martes, 10 de marzo de 2015

Así, no, Albert Rivera. Así, de ninguna manera


Te pongo al corriente, Nicolás, de que Albert Rivera propone cargarse 7000 ayuntamientos de los 8000 que hay en España e intenta engañar a la ciudadanía alegando que es una medida necesaria para reducir el gasto en la Administración. No sé qué me pone más furo, si el carácter fascista de la medida, la mentira en que se basa o que,  encima, suscite las simpatías de muchos urbanitas.
Que un partido se atreva a hacer una propuesta tan exterminadora y basada en la mentira, porque cree que así conseguirá más votos, me parece una gran degradación de la política y de la democracia. Tampoco es de recibo que los demás partidos callen (quien calla otorga) ante esta propuesta y me indigna sobremanera, que los medios y tertulianos en general, alaben esta propuesta de exterminio municipal, y no me vale como excusa que en muchos casos lo hagan por ignorancia, porque su deber es informarse antes de darle a la húmeda o a las teclas del ordenador.
Por más que tuviera claro, Nicolás, que Ciudadanos, por su naturaleza, no iba a proponer medidas relevantes para  empezar a atajar el drama social que ha generado el segundo mandato de Zapatero y mucho más aún, el de Rajoy, veía con buenos ojos el crecimiento de esta formación política por lo siguiente:

Causaría estragos en los caladeros electorales habituales del PP, sería otra herramienta más para darle matarile al bipartidismo en las próximas elecciones generales, haría probable un pacto poselectoral Podemos-Ciudadanos en el aspecto concreto de pasar la escoba por las instituciones y regenerar la vida democrática, España tendría, al fin, un partido de derechas homologable a las llamadas derechas civilizadas europeas y el PP quedaría como partido de ultraderecha, que es el lugar que se ha ganado a pulso. Te digo esto, para que no pienses que le tenía a este partido ninguna animadversión a priori. Ahora sí se la tengo, aunque estoy deseando rectificar si me dan motivos; es decir, si echan para atrás esa propuesta tiránica para el medio rural y piden perdón.


¿Pero por qué Ciudadanos propone una salvajada semejante?
Pues mira, Nicolás, la propone, porque este partido no rasca bola en los 7.000 municipios del medio rural que pretende suprimir. No tiene ninguna implantación en ellos ni posibilidades  de adquirirla de aquí a noviembre; de ahí que les importe tres leches estrangular la vida municipal de tantos pueblos, si con ello consiguen ganar más simpatía y votos en las áreas más pobladas y urbanas.
Ciudadanos cuenta, además, para tan “encomiable” tarea con dos ventajas, la primera, tener un líder, Albert Rivera, con cara de angelito y con la capacidad embaucadora suficiente como para presentarnos la milonga de suprimir 7.000 ayuntamientos como una propuesta atractiva y necesaria para adelgazar la administración y hacer una gran reducción del gasto público. Y la segunda, que las gentes a las que va dirigido el mensaje, la ciudadanía urbanita, tienen una ignorancia muy grande de lo que acontece en los pueblos del medio rural y es muy fácil engañarla con una propuesta como esta. Sabido es, que en España no existe más cultura social y política que la urbana y que eso impide que los urbanitas estén al tanto de lo que realmente acontece en el medio rural.
No es que sea Ciudadanos el único partido que quiere cargarse la mayoría de los ayuntamientos que, amenazas parecidas viene haciendo UPYD y lo que es peor, el PP. De hecho, los populares, ya han dado un paso sustancial en ese sentido con su contrarreforma municipal, vaciando a los ayuntamientos de contenido, quitándoles las pocas competencias que tenían y convirtiéndolos en meras figuras decorativas. El PP, a diferencia de Ciudadanos y UPYD, tiene mucha implantación en el medio rural y bastante votos que perder, de ahí que renunciara a suprimir los ayuntamientos a lo bestia, como pensaba al principio y optara, finalmente,  por dejarlos sin funciones, aunque sin disolver, que conduce prácticamente a lo mismo, pero que, en apariencia, es una forma menos cruenta y, por lo mismo, les permite paliar mejor el rechazo y el malestar de los  municipios afectados.
Adelgazar las administraciones, Nicolás, y ahorrar con ello varios miles de millones de euros todos los años, es algo que la inmensa mayoría de la ciudanía demanda, pero esto ha de hacerse por arriba que es donde está instalado el despilfarro, las corruptelas y todos los gastos innecesarios y no suprimiendo  7.000  ayuntamientos que no generan despilfarros y tienen sus cuentas al día
Te mandé una carta el 29 de diciembre donde te comentaba las medidas que, a mi juicio, era necesario tomar para adelgazar las instituciones y eliminar más de cinco mil millones de gastos cada año. En ella te hablaba, lo recordarás, de suprimir instituciones repetidas como las Diputaciones y el ocioso Senado, de eliminar los veinticinco mil cargos puestos a dedo en las distintas instituciones, de reducir sustancialmente los cargos de libre designación y todo el organigrama de puestos de las administraciones, de eliminar privilegios y moderar salarios de los cargos públicos que más cobran, etc, medidas estas, que deberían tomarse también en los 1000  ayuntamientos, que Ciudadanos deja en pie, donde también está instalado el despilfarro y todos los males que causan gastos innecesarios. Cualquiera de ellos por sí solo, genera más gastos superfluos, que los 7.000 juntos que Ciudadanos quiere suprimir.
En definitiva, la propuesta de Ciudadanos deja el despilfarro de las administraciones tal y como está, incluido el de los grandes ayuntamientos, mientras que pretende cargarse a los municipios que no despilfarran nada, que no supone ningún ahorro suprimirlos, que tienen una larguísima trayectoria de gobernarse en la austeridad, que se arreglan con un secretario para varios pueblos y que son ejemplo a seguir para los ayuntamientos grandes y para todas las administraciones 
¿Cabe mayor tiranía, mayor injusticia y mayor desvergüenza que la de querer suprimir las instituciones que ya viene funcionando en la austeridad y  que no aumentan el gasto y, sin embargo, dejar como están las instituciones que generan cada año un despilfarro de más cinco mil millones de euros? ¿Cabe mayor cinismo y mayor cara dura? ¿Verdad, Nicolás, que no cabe?
A modo de resumen
Como te he hablado más veces de municipalismo, si no te parece mal, termino esta carta sintetizando  en tres párrafos lo esencial que nos interesa retener de todo lo comentado hasta ahora:
1) Los ayuntamientos son instituciones con una larga tradición, solera y arraigo entre sus vecinos. Son las instituciones más cercanas y democráticas que disponen los  pueblos. Son absolutamente necesarios para que la ciudadanía realice sus gestiones cotidianas, sus demandas, sus reclamaciones, etc y la única garantía de que los pueblos estén bien atendidos, de que sus infraestructuras y servicios vayan mejorando y con ello, la calidad de vida de la ciudadanía que los habita. Esto, nada menos que esto, es lo que Ciudadanos se quiere cargar.
2) Desde 1978 estaba adquirido el compromiso por todos los partidos de hacer una Ley democrática para la Reforma de la Administración Local, pero que si quieres arroz Catalina. Un tercio de siglo después, sigue siendo una promesa incumplida. Ese proyecto de Ley fue redactado, al fin, en la época de Zapatero por el ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla, pero se lo tumbaron en el primer trámite -el del Consejo de Ministros- y Jordi Sevilla, casualidad o no, fue cesado a los pocos días. El proyecto era excelente,  proponía algo tan justo como mayor financiación a los ayuntamientos, presupuesto municipal propio y autonomía para gestionar sus inversiones y establecer sus prioridades y acabar con el sistema tutelado y humillante de las ayudas graciables concedidas o denegadas arbitrariamente desde arriba. En vez de la reforma, lo que nos llega es la contrarreforma del PP vaciando de contenido y de competencias a los ayuntamientos pequeños y medianos y, para acabarla de  remachar, nos viene ahora,  Albert Rivera, proponiendo la supresión de todos ellos.
3º) La alternativa no puede estar más clara: Luchar para derogar la contrarreforma del PP y exigir que se apruebe en su literalidad el proyecto de Jordi Sevilla, lucha que debe empezar ya mismo, no dándoles el voto a los que se quieren cargar los ayuntamientos en los pueblos, ni tampoco a todos los que han venido demostrando durante tantos años seguidos que les importa un comino la reforma de la Administración Local, a pesar de prometerla desde el principio y de desempolvarla demagógicamente cada vez que se acercaban unos comicios municipales.

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