Un compañero de Podemos de los muchos que creen que dentro
del partido hay dos tendencias distintas, una más dirigista y menos democrática y otra más pro-círculos y más participativa
desde la base, me preguntó con cuál de ellas estaba yo.
Le respondí, Nicolás, que con las dos, porque los hechos
demuestran que no existen dos tendencias, sino DOS NECESIDADES, que son dos
cosas completamente distintas, aunque
muchos podemitas, incluidos varios dirigentes, piensen que sí las hay.
Le dije que soy y me
siento pro-círculos; partidario de que estos se creen y consoliden en todas
partes -barrios, pueblos, empresas, etc., que estén dotados de autonomía, que lleven una actividad propia con la
sociedad civil en el ámbito de cada círculo, que se mojen en las principales
problemáticas ciudadanas y trabajen dentro las asociaciones y movimientos que
se dediquen a ello. Que dichos círculos tengan, por otra parte, capacidad real
para proponer, controlar y decidir sobre los principales asuntos de la política
de Podemos en los diversos ámbitos, incluido el estatal. En definitiva: que soy
firme partidario de un partido con aires completamente nuevos que surja y se
sustente en la gente, porque creo que
otra política infinitamente más participativa y democrática es posible y, sobre
todo, imprescindible. Esta postura, le expliqué, no es una tendencia de unos u
otros, sino una NECESIDAD permanente de todos los que nos preciamos de trabajar
desde Podemos.
Al susodicho amigo le dije también, Nicolás, que apoyaba
igualmente la otra NECESIDAD, que no
tendencia, cuál era la de dar el do de pecho en las inmediatas contiendas electorales
que teníamos encima. Y digo NECESIDAD
y no tendencia, porque NECESIDAD es
cumplir con el compromiso que supone ir
a por todas y salir a ganar, tal y como
nos comprometimos unánime y públicamente ante la ciudadanía. Distinto
hubiera sido -era otra opción- que hubiéramos aprobado que para nosotros lo
principal era seguir consolidando los círculos, dado que los comicios se nos habían
echado encima cuando nos hallábamos en una situación muy precaria y, por lo
tanto, que sólo atenderíamos las elecciones en la medida que buenamente
pudiéramos, pero sin desviar a esa tarea ningún esfuerzo que mermara nuestro principal
objetivo: impulsar los círculos. Pero no fue eso lo que decidimos, sino todo lo contrario: ir a por todas en las
elecciones.
Yo, también asumí este desafío y me siento igual de responsable
que los demás, pero eso sí, fui plenamente consciente desde el
primer momento, que eso conllevaba inevitablemente postergar el impulso de los
círculos hasta que terminaran los comicios electorales que teníamos encima,
y no porque me considere más listo que
otros/as, sino porque tengo acumulada experiencia más que suficiente de que
cualquier contienda electoral conlleva una gran cantidad de tareas diarias agotadoras,
que nos absorberían todo el tiempo y otro tanto que tuviéramos. Y
aquí viene mi convencimiento de que se le han estado llamando tendencias a lo
que no era, sino dos grandes NECEIDADES, una de las cuales, el impulso de los
círculos, nos veríamos obligados a posponerla, sí o sí, porque la otra, la electoral, nos absorbería
todos los minutos de nuestro tiempo, dados los múltiples esfuerzos, la destreza
y la rapidez con las que hay que decidir y llevar a la práctica todas las acciones
en situaciones así.
Posponer, no significa
renunciar, sino sólo aplazar; en este caso, hasta el 26 de junio que acaben las
contiendas, que será cuando nuevamente hay que retomar la creación y
consolidación de los círculos como la tarea más importante y permanente, que
debe traer aparejada la dotación de unas formas consolidadas mucho más
participativas y democráticas, que nos permitan tener unos círculos preparados tanto para las tareas del día a
día, como para cuando vengan nuevos
comicios y no como en esta ocasión,
donde todo era demasiado precario y nos ha obligado a actuar, no como
queríamos, sino como hemos podido.
Te aporto a continuación, Nicolás, algunos hechos y
razonamientos que te ayudarán a entender
mejor lo dicho hasta aquí:
1) Después de las europeas, todos, sin
excepción, nos pusimos a crear círculos
y así continuamos hasta la Convención de Vista Alegre. Así, pues, no puede ser
más evidente, que partidarios de los círculos y de crear un partido nuevo desde
la gente y con la gente somos todos y
que no hay dos tendencias en este punto tan transcedental.
2) En el citado evento, todos nos manifestamos
con entusiasmo a favor de presentarnos a las próximas contiendas electorales y salir
a ganarlas, a sabiendas que el partido era novato y con un grado de
organización muy precaria. Fue una decisión más voluntarista, que objetiva,
pero el hecho cierto es, que ante la indignación ciudadana, ante la fuerte demanda
social de cambio y ante el rechazo al bipartidismo y sus políticas, decidimos
con todas las consecuencias poner manos a la obra a pesar de que en
experiencia, organización y economía, estábamos en pañales en comparación con
los demás partidos que se hallaban mucho más preparados para abordar las
sucesivas contiendas.
3) Podemos era todavía un partido muy joven en el
doble sentido del término: Joven, por estar todavía en proceso de construcción,
con una gran proliferación de círculos en precario, que ni siquiera nos
conocíamos ni estábamos conectados entre sí. Solo el grupo promotor se conocían
lo suficiente entre ellos. Jóvenes, asimismo, en cuanto a edad, con muchas
ganas de comerse el mundo pero con un desconocimiento muy grande de las colosales
tareas que nos exigirían tantos comicios seguidos. Esta sana postura por falta
de experiencia, ha llevado a muchos a pensar
que la cosa daba para correr y atarse los zapatos al mismo tiempo,
o como decimos por aquí: para repicar y estar en la procesión,
es decir, para llevar a buen puerto las contiendas electorales y a la vez
avanzar en la creación y consolidación de círculos. Y NO, NO, NO Y MIL VECES, NO. Las
cosas no daban para tanto. Si ya de por sí eran excesivas las tareas de abordar
tantos comicios en tan poco tiempo con las limitaciones reseñadas que tenía el
partido, ¿de dónde puñetas íbamos a sacar el tiempo, para atender a la vez el
impulso de los círculos, con el trabajo añadido que ello requería?
4) Fruto de esa inexperiencia y de no
conocernos entre nosotros, dio lugar a que ya en Vista Alegre y posteriormente,
se eligieran los Consejos de Podemos y los candidatos para las distintas elecciones
de una manera mucho menos democrática de la que deseábamos y propugnábamos. Pero para tener claro si cabía
hacerlo con más democracia en aquellos momentos, lo mejor es ponerse en el
lugar del otro, en el lugar del núcleo impulsor de la creación del partido. Yo sí
traté de ponerme en su lugar, amigo Nicolás, y he de decirte, que habría hecho
lo mismo que ellos, proponer candidaturas plancha con los núcleos de gente que
se conocían entre sí, porque las demás personas que formamos los círculos, ni
nos conocíamos entre nosotros ni nos conocían en el grupo promotor. Sólo dicho núcleo tenía la
suficiente relación y conocimiento entre
ellos para ir un poco sobre seguro al
hacer las candidaturas. Sin embargo, era una auténtica temeridad elegir
candidatos desde el desconocimiento, máxime sabiendo la cantidad de carroñeros
políticos y mediáticos que están al acecho para aprovechar cualquier error y
demonizarnos.
5) De las dos NECESIDADES a las que nos comprometimos -las elecciones y los
círculos- la que tenía que pagar el pato sino podíamos impulsar ambas a la par,
era la de los círculos por dos razones básicas. La primera, porque las
elecciones estaban encima y era una tarea mucho más apremiante que la de
impulsar debidamente los círculos para lo que teníamos todo el tiempo del mundo
una vez concluidos los comicios. La segunda y principal, porque si no era posible
abordar ambas cosas al mismo tiempo, no había otra opción que poner todos los
esfuerzos en las elecciones, pues mientras crear y consolidar círculos era, por
decirlo así, un deber interno, las elecciones suponían un compromiso
público ante toda la sociedad anhelante del cambio y a ésta no se le podía
fallar y menos después de habernos comprometido pública y solemnemente con ella
de que íbamos a ir a por todas.
En fin, Nicolás, creo haberte demostrado en esta misiva que
en Podemos no ha habido dos tendencias,
sino dos NECESIDADES que son do
cosas completamente distintas, por eso he apoyado ambas necesidades con la
misma ilusión; por eso y sin el menor ánimo de dar lecciones, reconozco que era
inevitable abordar las sucesivas contiendas con muchas limitaciones
democráticas, pero que había que hacerlo desde el mismo momento que nos
comprometimos públicamente a salir a por todas y a ganar. A mi juicio, hay
todavía muchos podemistas, dirigentes también, tan llenos de buena fe como
faltos de experiencia, que esto todavía no lo han entendido; lo cual, no tendrá
mayores consecuencias, si todos entendemos que tenemos que centrar nuestros esfuerzos a
partir del 27 de junio en los círculos, que será una tarea muy dura y mucho más
propensa a que surjan realmente tendencias.
Desde el día 27 nos toca a todas y todos centrar de forma
permanente nuestros principales esfuerzos en la tarea aplazada de seguir
impulsando los círculos tanto para ser más eficientes en el día a día del
ámbito de cada círculo, como para que cuando nos lleguen en el futuro nuevas
contiendas electorales los círculos tengan mucho que decir, los candidatos sean
más conocidos por todos y podamos proponer y elegir a los mejores con mucho más
conocimiento de causa y mucha más
participación democrática que antes.
No creas, Nicolás, que va a ser una tarea fácil consolidar la
política de círculos. Piensa que los medios que se emplean para conseguir
cualquier objetivo terminan condicionando los fines y, muy a menudo, acaban siendo la misma cosa.
En el caso de Podemos las circunstancias nos han forzado a
hacer demasiada política desde arriba, demasiado centralizada y dirigista y con
demasiadas restricciones democráticas y, sin embargo, ahora a partir del 27, nos
vemos todos obligados a cambiar el chic por completo, a dedicar mucho tiempo y esfuerzos a la
consolidación de los círculos, para que éstos jueguen el papel, que pretendemos.
Y claro, ahora falta saber cómo van a reaccionar todas esas personas instaladas
en organismos del partido y de las instituciones, dados los conservadurismos,
hábitos y apegos que suelen generar los puestos y la situación de ventaja y preponderancia en que se sitúan los
cargos en relación a la gente de base. No es, pues, descabellado suponer, que en algunos
o muchos de ellos surjan tentaciones y tendencias acomodaticias, máxime cuando
en esta ocasión no hemos podido elegir a los mejores de Podemos, sino sólo a
los mejores dentro de los que conocía el grupo dirigente, que no es lo mismo.
De momento contamos con dos ventajas: Una, que la política
parlamentaria, las campañas electorales, etc. van a tener al frente a la cabeza
política mejor amueblada de España, la de Errejón, y la otra que,
afortunadamente, el Secretario de Organización va a ser una persona tan
nítidamente pro círculos como es Echenique. La tarea tiene que ser de todos,
pero contar en estos cargos clave con dos personas así, no deja de ser a priori dos buenas razones para la
esperanza
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