No te
dejes influir, Nicolás, por tanta lágrima de cocodrilo como están derramando las direcciones políticas de los partidos por la que les está cayendo encima, más que nada, porque su mala situación no es lo que nos tiene que importar, sino la salud política de la ciudadanía, o sea, de los votantes, que es lo determinante.
Los partidos, Nicolás, no son fines, sino solo medios para conseguir los mismos. Y si sus permanentes abusos, nepotismos y corruptelas sistémicas (organizadas por y desde arriba) les están generando un rechazo social cada vez más insostenible, bien a pulso se lo han ganado y bien merecido se lo tienen. Y si los electores acabaran dándoles un gran castigo en las urnas, están en su derecho de hacerlo y bien justo sería. Te recuerdo el dicho que tanto le gustaba repetir a tu madre: Lo importante es que haya pesca (fin) que las redes si son malas o se quedan anticuadas (medios), ya se cambiarán por otras. Es decir, lo importante es la ciudadanía y sus demandas de cambio radical, que los partidos si no sirven ya se cambiarán por otros.
El gran estallido social del 15-M, la permanente inundación después de las redes
sociales, repletas de críticas al malhacer de los dirigentes políticos y con gran
cantidad de propuestas para cambiar la
política y, finalmente, la aparición ya más organizada del fenómeno Podemos, al
que la gente dispuesta al cambio está tomando, al menos por ahora, como su principal
referente, no cabe denominarla de otra manera, si queremos ser objetivos, que de
proceso
de revolución pacífica.
Así, pues, amigo mío, trata de ver las cosas de esta manera y
de sentirte ilusionado y orgulloso de los ciudadanos y ciudadanas de tu país, ese
que llevas tan dentro de tu corazón y del que sigues siendo ciudadano de
derecho al acogerte a la doble nacionalidad. Y cuando alguien trate hacerte la
puñeta, echándote en cara la corrupción, el paro, la pobreza, las grandes
desigualdades y las injusticias tan flagrantes que están aconteciendo en España, le dices que sí, que eso es cierto, que hemos tenido unos perpetuos, medrosos y lamentables
dirigentes políticos por arriba que nos
han llevado a esto y que la ciudadanía también tenemos parte de culpa por haberlos votado; pero que
también es cierto, que en tu país se está fraguando a pasos agigantados una
nueva mayoría social, que se está movilizando de mil maneras bajo el
denominador común de exigir cambios profundos y una manera radicalmente distinta
de hacer la política y que, una
ciudadanía tan consciente e implicada como la de tu país, no la hay en estos momentos
en ningún otro lugar de Europa. No te amilanes, Nicolás, y saca pecho, leches,
que no hay nada más grande y hermoso que poder loar a una sociedad civil como
la que tiene nuestro país. Ah, y para que se chinchen, les recalcas que los principales protagonistas de este ilusionante
proceso son los jóvenes
El drama sería, que ante todo lo que está pasando y la gran culpa
de las fuerzas políticas existentes (unas más que otras), sin que ninguna haya
pedido perdón públicamente hasta ahora por ello, la gente estuviera adormecida,
indiferente, muerta, seguidista y mojigata, pero ninguno de esos componentes anidan
en la corriente social cada vez más mayoritaria que demanda un cambio profundo,
con otras formas de hacer política que emane directamente de la ciudadanía y que garantice su participación y control. Una corriente social que va teniendo muy claro,
que lo importante es que haya pesca y lo accesorio son las redes y que no lloriquea por el mal estado de las mismas, porque sabe que las puede
cambiar por otras.
En definitiva, Nicolás, que no te den pena los
malos tragos que están pasando los burocráticos y altaneros dirigentes
políticos que tenemos y que mantengas la ilusión, pensando que la ciudadanía,
los votantes, los que tienen que forzar el cambio con el voto y en la calle,
están pletóricos de salud política, que es lo determinante. Y ten por seguro que si esta
revolución pacífica va culminando su proceso, en el camino irá encontrando la horma
de su zapato político para gobernar que, por ahora, tiene a Podemos como el referente preferido,
según indican las encuestas.
Como sé que admites consejos, te voy a dar uno para terminar, que me doy a
mí mismo: Peinamos canas y tenemos la experiencia suficiente, como pensar que será
difícil llevar este proceso a buen puerto e, incluso, puede ocurrir que las cosas se queden a medio camino o ni eso; pero
tenemos derecho a la esperanza; tenemos
derecho a acudir, por fin, a las
urnas con la alegría y la ilusión razonable de que en esta ocasión podamos votar en
conciencia y a la vez, que el voto que depositemos sea útil para cambiar. ¡Como para perdérselo,
Nicolás!
Así, pues, lo relevante es, ver cómo está la salud política
de la ciudadanía, o sea, de los votantes. Constatar si somos una sociedad crítica
y dispuesta a parar los desmanes y las corruptelas políticas y a forzar los cambios radicales que se
precisan o, por el contrario, somos una ciudadanía meliflua, insolidaria y enajenada. Y sobre
esto, que es lo determinante, he decirte que estamos dando muestras de ser la
sociedad más digna y más consciente de toda Europa. Tan es así, que somos el
único país europeo que está haciendo una revolución pacífica, que no de otra
manera se puede denominar, en rigor, a
una demanda tan fuerte y tan directa de
cambio radical en el fondo y en las formas de hacer la política, como la que
viene forzando la sociedad civil desde el 15-M para acá.
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