Sigo con la Celtiberia, Nicolás, pero al estilo del Cholo
Simeone: partido a partido Pues hay
al menos tres o cuatro aspectos a comentar que tienen mucho que ver con el
Proyecto y te los quiero explicar todos, de uno en uno.
La misiva de hoy no va a ser tan optimista como quisiera,
pero sabes que me gusta contar las cosas tal y como son, o como yo creo que
son, y en eso entra también no omitir los lados más desagradables y adversos del
asunto.
Desde mi punto de vista, la diferencia entre antes de
aparecer el proyecto Celtiberia y ahora radica, en que antes las
posibilidades que veía de invertir el
proceso de despoblación y de agonía que sufre la España rural interior eran muy
remotas y ahora, al menos, se han abierto ciertas esperanzas; aunque las cosas
siguen estando muy duras de pelar y
pienso que se necesitará bastante tiempo y un trabajo perseverante para
conseguir los objetivos, si bien las cosas podrían acelerase a partir de obtener
el primer logro parcial, porque serviría de estímulo y referencia para luchar por el logro en su conjunto que
precisamos: reactivar toda la Celtiberia
e incrementar su población.
Los gobiernos de las
CCAA y de la Nación son el problema
Debo recordarte de nuevo, amigo mío, que en los casi cuarenta
años que llevamos de democracia, ni los gobiernos de las Comunidades Autónomas
(CCAA) con áreas despobladas y deprimidas, ni el gobierno de la Nación han
intentado en ningún momento parar el calamitoso proceso de despoblamiento que
se encontraron, y su intencionada dejación de este deber, ha dado lugar a que el proceso haya seguido
agravándose hasta el punto de que la
mayoría de las comarcas de la Celtiberia presentan un estado absolutamente agonizante y de muerte segura,
sino `se pone cuanto antes toda la carne en el asador para remediarlo.
Los dos hechos de gran relevancia que te comento a
continuación, son la evidencia del
desinterés que los gobiernos referidos han tenido hasta ahora con la España
rural interior o Celtiberia:
UNO.- El dinero del Fondo de Compensación Interterritorial que todas las CCAA recibieron del Estado, en presupuesto aparte,
del año ochenta al noventa, doce de las cuales, todavía lo siguen percibiendo,
está destinado, según la Ley, a acortar las diferencias entre CCAA y,
especialmente, a atajar los desequilibrios territoriales dentro de cada una de
ellas. Pues bien, en Castilla La Mancha,
por ponerte el ejemplo que conozco
mejor, aunque el caso es general, esta Comunidad Autónoma ha recibido
ya un montante superior a 2.000 millones de euros de ese
fondo, de los cuales, la parte más despoblada de esta provincia -más de dos
tercios de su territorio- no ha visto ni un solo euro de ese fondo en los
treinta cuatro años que lleva funcionado.
No es, pues, por falta
de leyes ni de dinero, Nico, por lo que no se ha hecho nada por parar la
sangría de la despoblación y reactivar estas zonas deprimidas, sino por
una falta total de voluntad política de
quienes han venido gobernando la Nación y las CCAA afectadas por este dramático
problema.
DOS.- Tuvieron que pasar nada más y nada
menos que treinta años desde que se instaurara la democracia para que, ¡por
fin!, en el año 2007, el gobierno de la
Nación se decidiera a sacar una Ley
de Desarrollo Sostenible para Medio Rural, en cuyo preámbulo se hace
autocrítica y se reconoce el hecho de que la despoblación en las zonas rurales
de la España interior, no se debe a imponderables de difícil accesibilidad como ocurre en ciertas zonas de algunos países, sino a
causas de desatención política, que son
remediables, a la vez que se reconoce, que lo que se pretende con esta ley es
lo que ya se viene haciendo en otros
países de Europa desde hace mucho tiempo.
Por otra parte, se establece también en esa ley, que cada
Comunidad Autónoma debe hacer su propio Plan
dentro de lo que se estipula en ella y
que han de aplicarlo desde abajo, desde el ámbito natural de cada comarca o zona
a través de un conjunto de medidas transversales, en cuyas propuestas, así como
en su ejecución y seguimiento, participarán los agentes de los diversos
sectores y las organizaciones y asociaciones de la zona. Además, a todas las comarcas más deprimidas, se les da
el calificativo de Zonas a Revitalizar para aplicarles la discriminación positiva
y concederles mayor porcentaje de ayuda que al resto de las áreas rurales, que
están menos precisadas.
Como puedes ver, Nicolás, es el texto de la Ley y no yo,
quien reconoce laq dejadez de los
gobiernos hacia las áreas rurales más despobladas. También te darás cuenta por
los aspectos que te he resaltado, que la ley es muy buena y que pareciera estar
inspirada en los criterios del propio Plan Integral de La Otra Guadalajara para
la Comarca de Molina. Pero de nada sirve que sea buena la ley, si quienes
tienen que llevarlo a efecto son unos gobernantes políticos completamente
insensibles e indiferentes a la agonía
que viven nuestras comarcas, a los cuales parece importarles un comino que toda la Celtiberia rural se hunda definitivamente,
si es que no es eso, precisamente, lo que van buscando. ¿Cómo podemos explicarnos si no, que siete años después de aprobada la
ley todavía no la hayan puesto realmente en marcha, siendo tan urgente poner
manos a la obra antes de que las cosas
no tengan ya remedio?
Esto pasa, amigo mío, porque nuestros políticos se mueven
solamente por intereses electorales y no les interesamos, ya que como es
evidente, los caladeros de votos no están precisamente en estos desiertos
humanos del ámbito Celtiberia, si no en las áreas más pobladas. Súmale a ello,
Nico, la insuficiente conciencia ciudadana que existe en estas áreas rurales
(sobre todo donde no hay plataformas), motivada mayormente por la dispersión de
la ciudadanía en un sin fin de pequeñas
localidades y por la escasez y envejecimiento de la misma, y podrás hacerte tú
mismo una idea bastante aproximada del porqué nuestros gobernantes políticos pasan
olímpicamente de sacar a nuestras comarcas del estado agónico en que se hallan
sumidas.
Y claro, el problemón que tenemos ahora es, que han de ser
estos gobiernos de las CCAA del ámbito Celtiberia y el de la Nación tan contrarios
a parar el proceso de agonía de nuestras comarcas e invertir la tendencia, los
que tienen que hacer suyo el Proyecto
Celtiberia y trasladarlo a
Bruselas para que le den el visto bueno en Europa y podamos acogernos a sus
ayudas por despoblación, ruralidad y montaña. Pero esto te lo contaré en otra
carta que te enviaré enseguida.
En esta sólo he pretendido, Nicolás, describirte el panorama
y ponerte sobre el tapete cuáles son las resistencias que tenemos que
vencer para que el proyecto Celtiberia
pueda abrirse las puertas y recibir esas ayudas europeas. Ayudas estas, que
nunca podrán ser tan cuantiosas y determinantes como las que hay que poner en
marcha desde casa, desde los presupuestos del Estado de nuestro país, a través de las dos leyes referidas, amén de
otras medidas, como por ejemplo, exenciones fiscales a quienes inviertan en
comarcas a revitalizar, pero que lo que venga de Europa será también un
complemento muy bueno y también una manera de arrancar de una buena vez y con
ello, empezar al menos, a ponerle remedio a la sangría de la despoblación antes
de que la historia de nuestros pueblos, la que construyeron con tantos
esfuerzos y anhelos nuestros ante pasados, no quede sepultada para siempre bajo
los escombros, que en algunos pueblos ya sucede.
¡Ay, Nicolás, si nuestros padres y nuestros abuelos
levantaran la cabeza! Aunque solo fuera por respeto a ellos y a todos nuestros
antepasados, la Celtiberia entera tendríamos que estar ya de pie movilizándonos
para que la historia prosiga y nuestros pueblos no mueran nunca. A nosotros es
a quien nos ha tocado vivir este trance y nosotros, y sólo nosotros, somos los
que tenemos el deber de hacer lo
indecible por resolverlo. No lo harán, desde luego, las generaciones venideras,
porque si no actuamos ahora, para
entonces ya no habrá futuro ni posibilidades de vivir en la Celtiberia
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