Empiezo esta carta, Nicolás, con osadía;
atreviéndome a hacer un pronóstico estimativo sobre las elecciones generales de
noviembre: Ciudadanos entre 28y 30%, Podemos
entre el 22-29%, PSOE entre el 19-22% y PP entre el 10%-12%. Las
fuerzas nacionalistas quedarán más o menos igual y, sobre los demás partidos de
ámbito estatal, no hace falta ser sociólogo para darse cuenta que se convertirán
en partidos testimoniales, por el papel del voto útil que, en esta ocasión, influirá
más que nunca, debido a la feroz competencia entre las cuatro fuerzas reseñadas.
Escrito queda.
Ya sé que es muy atrevido pronosticar
sobre las elecciones generales cuando todavía no se han celebrado siquiera las
autonómicas y municipales. Pero bueno, sabes que me pirran los análisis y que
soy amigo de la libertad sin adjetivos: Ambas cosas me aportan la intrepidez
suficiente como para atreverme a pronosticar, tan pronto como encuentro datos y
elementos sólidos que me permiten hacer un análisis fundado, como creo que es
el caso; aunque en esta ocasión, he tenido que encuadrar en una horquilla más
amplia los porcentajes de Podemos, porque es el partido que se va a encontrar
con algunos escollos difíciles, que según como los resuelva, le van a dar bastante
margen de recorrido hacia arriba o hacia abajo.
Antes de entrar en harinas, Nicolás,
decirte que, a mi juicio, las elecciones municipales no van a ser orientativas de
lo que puede acontecer en las generales, por la sencilla razón de que a los
partidos emergentes no les ha dado tiempo todavía a penetrar en el mundo rural, donde las fuerzas viejas de
siempre, principalmente PP y PSOE, se repartirán una gran cantidad de
concejales en ese ámbito y, por consiguiente, ganarán las municipales cómodamente
en términos absolutos. Sí pueden ser más
orientativos los resultados de las fuerzas emergentes en las autonómicas y en
las municipales de las grandes ciudades, aunque tampoco demasiado, dado que concurren
a las mismas en condiciones muy precarias, sin tiempo siquiera para dar a
conocer sus candidatos a la población.
Voy, pues, Nicolás, a explicarte en
qué se basan mis pronósticos para exponer unos resultados que, a primera vista seguro que te habrán dejado sorprendido y más aún, cuando los hago en unos momentos de convulsión e incertidumbre política y con el hándicap de no conocer los apoyos y pactos que se vayan a establecer tras las municipales y autonómicas, que según cuales sean, pueden influir para bien o para mal en los resultados de cada fuerza en los comicios generales de noviembre.
Semejante subida de Ciudadanos y bajada estrepitosa del
PP, las baso en lo siguiente: Por una
parte, el PP es un partido sin credibilidad por la enorme descrédito social acumulado
a causa del estercolero de corrupción
estructural en que se halla sumido y de las tremendas desigualdades que han
generado sus recortes entre la población, poniendo a varios millones de
personas en el umbral de la pobreza o dentro de la misma. Es un partido con
claros signos de cainismo interno y de descomposición, que se agravarán sobremanera,
con las pérdidas de parcelas importantes de poder en las autonómicas y
municipales y con el nerviosismo que les creará el alza y afianzamiento de
Ciudadanos en las urnas, que es el partido que les hace la competencia.
Por otra parte, el espectro de lo que
denominamos tradicionalmente la derecha, ha encontrado, al fin, en Ciudadanos el
partido que siempre quiso tener; un partido netamente de derechas, sí, un
partido al servicio de los poderes fácticos,
también, pero un partido de cara lavada,
que sea homologable a lo que se ha dado en llamar en las democracias occidentales, derecha civilizada. Un partido que
cuenta, además, con un líder carismático, Albert Rivera, que da al cien por
cien el perfil que se requiere para liderar una derecha monda y lironda, pero de
apariencia decente, que es el mensaje que se
esfuerza en trasmitir su líder contra
la corrupción y que, a mi juicio, consigue con explicaciones sencillas y firmes,
que llegan a la gente.
No se pierda de vista, que muchísimos
votantes de derechas también repudian el cenagal de corrupción estructural en
que han sumido a España quienes nos han
venido gobernando y, por lo tanto, es de sentido común, que si tienen la
ocasión de votar a una fuerza de derechas, que a su vez transmite la impresión
de que va limpiar a España de esta lacra, dejen de votar al PP y le otorguen su
confianza a Ciudadanos. Tampoco se olvide que, según las encuestas del CIS, en
los comicios de 2011 eran solamente un 4,6% las personas que consideraban la
corrupción el principal problema y ahora son el 50,4%, lo que quiere decir, que
la conciencia ciudadana ha dado un salto cualitativo gigantesco en este punto
en los cuatro últimos años y que hoy es ya imposible votar a los partidos
responsables de la corrupción estructural generada desde sus direcciones
políticas, sin sentirse cómplices con la misma.
Pero el factor más determinante para
abandonar al PP y votar a Ciudadanos en las generales, es que los grandes poderes fácticos económicos y
mediáticos, están viendo ya la conveniencia de poner todas sus poderosas
herramientas al servicio de Ciudadanos y no de un partido totalmente
desacreditado y manchado de mierda hasta las cejas, como es el PP. Este cambio
ya lo estamos viendo; pero cuando cobrará toda su dimensión será después de las
elecciones autonómicas y municipales, cuando todo quede simplificado y se concentre
en las elecciones generales. Saben esos poderes fácticos, que la ocasión la
pintan calva, y como aunque sean mala gente, no son idiotas, la van a aprovechar para conseguir de vez, todos sus objetivos
políticos. A saber:
Limitar en todo lo posible la
transversalidad de la opción real de cambio que representa Podemos, contar con un
partido de su confianza homologable a
las burguesías occidentales y la posibilidad de sacarlo adelante como la fuerza
más votada para que lleve el timón de la gobernabilidad, para lo cual, no les
basta con que Ciudadanos se engulla a UPYD, ni con que arrastre el voto abstencionista de la derecha, sino que
precisan, además, dar una fuerte mordida en electorado tradicional del PP y que
esta vez, voten a Ciudadanos. A ello se van a dedicar con todo su arsenal de
medios económicos y mediáticos. Eso ni lo dudes, Nico.
Bien es verdad, que no me habría
gustado llegar a estas conclusiones, porque el probable éxito de Ciudadanos, será
nocivo y contrario, sin ninguna duda, a los intereses y necesidades de las
gentes de abajo, será la manera de darnos gato por liebre, pues nadie en su sano
juicio puede pensar, que un partido que va a ser aupado hacia el gobierno por unos
poderes fácticos que de forma tan determinante han contribuido a los principales
males que aquejan al país, vaya a gobernar después de otra manera, que no sea
llevado bien amarrado por las bridas de esos mismos poderes. Por eso se impone
desenmascarar sin cesar aquí, allá y acullá
la abismal diferencia que media entre el recambio de Ciudadanos y el cambio de
Podemos, para que todavía sea posible el cambio real que la mayoría de la
ciudadanía demanda y necesita. Si esto acabara aconteciendo, me quedaría muy
satisfecho de haberme equivocado en mis pronósticos
Se dirá, además, que la tradición
pesa y que habrá bastantes votantes del PP, que truene o diluvie, van a volver
a darle el voto en las generales; también podrá esgrimirse que el PP ha tocado
mucho poder y que eso le va a permitir contar todavía con importantes resortes mediáticos
de cara a las generales, que seguirá
poniendo a su servicio y, asimismo, aprovechará a tope sus grandes
redes clientelares que ha tejido durante estos años, cuyos intereses de estos enchufados
van unidos a la suerte del PP y, por ello, se van a convertir en activos
propagandistas para defender sus judías, al modo y manera que lo han hecho las redes
clientelares del PSOE en Andalucía. Por todas estas razones, creo que el PP, a
pesar de todo, todavía mantendrá un porcentaje de voto parecido al que le
pronostico.
No debe extrañar a nadie estas
debacles en partidos de larga
trayectoria, que fuerzas así ya se han dado el tortazo hasta desaparecer, también
por culpa de la corrupción, como sucedió en Italia con la Democracia Cristiana
de Andreotti y con el Partido Socialista de Bettino Craxi , o como parece
repetirse ahora en Grecia, donde por causas parecidas a las que acontecen en
España, ha quedado reducido a partido testimonial el Pasok de los Socialistas
de Papandreu y va por el mismo camino la Nueva Democracia de Antanis Samarás.
¿Te acuerdas, Nico, cuánto le gustaba decir a tu padre aquello de cuando las barbas del vecino veas cortar,
pon las tuyas a remojar? Pues eso
Así, pues, Nicolás, le va a llegar a
Ciudadanos tal diluvio de votos de las filas del PP, para el recambio, que va a
ser muy difícil que Podemos pueda conseguir otro porcentaje de votos igual o
superior para el cambio real que el país necesita. Para ello, Podemos tendrá
que ganarse sí o sí a todas las conciencias más conscientes y sensibles al
cambio, a la inmensa mayoría de los abstencionistas y de los que votan por
primera vez, amén de ampliar la mordida electoral en el otro partido
responsable de la corrupción estructural desde arriba y de otras prácticas contrarias a la socialdemocracia, o séase, el
PSOE. Y por último, tratar de encontrar alguna solución democrática e imaginativa tras las elecciones del 24 mayo,
para que los votos de IU vayan en las mismas papeletas que los de Podemos.
Digo ampliar la mordida en el PSOE,
no porque el porcentaje de votos de los que quieren el cambio no sea mucho
mayor que los que prefieren quedarse enganchados en el PSOE, que lo son con mucha
diferencia, sino porque este partido cuenta con tres grandes ventajas, que no
tiene Podemos y eso jugará a su a su favor de cara a intentar contrarrestar la
hemorragia de votos de sus filas hacia Podemos. Una de ellas es, la escasa
implantación del partido emergente en las áreas rurales; otra, la abismal
diferencia de medios económicos para impulsar la campaña de las generales en la
que vamos a entrar de facto, tan pronto acaben las elecciones autonómicas y
municipales. Y la tercera, la toda
poderosa maquinaria mediática del grupo PRISA que está por completo al servicio
del PSOE, o más aún, que es el propio PSOE, como quedó puesto en evidencia en
Madrid con motivo de la defenestración política
de Tomás Gómez, que él mismo denunció echándole la culpa de todo a la dirección
del periódico, El País.
A tal punto llegó este medio cada vez más panfleto y menos periódico, que fue capaz de sacar una encuesta encargada a su medio
afín, Metroscopia, tan sólo ocho horas después de cargarse a Tomás Gómez, cuya intención
de voto le atribuía al PSOE repentinamente un incremento de diez puntos, debido al efecto de la
decapitación conocida tan sólo ocho horas antes; encuesta que es materialmente imposible
realizar en tan poco tiempo y que fue el hazme reír de todo el mundo. También
da la cantada, la supuesta ecuanimidad y objetividad de Iñaki Gabilondo en la
que muchos creíamos, que se ha tornado en apoyo activo e indisimulado al PSOE tan pronto como las cosas se han puesto muy difíciles para este partido. Son dos ejemplos tan ilustrativos
de cómo cierran filas cuando les da el trillo en los talones a PRISA y al
PSOE, que no es exagerado decir, a modo de lema, que PRISA y PSOE la misma cosa es.
Creo, pues, que si Podemos hace bien
todo lo que aquí te he comentado y sobre todo, si logra desenmascarar el recambio
de Ciudadanos y contrarrestar de alguna forma, la poderosa maquinaria
propagandística del PSOE puede llegar al empate técnico con Ciudadanos e,
incluso, sobrepasarlo, pero que también se puede quedar en un 22% o porcentaje
similar, si no consigue vencer estas enormes dificultades que se está encontrando
Podemos por el camino. Por eso le he
asignado una horquilla tan amplia en mis pronósticos.
Porcentaje de personas que quieren el
cambio real que representa Podemos hay más que de sobra para ser el partido
mayoritario, pero que todas esas personas acaben votándolo, es bastante más difícil,
por las dificultades tan grandes que tiene que vencer por el camino. Pero
poderse se puede, Nicolás, claro que se puede
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