemplo, estaban creadas y en plena actividad, mucho antes
de mayo de 2011, que fue cuando nació el 15-M.
¿Te queda claro, Nicolás, lo de dejar aparte el tema de las plataformas? Pues si lo compartes comprométete
conmigo a no volver a mencionarlas cuando aludamos al asunto de
los políticos y los partidos, que ya hemos hablado otras veces de ello y
podemos acabar aburriendo a los lectores del blog.
En la siguiente carta que volvamos al asunto, empezaré por el principio, por darte mi
opinión de cómo son y sobre qué bases funcionan los partidos políticos en
España
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