Me siento bien, mal y compresivo al mismo tiempo, Nicolás.
Me siento bien
Me siento bien, Nicolás, porque parece un sueño hecho realidad el hito histórico de conseguir
71 diputados en tan corto tiempo de existencia de Podemos, porque esos resultados son base más que suficiente
para ganar las siguientes elecciones generales si se trabaja aceptablemente bien
y porque la marca Podemos tiene más y mejor imagen que el propio candidato a
Presidente, que es lo verdaderamente trascendente. Es un bien de incalculable
valor que prime siempre el colectivo, sobre las personas individualmente.
Me siento bien, porque he votado por la única opción de
cambio clara que existe, porque he votado lo mismo que la mayoría de los
jóvenes, que hoy por hoy son quienes
tienen cerradas las puertas del futuro a causa de las malas políticas del
bipartidismo; muy especialmente por los dos últimos años de Zapatero y los
cuatro del PP.
Me siento bien, por último, porque por primera vez he podido
depositar el voto con la cabeza y el
corazón plenamente conciliados: voto útil y de conciencia al mismo
tiempo En esta ocasión no he tenido que votar con pinzas en la nariz. Me siento
bien, porque estoy seguro que la noche del escrutinio dormí mejor que gente que
eligieron otras opciones que obtuvieron mejores resultados, no para ellos ni
para la gente humilde, sino para los partidos a los que votaron
Me siento mal