Hola Nicolás: Lo que me pides en tu carta es un imposible. Ni yo ni nadie es capaz de explicar en el espacio reducido de una carta ni de dos, todo lo que acontece por esta comarca y cuáles son las posibles alternativas para ir recuperando población, que es donde reside la madre del cordero, como tú sueles decir.
Todo esto, querido amigo, requiere bastantes páginas, requeriría un libro.
No, Nico, no; las cosas no son tan fáciles como tú las imaginas; ni mucho menos. ¿Cómo puedes decirme: que para elaborar y proponer alternativas viables de repoblación humana en la comarca sólo hace tener la voluntad de hacerlo y disponer de un poco de tiempo para escribirlas? Además, pasas por alto en tu carta otra cuestión más importante aún y es: que no se trata de que alguien individualmente elabore una propuesta, sino de que surja con el mayor grado de participación posible de la gente desde el inicio; es decir, desde la elaboración hasta su traslado a la ciudadanía y a las instituciones, porque si no es así, de poco serviría.
¡Ojala fuera todo tan sencillo como tú dices!
De entrada, debes saber que no disponemos de una literatura, que al menos en el campo de la teoría pudiera darnos luz. De esta tierra nuestra se ha escrito bastante, claro que sí. Se han escrito libros interesantes analizando y poniendo en orden nuestra historia; se han hecho otros textos eruditos y descriptivos, sobre componentes de nuestra cultura, costumbres, arquitectura, arte, gastronomía, etc. Pero sobre soluciones, sobre alternativas de desarrollo y repoblación, no contamos con nada relevante, con nada que vaya más allá, de algunos apuntes genéricos e inconexos, que han ido apareciendo últimamente.
Son comunes en la literatura socio-política de este incipiente despertar, los tres siguientes rasgos: Abundancia de retórica para demostrar lo obvio: que nos quedamos sin gente y que el proceso de despoblación sigue su curso; datos y más datos estadísticos para redundar en lo mismo. Y en positivo, sólo algunos apuntes por encima, sugiriendo de un modo general, que la solución de la zona pasa por el turismo, las producciones alternativas a la agricultura, mejores infraestructuras, etc.; adobado todo ello de huera fraseología de desarrollo sostenible y Agenda 21, que queda muy bien, pero que enarbolada en el contexto del retroceso que padece la zona, suena a pura demagogia, ya que mientras no exista el sustantivo desarrollo, el adjetivo sostenible, no tiene nada que sostener. Quizás caricaturice demasiado, pero de todos modos, quédate con esta idea: el discurso alternativo está en pañales.
Ten en cuenta, Nico, que no nos vale el discurso tradicional y necesitamos uno nuevo, donde además de empresarios hay que traer también trabajadores y -lo más difícil- conseguir que se queden a vivir. Piensa también que la función hay que desarrollarla en el desangelado escenario de una comarca muy alejada de la mano de Dios y de las instituciones provinciales y regionales.
Hay más adversidades. Te enumero algunas:
La descapitalización económica de la zona sigue su curso; una buena parte del ahorro se marcha fuera, principalmente a la compra de pisos en Guadalajara, Teruel, Madrid, Zaragoza o Valencia, por falta de perspectivas de futuro; la descapitalización humana ya la conoces: menos de dos habitantes por km2 y los que quedamos, somos demasiado localistas, lo cual, por ahora es más obstáculo que resorte para la acción unitaria de los pueblos de la comarca.
Estos inconvenientes que a bote pronto te cuento -hay otros, que irán saliendo- ya deberían bastarte para comprender las adversidades del trabajo que me pides, algo que a priori necesito de ti, para que seas comprensivo cuando veas los condicionantes a que están sometidas las ideas alternativas que en plan propositivo, te iré sugiriendo a lo largo de nuestro carteo.
Tras esta retahíla de aspectos negativos, seguro que se pasearán por tu mente preguntas como las siguientes: ¿Y qué se puede hacer ante tanta adversidad? ¿Cómo transformar tantos factores negativos en elementos positivos? ¿Cómo hacer de la necesidad virtud? ¿Vale la pena luchar contra la despoblación o es ya demasiado tarde?
Yo también me he planteado estos interrogantes, Nicolás, y los he resuelto en…
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