domingo, 28 de septiembre de 2014

La salud política de los electores, es lo único que nos debe importar


No te dejes influir, Nicolás, por tanta lágrima de cocodrilo como están derramando las direcciones políticas de los partidos por la que les está cayendo encima, más que nada, porque su mala situación no es lo que nos tiene que importar, sino la salud política de la ciudadanía, o sea, de los votantes, que es lo determinante. 
Los partidos, Nicolás, no son fines,  sino solo medios para conseguir los mismos. Y si sus permanentes abusos, nepotismos y corruptelas sistémicas (organizadas por y desde arriba) les están generando un rechazo social cada vez más insostenible, bien a pulso se lo han ganado y bien merecido se lo tienen. Y si los electores acabaran dándoles un gran castigo en las urnas, están en su derecho de hacerlo  y bien justo sería. Te recuerdo el dicho que tanto le gustaba repetir a tu madre: Lo importante es que haya pesca (fin) que las redes si son malas o se quedan anticuadas (medios), ya se cambiarán por otras. Es decir, lo importante  es la ciudadanía y sus demandas de cambio radical, que los partidos si no sirven ya se cambiarán por otros.
Así, pues, lo relevante es, ver cómo está la salud política de la ciudadanía, o sea, de los votantes. Constatar si somos una sociedad crítica y dispuesta a parar los desmanes y las corruptelas políticas  y a forzar los cambios radicales que se precisan o, por el contrario, somos una ciudadanía  meliflua, insolidaria y enajenada. Y sobre esto, que es lo determinante, he decirte que estamos dando muestras de ser la sociedad más digna y más consciente de toda Europa. Tan es así, que somos el único país europeo  que está haciendo una revolución pacífica, que no de otra manera  se puede denominar, en rigor, a una demanda  tan fuerte y tan directa de cambio radical en el fondo y en las formas de hacer la política, como la que viene forzando la sociedad civil desde el 15-M para acá.
 El gran estallido social del 15-M,  la permanente inundación después de las redes sociales, repletas de críticas al malhacer de los dirigentes políticos y con gran cantidad de propuestas  para cambiar la política y, finalmente, la aparición ya más organizada del fenómeno Podemos, al que la gente dispuesta al cambio está tomando, al menos por ahora, como su principal referente, no cabe denominarla de otra manera, si queremos ser objetivos, que de proceso de revolución pacífica.
 Así, pues, amigo mío, trata de ver las cosas de esta manera y de sentirte ilusionado y orgulloso de los ciudadanos y ciudadanas de tu país, ese que llevas tan dentro de tu corazón y del que sigues siendo ciudadano de derecho al acogerte a la doble nacionalidad. Y cuando alguien trate hacerte la puñeta, echándote en cara la corrupción, el paro, la pobreza, las grandes desigualdades y las injusticias tan flagrantes que están aconteciendo en España, le dices que sí, que eso es cierto, que hemos tenido unos perpetuos, medrosos y lamentables dirigentes políticos  por arriba que nos han llevado a esto y que la ciudadanía también tenemos  parte de culpa por haberlos votado; pero que también es cierto, que en tu país se está fraguando a pasos agigantados una nueva mayoría social, que se está movilizando de mil maneras bajo el denominador común de exigir cambios profundos y una manera radicalmente distinta de hacer la política  y que, una ciudadanía tan consciente e implicada como la de tu país, no la hay en estos momentos en ningún otro lugar de Europa. No te amilanes, Nicolás, y saca pecho, leches, que no hay nada más grande y hermoso que poder loar a una sociedad civil como la que tiene nuestro país. Ah, y para que se chinchen, les recalcas que los principales protagonistas de este ilusionante proceso son los jóvenes
 El drama sería, que ante todo lo que está pasando y la gran culpa de las fuerzas políticas existentes (unas más que otras), sin que ninguna haya pedido perdón públicamente hasta ahora por ello, la gente estuviera adormecida, indiferente, muerta, seguidista y mojigata, pero ninguno de esos componentes anidan en la corriente social cada vez más mayoritaria que demanda un cambio profundo, con otras formas de hacer política que emane directamente de la ciudadanía y que garantice su participación y control. Una corriente social que va teniendo muy claro, que lo  importante es que haya pesca y lo accesorio son las redes y que no lloriquea por el mal estado de las mismas, porque sabe que las puede cambiar  por otras.
 En definitiva, Nicolás, que no te den pena los malos tragos que están pasando los burocráticos y altaneros dirigentes políticos que tenemos y que mantengas la ilusión, pensando que la ciudadanía, los votantes, los que tienen que forzar el cambio con el voto y en la calle, están pletóricos de salud política, que es lo determinante. Y ten por seguro  que si esta revolución pacífica va culminando su proceso, en el camino irá encontrando la horma de su zapato político para gobernar que, por ahora,  tiene a Podemos como el referente preferido, según indican las encuestas.
 Como sé que admites consejos,  te voy a dar uno para terminar, que me doy a mí mismo: Peinamos canas y tenemos la experiencia suficiente, como pensar que será difícil llevar este proceso a buen puerto e, incluso, puede ocurrir que las cosas se queden  a medio camino o ni eso; pero tenemos derecho a la  esperanza; tenemos derecho a acudir, por fin, a las urnas con la alegría y la ilusión razonable de que en esta ocasión podamos votar en conciencia y a la vez, que el voto que depositemos sea útil para cambiar. ¡Como para perdérselo, Nicolás!

viernes, 5 de septiembre de 2014

Perdona, Nicolás, pero he cambiado de idea.


La última carta que te mandé, de esto hace ya más de un mes, la terminaba de esta manera: “En la siguiente te hablaré de la importancia de crear plataformas en todas las comarcas tanto de cara al Proyecto Celtiberia, como para poner en marcha la ley de Desarrollo Sostenible del Medio rural. Hasta entonces. Nicolás”
Sin embargo, al ponerme  a reflexionar a fondo sobre el asunto, me he dado cuenta de la verdadera transcendencia de la cuestión a tratar y he pensado que sería más conveniente  no ponerte nada por escrito hasta que no tuviera todas las ideas bien meditadas y ordenadas en mi cabeza.
En mi opinión,  es tan determinante  la creación de plataformas ciudadanas en las comarcas contra la despoblación y por la reactivación de estas áreas rurales de la España del interior, así como la coordinación entre ellas, que tengo el convencimiento de que si tal cosa no pudiera llegar a ser una realidad, no habría ya solución para estos vastos desiertos humanos en que están quedando nuestras comarcas, por buenas leyes que se hagan, interesantes proyectos que surjan y mucha parafernalia asociativa burocrática y personalista, que se monte por arriba para “abordar” los proyectos.
Es por esa gran relevancia que  le concedo a la creación de las plataformas comarcales, por lo que prefiero pensarlo todo bien despacio, encuadrar bien las ideas y empezar a mandarte las cartas a que haya lugar, a partir de que tenga escritas todas ellas. Ignoro el tiempo que me llevará, ya que te las quiero hacer con abundancia de datos y argumentos y de la forma más didáctica que sepa, porque tengo mucho interés en que puedas entenderme  bien, por lo mucho que nos jugamos y por los muchos cantamañanas que están poniendo palos en las ruedas, abiertamente en algunos casos y sibilinamente la mayor parte de las veces.
Por otra parte, el hecho de que estén apareciendo alrededor del discurso contra la despoblación oportunistas y demagogos por doquier, que intentan deliberadamente desvirtuar y pervertir los contenidos y mensajes, me lleva también a intentar  desenmascarar estas maniobras, y eso, quieras que no, también  implica reflexión y tiempo. Por ponerte un ejemplo: Los conceptos lucha contra la despoblación y reactivación de la comarca se están utilizando   de tal modo  y sin venir al caso por diversos personajes, que están dejando ambos conceptos pervertidos, falseados, empobrecidos y vacíos de contenido.
Por último en estas cartas, cuando te lleguen, encontrarás cumplida respuesta, por fin,  a aquella carta que tú me mandaste el  día 24 de marzo, que colgué en el blog; porque, efectivamente, es necesario explicar bien por qué se dejó pospuesto el Plan Integral y cuándo y cómo se va a retomar.