lunes, 4 de febrero de 2013

Ante el caso Bárcenas, dimisiones, pero también soluciones


Permíteme, Nicolás, que en esta carta y en la siguiente me dirija directamente a los lectores del blog.
Todos somos conscientes de que el escandaloso caso Bárcenas ha sumido a nuestro país en una crisis política e institucional insostenible. Pero ante tan gravísimo momento, la ciudadanía no podemos quedarnos sólo en la protesta y en pedir dimisiones que, por su puesto que sí, sino que podemos y debemos propiciar, además y sobre todo, que se produzca una catarsis y forzar un cambio a través de movilizaciones multitudinarias con exigencias en positivo que susciten consenso entre la ciudadanía. Esta carta y la siguiente la voy a dedicar a dar mi humilde opinión al respecto.
La política española, desde hace muchos años, viene desprendiendo muy malos olores a causa del altísimo grado de corrupción que la invade, y con el caso Barcenas, se acaba de impregnar por completo de un hedor que trasmina. Los ciudadanos/as, en general, nos sentimos escandalizados e indignados. Y el ejemplo que estamos dando ante el mundo entero es de auténtica vergüenza.

Saltaron, hace ya un cuarto de siglo, los escandalosos casos Filesa y Nasairo (financiación ilegal de los partidos políticos) y el caso de los Fondos Reservados (robo del dinero público por dirigentes políticos desde el poder) y, en vez de cortar por lo sano a partir de entonces con medidas de trasparencia contundentes, para que nunca jamás se volvieran a producir corruptelas políticas, se prefirió mirar para otro lado, continuar con la misma política opaca y permisiva con el latronicio político e instalarse en el inmoral y repugnante “y tú más”, cada vez que aparecía un nuevo caso, como si dos toneladas de mierda de unos, sirvieran para tapar, minimizar o hacer menos indigna y repugnante una tonelada de mierda de otros.
Con el camino tan expedito, varios sinvergüenzas y ladrones incrustados en las altas esferas de los partidos y, sobre todo, de las instituciones, han seguido delinquiendo al por mayor con tanto elitismo y extensión, que casi todos los gobiernos de las Comunidades Autónomas y de la Nación, tienen a algún dirigente pringado en casos de corrupción, aunque el caso Barcenas, por sus dimensiones y ramificaciones, supera a todos. Y, por si faltaba algo, ahora la Zarzuela.
Por si la corrupción no era maltrato suficiente para este país, nuestros gobernantes amplían el daño, dejando crecer la nefasta burbuja inmobiliaria, en vez de pincharla e impulsar una economía alternativa, que por ningún sitio aparece. Nos hacen campeones de Europa en paro, con seis millones de personas, entre ellas, más del cincuenta por ciento de los jóvenes en edad de trabajar. Propician o consienten una ofensiva salvaje contra los derechos laborales y lanzan una riada de recortes que siguen incrementando el paro, sumiendo en la pobreza a millones de personas y destruyendo servicios básicos. Y, en contraste, ceban a la banca, como quien engorda cerdos. A propósito, me niego a llamarles cerdos a los banqueros, porque eso supone un desprestigio para la raza porcina, que será todo lo guarra que se quiera, pero no roba a nadie. El robo en España no se hace desde las pocilgas si no desde las mansiones y no por animales de cuatro patas, sino de dos. Por cierto: ¿por qué no están imputados todos los miembros del Consejo de Bankia? Y cuando digo todos, digo todos; incluidos los políticos y sindicalistas que formaban parte del mismo.
Ante este desolador panorama, puesto en crisis total con el indignante caso Bárcenas, está apareciendo con fuerza la idea de hacer un pacto anticorrupción con medidas políticas transparentes que, desdichadamente, son propuestas surgidas desde los mismos partidos que, durante los años que suman un cuarto de siglo, no han querido cortar nunca por lo sano con medidas contundentes para acabar con la corrupción
Es cierto, que con la que se ha armado, no les queda otra que tomarlas ahora, sea con pacto o sea sin él, porque lo necesitan, sí o sí, tanto de cara al mundo, como sobre todo, para reparar la maltrecha imagen que la abrumadora mayoría de los ciudadanos/as tenemos en estos momentos de nuestra clase política, tal y como indican todas las encuestas sin excepción.
Sin embargo, y ojala que me equivoque, no es de esperar que saquen otra cosa que algunas medias lait para salir del paso, ya que ir al fondo del asunto supone, al menos para los dos partidos mas grandes, renunciar a prebendas y ventajas muy importantes que se han venido dando así mismos, sino en amor, sí, al menos, en compañía.
Así, pues, a la ciudadanía en general, no nos queda otra, que aprovechar la crisis para forzar a que se haga una catarsis, que genere un cambio real. Eso es posible saliendo a la calle masivamente con unas propuestas básicas que sirvan realmente para atajar la corrupción política y tratar de que las asuman los políticos. Está dentro de las posibilidades de la ciudadanía elaborar esas propuestas, refrendarlas con diez millones de firmas on-line, hacer una manifestación multitudinaria un domingo por la mañana en Madrid con cuatro o cinco millones de personas y dejar nombrada una comisión que se encargue de contactar con los grupos parlamentarios y que negocie en nuestro nombre y con nuestro apoyo el programa que le hemos encomendado.
No tendría que ser un programa amplio en estos momentos, sino unas propuestas que se circunscribieran al tema de la corrupción política (hay otras corrupciones, aparte de la política, pero ésta es ahora las más urgentes porque está en el candelero). Las propuestas deberían ser claras, pero sin descender al detalle en ningún caso, a fin de no perderse en polémicas secundarias de leguleyos que entorpezcan el consenso general y retrasen las acciones.
Creo, que tal y como están las cosas, protestar y pedir dimisiones nos sirve de poco a la sociedad civil, si no elevamos también nuestras voces unitariamente con propuestas en positivo que sean realmente democráticas, en contraposición a las medidas insuficientes y descafeinadas que, a buen seguro, tratarán de sacar los partidos políticos y que harán con mucha más comodidad, si la ciudadanía nos limitamos solamente a protestar y a pedir dimisiones, pero sin demandar soluciones reales.
Así lo pienso y así lo expongo y, en coherencia con ello, en dos o tres días cogaré en mi blog la propuesta que, a mi juicio, deberíamos hacer, propuesta que, como es obvio, no aspira a otra cosa que a ser una sugerencia más, aunque hecha con el deliberado propósito de hurgar en la conciencia de todos los lectores del blog para que no nos quedemos sólo en pedir dimisiones, sino también en exigir soluciones de fondo a la brutal crisis política que hay desatada.
Pienso y deseo que, desde el conjunto de las redes sociales, desde los blogs y desde mil sitios más, surgirán un vivero de propuestas en positivo, entre las que habrá muchas, sin duda, que serán más ricas y fundamentadas que las que yo expondré en breve, pero el caso es, que la ciudadanía no nos quedemos quietos en casa rumiando nuestra rabia, si no que nos activemos, nos movilicemos y empujemos todos en la misma dirección y, sobre todo, que no falten las propuestas en positivo.

7 comentarios:

  1. Asi se habla de la corrucción, diciendo las cosas tal y como son y sin arrimar el ascua a ninguna sardina. Muy bien, Jeronimo

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  2. Lo que no pude ser es que sigamos en esta tesitura, debemos salir a la calle a exigir lo nuestro, esto es un golpe de estado en toda regla, ya esta bien de delincuentes permitidos por nuestra "justicia".

    http://marcomonterofer.blogspot.com.es/

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  3. Hola Jerónimo.
    Si como dices vas a exponer en otro artícuo unos puntos contra la corrupción, aquí te sugiero dos:
    1. No a la financiación de los partidos con nuestros impuestos ni a las donaciones.
    2. Una ley electoral justa en la que todos los votos valgan igual. Con ella podrían quedarse en minoritarios o casi los dos partidos que más casos de corrupción tienen encima

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  4. Jerónimo, en primer lugar decir que comparto plenamente cuanto dices en tu artículo, ya que coincide al cien por cien con el análisis que yo vengo haciendo de todo este entramado socio-político desde hace mucho tiempo; esta coincidencia contigo me sirve para confirmar que estoy en lo cierto.

    Pero vayamos al grano, considero conveniente analizar el porqué de esta situación, y que intentaré resumir a modo de ampliación sobre nuestras coincidencias y que a buen seguro también es la de otros muchos, aunque todavía no seamos suficientes.

    Por una parte, el sistema capitalista basado en un consumo desmesurado con su consiguiente necesaria producción, era previsible que en algún momento se tendría que resquebrajar por mucho que hayan intentado, y en parte conseguido, hacer creer a la ciudadanía que esta era la sociedad del bienestar, sin considerar otros valores que el dinero, el consumo y la riqueza.

    Pero sin salirnos del sistema, cuando hace más treinta años empezaron a imponer lo que llamaron liberalización de la economía, y más tarde globalización, no fue otra cosa que un paso al frente hacia un mayor control económico de todo lo que fuera productivo, sin tener en cuenta su repercusión social. ¿Te acuerdas, Jerónimo, cuando empezaron con la privatización de Correos?, pues es solo un ejemplo. Esto terminó destruyendo por completo el sistema socialdemócrata, que aún estando lejos de lo que consideraríamos una sociedad justa, sí contemplaba una serie de beneficios sociales basados, o al menos así parecía, en las ideologías de los partidos que lo sustentaban.

    Una vez desaparecidos en la práctica los ideales políticos y cualquier valor social que no sea el dinero, los políticos pasaron a ser meros profesionales a sueldo “más comisiones”, del sistema capitalista, al que yo quiero definir solo con un dato: “con el 25% de los beneficios obtenidos durante 2012 por los cien hombres más ricos del planeta, sería suficiente para acabar con la miseria mundial”. Bajo este panorama resulta fácilmente comprensible el actual estado de corrupción al que hemos llegado.

    Otra cosa que yo considero digna de tener en cuenta es la mediocridad de las personas que se dedican a la política; bajo este prisma de servilismo, a estos personajes llamados políticos, no le podemos criticar por su falta de ética, dignidad, moral, en una palabra, “de vergüenza”, sencillamente porque en su bagaje humano no tienen cabida estos conceptos. Pero lo más indignante es la falta de profesionalidad en su gestión -sin entrar en detalles- así como la enorme torpeza a la hora de dar explicaciones ante los ciudadanos, a los que parece considerar como memos, tontos, imbéciles o simplemente ausentes de los problemas que ellos mismos provocan, posiblemente lo crean de verdad, salvo que carezcan de capacidad para hacerlo de otra forma. Entre la infinidad de despropósitos plagados de mentiras y contradicciones, solo voy a mencionar dos y que son de las más recientes: Una contabilidad paralela, o más bien, el desglose de una partida, existen miles de formas de hacerla para que nadie se pueda ver comprometido, por mucho que el que la realiza quiera tirar de la manta; en una palabra, una chapuza por parte tanto del pagador como de los cobradores.

    Sobre la financiación de los partidos políticos, solo voy a decir que quedó suficientemente demostrada con el caso Filesa, por si alguien tenía dudas con anterioridad, pero lo grave es que en el caso Bárcenas no solo se trata de la financiación ilegal del partido, sino de lucro personal de las arcas del partido. Para terminar con los ejemplos de torpeza, lo voy a resumir con una frase, “perdón, me he equivocado, no volverá a ocurrir” y una palabra “Urdangarín”.

    Con todo lo dicho solo pretendo aportar mi granito de arena para que sepamos quienes dirigen nuestros destinos. Como considero que lo más importante ante esta situación, son las soluciones, en los próximos días expondré mi modesta opinión.

    Saludos

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  5. De acuerdo Jose Juan, los dos puntos que plantean son básicos.
    Comparto absolutamente tu inquietud, Marco. Mal asunto si no salimos a la calle, quien tiene que hablar, movilizarse y exigir soluciones por encima de todo, somos los ciudadanos/as.
    Hola Felix, a ver cuando te pierdes por Adobes y hablamos largo y tendido.Ponme la fecha en mi correo. Un abrazo

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  6. HE RECIBIDO ESTE CORREO Y LO REENVÍO PARA QUE SIGA CIRCULANDO


    Nos están acorralando.
    Nos quitan los puestos de trabajo.
    Nos quitan los derechos conquistados tras largos años de lucha.
    Nos cierran la puerta a la justicia. No podrás demandar una factura abusiva
    Del agua, ni de la luz, ni del teléfono .No tendrás dinero para hacerlo tras
    el "TASAZO".
    Solo podrás acudir a hospitales de "caridad”, como en EEUU. Si no tienes
    medios, tampoco tienes Sanidad.
    La educación pública nos mantendrá en la mayor incultura para así
    manejarnos mejor y que entendamos menos.
    Los bancos seguirán con sus abusos (recuerda, están blindados y no tienes
    medios para defenderte).
    Volvemos a la España de hace más de 30 años.
    El gobierno y la oposición no han perdido poder, ni dinero, ni pensiones, ni viajar en primera
    Clase, ni derechos.
    Son corruptos. No les importamos
    Cuando pierdan las elecciones, se llevarán los bolsillos llenos y los
    Siguientes sabrán que pueden hacer lo que quieran con un pueblo
    Sumiso, cansado y pobre.
    UNAMONOS en TODO EL TERRITORIO NACIONAL. Salgamos a la calle pacíficamente
    pero con determinación.
    En TODAS LAS CIUDADES.SIN SINDICATOS, SIN PARTIDOS POLITICOS.
    Esto es un llamamiento PARA EL PUEBLO.
    EL 24 de FEBRERO A LAS 17HORAS,¡¡¡¡TODOS A LA CALLE!!!
    Haz que el LLAMAMIENTO CIRCULE.UNIDOS SOMOS FUERTES.

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