Me dices, Nicolás, que en el post que puse el otro día comentando
un excelente artículo titulado los putos viejos en pie de guerra (leedlo por favor), “me pasé dos pueblos por criticar la casi
nula asistencia de los No Jubilados
a las manifestaciones por unas pensiones dignas y por remarcar que no es lo mismo ser persona concienciada que persona
preparada”
Pues, mira, Nico, no estoy de acuerdo y no sólo me reitero en
ello, sino que creo que me quedé corto. Óyeme bien:
La distinción entre persona preparada y persona concienciada
es obvia: La primera tiene en su haber ricos conocimientos de una
disciplina intelectual determinada (docente, profesional, artística, etc) que,
por sí misma, no supone una mayor conciencia social. Y en el caso que nos
ocupa, las pensiones, menos aún.
¿Y por qué menos aún en el caso de las
pensiones?
A) Porque la conciencia social se nutre de la experiencia
adquirida en la Universidad de la Calle;
se sea intelectual o no se sepa sumar. No hay otra manera de aprender algo tan
táctico, audaz, vivo y complejo, que no sea a través de la implicación en las
movilizaciones sociales. Existe, eso sí, una manera de acelerar el aprendizaje:
Escuchar con los oídos muy abiertos a quienes ya tienen experiencias acumuladas.
B) Porque muchísima gente preparada.
Nicolás, están sumidos en un
error respecto a las pensiones por exceso
de autoestima, del que ni siquiera son conscientes. Creen que a ellos no les
afecta, porque su preparación -piensan- les garantizará un estatus económico que
les dará para un plan de pensiones privado complementario y que, por lo tanto,
el problema de las pensiones no es su
problema”.
Y es que creyéndose listos intelectualmente, muchos de ellos
son más tontos socialmente que el
asa un cubo, amén de insolidarios y desagradecidos
hasta la nausea.
Tontos en sus intereses sociales, ya que ni siquiera se dan cuenta
que el 70 u 80%, por más que se sientan preparados, su salario no les va a dar
para dos planes de pensiones, porque estamos en un mundo donde la tendencia,
salvo que la invirtamos con un gran cambio, es que los ricos serán cada vez más
ricos, pero no mayor número. Cuanto menos sean los ricos, a más tocan.
De ahí que a los preparados
no les venga nada mal hacer algún máster en la Universidad de la Calle
manifestándose con sus padres y abuelos, porque a la mayoría de ellos no les dará
para un plan privado y, ni siquiera, para un plan público como el de sus ascendientes
que se han echado a la calle a defender las pensiones públicas para ellos y sus
descendientes.
E insolidarios y
desagradecidos (en
este caso no sólo los preparados,
sino todos los que no estando aún jubilados, no quisieron salir a
manifestarse), porque la causa de esta manifestación tenía también fortísimos componentes
de solidaridad, de respeto y de homenaje hacia las personas mayores, cuya
mayoría de las que se echaron a la calle por unas pensiones dignas y
sostenibles para ellos y para los que vienen detrás, ya lucharon bajo el yugo
de la dictadura en uno u otro grado, sufriendo persecuciones, despidos,
calabozo, tortura, cárcel y cuantos castigos quepa imaginar.
Y no lo hicieron principalmente pensando en ellas mismas,
sino en sus hijos e hijas, para que pudieran tener un futuro mucho más digno y
libre que el que ellas tuvieron; un futuro de libertad y unas condiciones de
trabajo y de vida dignas y garantizas. Y
también unas buenas pensiones, por supuesto.
¿Acaso no era una necesidad de las personas no jubiladas salir a la calle, codo con
codo con sus mayores, aunque sólo hubiera sido por una cuestión de respeto, de
dignidad, de reconocimiento y hasta de
homenaje y compensación moral histórica? ¿Acaso no lo merecían? ¿Acaso no era
motivo suficiente por sí mismo?
No soy dudoso, Nicolás, y el blog es testigo, de defender los
valores de la gente más joven que nosotros y de considerarla imprescindible
para el gran cambio que este país de países necesita. Pero si lo ocurrido esta vez se
vuelve a repetir, sólo me quedará admitir que estaba equivocado y que además el
error es mayúsculo, porque no querer luchar al lado de los que defienden algo
que también te va a afectar a ti, al lado de los que tanto reconocimiento
merecen de sus descendientes y de los que, además, se puede aprender porque tienen más experiencia
de lucha, es algo que no me cabe en la cabeza.
Un abrazo muy fuerte a
la minoría no jubilada que sí os manifestasteis.
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