Te pongo al corriente, Nicolás, de que Albert Rivera propone cargarse 7000
ayuntamientos de los 8000 que hay en
España e intenta engañar a la ciudadanía alegando que es una medida necesaria
para reducir el gasto en la Administración. No sé qué me pone más furo, si el
carácter fascista de la medida, la mentira en que se basa o que, encima, suscite las simpatías de muchos
urbanitas.
Que un partido se atreva a hacer una propuesta tan
exterminadora y basada en la mentira, porque cree que así conseguirá más votos,
me parece una gran degradación de la política y de la democracia. Tampoco es de recibo que los demás
partidos callen (quien calla otorga) ante esta propuesta y me indigna sobremanera,
que los medios y tertulianos en general, alaben esta propuesta de exterminio
municipal, y no me vale como excusa que en muchos casos lo hagan por
ignorancia, porque su deber es informarse antes de darle a la húmeda o a las
teclas del ordenador.
Por más que tuviera claro, Nicolás, que Ciudadanos, por su naturaleza, no iba a proponer medidas relevantes
para empezar a atajar el drama social
que ha generado el segundo mandato de Zapatero y mucho más aún, el de Rajoy,
veía con buenos ojos el crecimiento de esta formación política por lo
siguiente:
¿Pero por qué Ciudadanos propone una salvajada semejante?
Causaría estragos en los caladeros electorales habituales del
PP, sería otra herramienta más para darle matarile al bipartidismo en las
próximas elecciones generales, haría probable un pacto poselectoral Podemos-Ciudadanos
en el aspecto concreto de pasar la escoba por las instituciones y regenerar la
vida democrática, España tendría, al fin, un partido de derechas homologable a
las llamadas derechas civilizadas
europeas y el PP quedaría como partido de ultraderecha, que es el lugar que
se ha ganado a pulso. Te digo esto, para que no pienses que le tenía a este
partido ninguna animadversión a priori. Ahora
sí se la tengo, aunque estoy deseando rectificar si me dan motivos; es decir, si
echan para atrás esa propuesta tiránica para el medio rural y piden perdón.
¿Pero por qué Ciudadanos propone una salvajada semejante?
Pues mira, Nicolás, la propone, porque este partido no rasca
bola en los 7.000 municipios del medio rural que pretende suprimir. No tiene ninguna
implantación en ellos ni posibilidades de
adquirirla de aquí a noviembre; de ahí que les importe tres leches estrangular
la vida municipal de tantos pueblos, si con ello consiguen ganar más simpatía y
votos en las áreas más pobladas y urbanas.
Ciudadanos cuenta, además, para tan “encomiable” tarea con dos ventajas, la
primera, tener un líder, Albert Rivera,
con cara de angelito y con la capacidad
embaucadora suficiente como para presentarnos la milonga de suprimir 7.000
ayuntamientos como una propuesta atractiva y necesaria para adelgazar la
administración y hacer una gran reducción del gasto público. Y la segunda, que
las gentes a las que va dirigido el mensaje, la ciudadanía urbanita, tienen una
ignorancia muy grande de lo que acontece en los pueblos del medio rural y es muy
fácil engañarla con una propuesta como esta. Sabido es, que en España no existe
más cultura social y política que la urbana y que eso impide que los urbanitas
estén al tanto de lo que realmente acontece en el medio rural.
No es que sea Ciudadanos
el único partido que quiere cargarse la mayoría de los ayuntamientos que, amenazas
parecidas viene haciendo UPYD y lo que es peor, el PP. De hecho, los populares,
ya han dado un paso sustancial en ese sentido con su contrarreforma municipal, vaciando
a los ayuntamientos de contenido, quitándoles las pocas competencias que tenían
y convirtiéndolos en meras figuras decorativas. El PP, a diferencia de
Ciudadanos y UPYD, tiene mucha implantación en el medio rural y bastante votos
que perder, de ahí que renunciara a suprimir los ayuntamientos a lo bestia, como
pensaba al principio y optara, finalmente,
por dejarlos sin funciones, aunque sin disolver, que conduce
prácticamente a lo mismo, pero que, en apariencia, es una forma menos cruenta
y, por lo mismo, les permite paliar mejor el rechazo y el malestar de los municipios afectados.
Adelgazar las administraciones, Nicolás, y ahorrar con ello varios miles de millones de euros todos los años, es algo que la inmensa
mayoría de la ciudanía demanda, pero esto ha de hacerse por arriba que es donde
está instalado el despilfarro, las corruptelas y todos los gastos innecesarios y
no suprimiendo 7.000 ayuntamientos que no generan despilfarros y
tienen sus cuentas al día
Te mandé una carta el 29 de diciembre donde te comentaba las
medidas que, a mi juicio, era necesario tomar para adelgazar las instituciones
y eliminar más de cinco mil millones de gastos cada año. En ella te hablaba, lo
recordarás, de suprimir instituciones repetidas como las Diputaciones y el
ocioso Senado, de eliminar los veinticinco mil cargos puestos a dedo en las
distintas instituciones, de reducir sustancialmente los cargos de libre designación
y todo el organigrama de puestos de las administraciones, de eliminar privilegios y
moderar salarios de los cargos públicos que más cobran, etc, medidas
estas, que deberían tomarse también en los 1000 ayuntamientos, que Ciudadanos deja en pie, donde
también está instalado el despilfarro y todos los males que causan gastos innecesarios.
Cualquiera de ellos por sí solo, genera más gastos superfluos, que los 7.000 juntos que Ciudadanos
quiere suprimir.
En definitiva, la propuesta de Ciudadanos deja el despilfarro de las administraciones tal y como
está, incluido el de los grandes ayuntamientos, mientras que pretende cargarse a
los municipios que no despilfarran nada, que no supone ningún ahorro suprimirlos,
que tienen una larguísima trayectoria de gobernarse en la austeridad, que se
arreglan con un secretario para varios pueblos y que son ejemplo
a seguir para los ayuntamientos grandes y para todas las administraciones.
¿Cabe mayor tiranía, mayor injusticia y mayor desvergüenza que
la de querer suprimir las instituciones que ya viene funcionando en la
austeridad y que no aumentan el gasto y, sin embargo, dejar como están las instituciones que
generan cada año un despilfarro de más cinco mil millones de euros? ¿Cabe mayor
cinismo y mayor cara dura? ¿Verdad, Nicolás, que no cabe?
A modo de resumen
Como te he hablado más veces de municipalismo, si no te
parece mal, termino esta carta sintetizando en tres párrafos lo esencial que nos interesa
retener de todo lo comentado hasta ahora:
1) Los ayuntamientos son instituciones
con una larga tradición, solera y arraigo entre sus vecinos. Son las instituciones
más cercanas y democráticas que disponen los pueblos. Son absolutamente necesarios para que
la ciudadanía realice sus gestiones cotidianas, sus demandas, sus reclamaciones,
etc y la única garantía de que los pueblos estén bien atendidos, de que sus
infraestructuras y servicios vayan mejorando y con ello, la calidad de vida de la
ciudadanía que los habita. Esto, nada menos que esto, es lo que Ciudadanos se quiere cargar.
2) Desde 1978 estaba adquirido el
compromiso por todos los partidos de hacer una Ley democrática para la Reforma
de la Administración Local, pero que si quieres arroz Catalina. Un tercio de
siglo después, sigue siendo una promesa incumplida. Ese proyecto de Ley fue
redactado, al fin, en la época de Zapatero por el ministro de Administraciones Públicas,
Jordi Sevilla, pero se lo tumbaron en el primer trámite -el del Consejo de
Ministros- y Jordi Sevilla, casualidad o no, fue cesado a los pocos días. El
proyecto era excelente, proponía algo
tan justo como mayor financiación a los ayuntamientos, presupuesto municipal propio
y autonomía para gestionar sus inversiones y establecer sus prioridades y
acabar con el sistema tutelado y humillante de las ayudas graciables concedidas
o denegadas arbitrariamente desde arriba. En vez de la reforma, lo que nos llega
es la contrarreforma del PP vaciando de contenido y de competencias a los ayuntamientos
pequeños y medianos y, para acabarla de remachar, nos viene ahora, Albert Rivera, proponiendo la supresión de
todos ellos.
3º) La alternativa no puede estar más clara: Luchar para derogar
la contrarreforma del PP y exigir que se apruebe en su literalidad el proyecto
de Jordi Sevilla, lucha que debe empezar ya mismo, no dándoles el voto a los
que se quieren cargar los ayuntamientos en los pueblos, ni tampoco a todos los
que han venido demostrando durante tantos años seguidos que les importa un
comino la reforma de la Administración Local, a pesar de prometerla desde el
principio y de desempolvarla demagógicamente cada vez que se acercaban unos comicios
municipales.
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