El día 3, Nicolás, leí en eldiario.es un artículo-reportaje,
firmado por Aitor Riveiro, cuyas declaraciones de Errejón me aportan la
esperanza de que la necesidad que defendía en mi
última misiva de hacer una gran
campaña que culmine con una jornada de
lucha en la calle el 1 de octubre de todos los que votamos y estamos por el cambio pueda hacerse realidad con una u otra
fecha y uno u otro formato.
Por otro lado, el twitter de Pablo Iglesias acerca de las sorprendentes,
farragosas, contradictorias y evasivas declaraciones de Pedro Sánchez, diciendo
que no entendía nada (yo sí lo entiendo todo y creo que Pablo también) me
reafirman más aún en la necesidad de esa gran
movilización por el cambio y para impedir cualquier gobierno del PP. Entrada
al blog para leer la carta: http://jeronimolorente.blogspot.com.es
¿Y por qué estoy más esperanzado,
Nicolás?
Por lo siguiente: Porque cuando te envié la carta anterior, sugiriendo
la convocatoria del 1 de octubre, los dirigentes de Podemos y/o Unidos Podemos,
no habían abierto la boca en relación a ninguna movilización, que sería lo
único que podía FORZAR al PSOE, como
segunda fuerza más votada, a postularse para una investidura de cambio real y
trabajar por ella hasta conseguirla. Sin esta movilización pensaba y pienso, que
tal y como es y actúa el sector de dirigentes más derechoso del PSOE; a este
partido jamás se le hará cambiar de posición adoptando desde Unidos Podemos una
postura de buenismo y subordinación. ¡JAMÁS!
Y más peligrosa todavía, que la posición del sector derechoso
del PSOE, es la de los dirigentes del SIMANCAZO
que conforman Sánchez y su equipo, que trata de matar ahora el tiempo deliberadamente
en postureos y vacuas gestiones hasta que se celebren las elecciones gallegas y
vascas, con el fin de que el PP intente conseguir el apoyo del PNV y del diputado
Quevedo de Nueva Canarias del grupo mixto y con ellos, conseguir la mayoría absoluta
que el PP precisa para gobernar cuatro año más y seguir “jodiéndole” la vida a
millones de personas; mientras que el PSOE, al no haberle tenido que prestar
votos al PP, ni siquiera en forma de abstención, quedaría como partido “inmaculado”
de la oposición dedicado en exclusiva al “encomiable
servicio al país” de cerrarle el paso Unidos Podemos (al populismo) y
tratar de destruirlo o reducirlo a su mínima expresión.
OJO, OJO, OJO, OJO, CON
EL SIMANCAZO.
Ojo con el SIMANCAZO,
que en estos momentos es la política de Pedro Sánchez y su equipo y que es
mucho más sibilina y difícil de desenmascarar, que la del sector derechoso de
la varonesa Susana Díaz.
Ambas tendencias de
dirigentes tienen en común: que pretenden que gobierne el PP cuatro años más, sin
importarles un comino, que se siga machacando a millones de personas que ya lo están pasando
muy mal y se le sigan cerrando a cal y canto las puertas del futuro a la
juventud.
Pero tienen de distinto, que mientras a los derechosos se les
ve venir al defender abiertamente su postura de abstención para que gobierne el PP, los del SIMANCAZO u OSCARLOPAZO, (a Oscar López también se le fue la lengua en Antena 3 en el mismo sentido que a
Simancas) prefieren que la continuidad de Rajoy se haga con la incorporación del PNV y Nueva Canarias,
para que, de este modo, puedan hacer oposición “inmaculada” e intentar cargarse a
Podemos, vendiendo su traición al cambio, eso sí, como un “gran servicio que se
le presta al país” al luchar contra el principal peligro que le acecha a España: el populismo”, para lo cual
andarán bien sobrados de pesebreros tertulianos y plumíferos, que los apoyen.
Tiempo al tiempo.
LA IMPERIOSA NECESIDAD
DE UNA GRAN MOVILIZACIÓN
Sólo desde una fuerte campaña por el cambio y para que no
gobierne el PP, que empezara a hacer su aparición desde ya mismo (incluso vamos
con retraso) y que culmine en una gran movilización el 1 de octubre u otra
fecha que se estime, el PSOE no podría hacer ya lo que quisiera, sino lo que pudiera, que son dos cosas
radicalmente distintas, pues en medio de un ambiente expreso de demanda de
cambio en la calle y de un No rotundo
a cualquier gobierno del PP, a los dirigentes socialistas se les pondría, les
gustara o no, ante la siguiente disyuntiva: Optar por un cambio digno de tal
nombre y postularse Pedro Sánchez, como candidato a la investidura para ejecutar el mismo como
segunda fuerza más votada; o pagar un precio muy grande en votos, tanto si da
lugar a que gobierne el PP cuatro años más, como si da motivo para ir a unas terceras elecciones.
Tras conocer el citado artículo reportaje antes referido, veo
tres razones significativas para pasar
del pesimismo a una moderada esperanza, que sería definitiva, si
a partir de ya mismo, todos los CÍRCULOS, todos los cargos públicos, todos los Consejos Regionales y a la cabeza,
el Consejo Estatal, empezamos a posicionarnos públicamente a favor de esa gran
campaña que culmine en una gran jornada por el cambio.
La primera, Nicolás, que dirigentes de Podemos de la talla de Errejón, o
de Garzón de IU, hablan ya, POR FIN, de una gran movilización en la calle por
el cambio y para que no gobierne el PP y eso, Nico, como
comprenderás, es harina de otro costal, es de unas dimensiones infinitamente
mayores, que las del limitadísimo eco que le podíamos dar nosotros desde este
modesto blog.
La segunda, que esta campaña y jornada de movilización, tiene
su principal fundamento, en que nos presentamos ante la gente, y en
especial ante quienes lo están pasando peor, como lo que realmente decimos ser:
verdaderos defensores de su causa, que nos estamos dejando el alma, lo mejor de
nosotros mimos, para que no gobierne el PP y haya un cambio que empiece a dar
solución de inmediato a los problemas más apremiantes. Esto está por encima de
todo; porque si no defendemos a los más
necesitados cuando más nos necesitán ¿qué leches pintamos aquí? Nuestra única
razón de ser es la gente y sus necesidades y si nos olvidamos de esto, da igual
dar el sorpasso, que desaparecer
Y la tercera, que se infiere del referido artículo, y que yo
no había tenido en cuenta en mi carta anterior en la que proponía la movilización,
es que al PP y al PSOE, les conviene provocar el mayor hastío y desafección
posible de la ciudanía hacia la política de cara a sus expectativas partidistas
electorales, toda vez, que la mayoría de sus votantes provienen de gentes de
bastante edad, de gentes que votar es para ellos, como un rito, como un deber y acuden
a las urnas llueva, truene, nieve o sea navidad; voto éste que, por otra parte,
que tienen fidelizado ambas fuerzas.
Por el contrario, el voto de Podemos es, mayoritariamente, un
voto joven, un voto emocional, un voto de una fuerza que surgió en aluvión, un voto cargado de entusiasmo
y esperanza, pero ¿por qué no decirlo también? de una sana ingenuidad. Un voto,
en definitiva, que por estos rasgos específicos, empieza a desmotivarse y
desencantarse ante tantas tardanzas y tantas políticas de chalaneos y postureos
por arriba, que producen rechazo y desencnto.
Eso sin contar, que muchos no hemos entendido y seguimos sin entender -me
cuento yo también aunque tenga 74 años, o quizá por ello- el porqué de tanta condescendencia,
por no decir sumisión al PSOE, el porqué fiarlo tanto a lo que diga y haga el PSOE,
cuando es el a-e-i-o-u de la política, que la fuerza que se siente más importante,
sólo se aviene a razones cuando se le presiona, no tanto con palabras como con
hechos; es decir, poniéndonos la gente por el cambio en pie de guerra, metafóricamente
hablando. En ese contexto de presión de todos los que queremos el cambio y que
no gobierne el PP, incluidos los votantes socialistas, sólo le quedan a los
dirigentes del PSOE dos opciones: o avenirse a un cambio digno de tal nombre o
pagar un precio electoral grande si da lugar a que gobierne el PP o a que haya
que ir terceras elecciones, cosa que
también podría ocurrir, Nicolás, aunque yo no lo contemplara en la carta
anterior, si los dirigentes socialistas, sabedores de que una buena parte del
voto que aún les queda, son votantes por su edad bastante fidelizados; mientras
que el votante de Podemos, es un voto mucho más propenso a la abstención, salvo
que utilicemos pronto y a fondo la extraordinaria herramienta que tenemos: reactivar
y recuperar el estímulo y la ilusión de
todos a través de una gran movilización, única forma posible de combatir la
abstención.
Si alguien cree que sin esta campaña movilizadora, el
electorado de Podemos va a llegar en buenas condiciones a unas posibles, aunque
indeseadas elecciones, sin pasar previamente por una motivadora movilización; o es
que vive en otro planeta o es que delira. Precisamente, dicha movilización, es
el noventa por ciento de la campaña electoral, porque es el único camino
posible de recuperar a los abstencionistas; mientras que renunciar a recorrerlo, puede conducir a una abstención todavía mayor que la de las segundas elecciones.
Todo esto, Nicolás, a juzgar por el contenido del artículo aludido y,
sobre todo, de lo que dejan traslucir las opiniones de Errejón, parecen dar a
entender, que la movilización será posible, ahora sólo hace falta que se pase a
la acción cuanto antes. A la acción todas y todos unidos como una piña y con las puertas
abiertas de par en par, para que se puedan incorporar también a la movilización
sin sentirse incómodos, los votantes por el cambio de otros partidos La unión hace
la fuerza, cierto, pero la presión democrática también
No puedo acabar el artículo con un Sí se puede como me
gustaría, porque para que pudiera decirlo con convencimiento y no como una
coletilla, necesito sentirme más cerciorado aún, de que las cosas van transcurrir groso modo por el camino
descrito. Mientras llega ese momento, prefiero acabar con otra frase que, aunque parezca
un poco defensiva, a mí me gusta mucho. Si luchamos
(nos movilizamos) podemos perder, pero si no lo hacemos, ya hemos perdido
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