Primero déjame que te ponga en situación
El 17 de Enero del año en curso, Nicolás,
se celebró la VI Conferencia de Presidentes de las Comunidades Autónomas (CCAA)
con el Gobierno. En ella, se propuso elaborar un nuevo sistema de financiación de las
mismas, donde por primera vez, se introduciría el concepto de despoblación.
Hasta ahora, se manejaba como criterio
principal de financiación a las CCAA, el de mayor población, bajo el concepto que,
a más habitantes, más aportación fiscal al Estado y, por lo mismo, más dinero a
recibir. Esto, dicho en general, que luego hay una serie de matices, que no hay
quien se aclare.
El propio Carlos Sanchez, economista y escritor, lo refleja
con humor cuando dice: He escrito ya tres libros sobre la
financiación autonómica y aún no la entiendo. Por ponerte un ejemplo, Nico:
La Comunidad Valenciana, está en el paquete de las Autonomías más pobladas y, a
la vez, en el paquete de las que menos; de las que reciben dinero del Fondo de
Compensación Interterritorial. Yo mismo, en un ataque de amor propio, he
querido aclararme sobre esos entresijos y lo único que he sacado en claro es,
que quienes los han introducido o estaban locos o llevaban cuatro tragos de
más.
Quédate, pues, con lo esencial, Nicolás, las autonomías más pobladas, reciben más
dinero y, como han seguido creciendo, sus presidentes pretenden un
incremento; mientras que los presidentes
de otras ocho, piden que el aumento sea para las suyas. Su argumento: que
tienen muchas comarcas amplísimas en superficie, pero muy despobladas, y darles
los servicios básicos implica más gasto por habitante. Y ahí andan, un grupo y
otro, a la greña, antagonizando, jugando
a tirar de la soga a ver quién gana
Apelar
a la despoblación, no significa combatirla.
Si algo nos enseñan los años, Nicolás, es
que la historia, la sociedad, la vida, todo, está en constante movimiento y
evolución, como ya nos dijera el gran filósofo griego; Heráclito. Y esta
apelación a la despoblación de muchas
comarcas, antes silenciado deliberadamente, es aireada de súbito por los ocho presidentes
autonómicos, llegando a todos los oídos, incluidos los urbanitas. Por otra
parte, este hecho supone un avance, porque deja desbordado y con el culo al
aire, el concepto de despoblación por provincias y lo baja a donde está, a
las 189 comarcas de la España Rural Interior que realmente la padecen.
Ya sé, Nico, que lo dicen por oportunismo, pero bien está que reconozcan,
aunque sólo sea en el terreno de los conceptos, lo que otros venimos diciendo
desde hace muchos años
De todos modos, Srs. Presidentes, muchas
gracias por darle eco a esta realidad, a que las Comarcas de la España rural interior son
un desierto humano y, gracias también, por asestarles un golpe mortal a los
discursos que venían considerando la despoblación por provincias o por ámbitos
reducidos de territorio.
¡Qué palo más duro les han dado Vds. a
aquellos que consideraban la lucha
contra la despoblación como un asunto de tres provincias: Teruel, Soria y
Cuenca! Tenía pensado, Nicolás, escribirte una carta desenmascarando el cuento
interesado de este tinglado montado por ciertos políticos y empresarios; pero me lo ahorro, ya lo han hecho por mi ocho
presidentes autonómicos. También dejan en su lugar los citados presidentes, a
quienes limitaban la despoblación al reducido espacio de la Serranía
Celtibérica. Sobre este problema sí te haré una carta, que hay mucho que
aclarar.
La
verdad, Nicolás, que nunca se me pasó por la imaginación, que serían los
propios presidentes de las Autonomías, quienes pusieran en evidencia a estos
oportunistas del reduccionismo despoblacional, pero bienvenidos sean todos los
desenmascaramientos, los haga quien los haga y al margen de cuál sea la razón.
La
Gran Trampa
Pero no nos engañemos, Nicolás, los mencionados
presidentes no hacen ninguna propuesta contra la despoblación; aunque
aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid intentan sacar rédito
electoral.
Me explico:
Ninguno de ellos, ha pedido dinero para
combatir la actual despoblación en la VI Conferencia de CCAA, ni ha reconocido que las comarcas
despobladas de sus autonomías estén llenas de carencias y desatendidas; ni
menos aún, que ellos sean los principales culpables. Sólo han dicho que a sus
autonomías los servicios e infraestructuras básicas de éstas grandes áreas
despobladas les cuesta más dinero en relación al número de habitantes, que a
las comunidades que no tienen estos desiertos humanos.
Sin embargo, como están ahora todo el día
con la despoblación en la boca, trasmiten la falsa idea a los menos puestos en
la materia -que son inmensa mayoría- que parece que ya se está abordando el problema
de la despoblación, ya que hasta los presidentes de las CCAA están cogiendo el
toro por los cuernos, pidiendo más dinero para ello.
Pero claro, esto se lo puede tragar la
sociedad urbanita, que vive ajena al problema y, por lo general, lo desconoce e,
incluso, una parte de la ciudadanía del medio rural; unos, porque todavía no han
despertado al drama; otros, porque consideran que el problema es ya irreversible
y unos terceros, los más peligrosos, porque necesitan enarbolar la bandera de
la despoblación, no para combatirla, sino para medrar a su costa
Por el contrario, la gente de las comarcas
despobladas que empieza a despertar sabe de sobra, que si Revilla, por poner un
ejemplo, logra 400 millones de euros más, utilizando la coartada de que los servicios cántabros de los pueblucos del interior cuestan más
dinero por habitante, no es para invertirlos en ellos, sino en Santander,
Castro Urdiales, Torrelavega etc, y ello por cuatro razones:
1ª) Los caladeros de votos están en las
principales poblaciones y no en los pueblucos.
2ª) Los lugares donde les conviene invertir a los empresarios por razones de mercado y rentabilidad, también son las grandes poblaciones.
3ª) Los 400 millones de euros no tienen carácter finalista, por lo cual, las CCAA los pueden invertir donde quieran.
4ª) Aunque tuvieran carácter finalista, también se podrían hacer grandes trampas, si no pasan por el aro de las exigencias que establece la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural de 2007 y el Decreto de 2010 que la desarrolla.
2ª) Los lugares donde les conviene invertir a los empresarios por razones de mercado y rentabilidad, también son las grandes poblaciones.
3ª) Los 400 millones de euros no tienen carácter finalista, por lo cual, las CCAA los pueden invertir donde quieran.
4ª) Aunque tuvieran carácter finalista, también se podrían hacer grandes trampas, si no pasan por el aro de las exigencias que establece la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural de 2007 y el Decreto de 2010 que la desarrolla.
Podríamos decir, pues, que los ocho
presidentes de las CCAA, al poner sobre la mesa todas las comarcas despobladas,
han dicho dónde está Roma, pero no han dado un solo paso para transitar el
camino que conduce a ella, aunque sí han dejado al descubierto, y es de
agradecer, a muchos falsos combatientes contra la despoblación, que se negaban
a admitir que Roma está don está Y es que la Roma de la que hablamos son: Las
105 comarcas de la España rural Interior, denominadas por la Ley a revitalizar
y las otras 84 llamadas intermedias, que
van por el mismo camino. No así las áreas periurbanas, ni las capitales, que
quedan excluidas de la citada Ley de 2007 y el Decreto de 2010.
La siguiente carta la tengo clara en la
cabeza, pero es más difícil de exponer y,
sobre todo, de hacerme entender, porque se precisa, no sólo estar al día en el
tema rural, sino también en el juego político, ya que el objetivo es liquidar
la Ley de 2007 y el Decreto de 2010, antes citado, pero no mediante la
derogación, sino guardados en un cajón hasta su total olvido.
Para darle semejante puñalada trapera por
la espalda a la España rural despoblada del interior, tienen ya preparada otra alternativa que sustituya a
la Ley de 2007. La elaboran y/o la apoyan dos instituciones prescindibles y a suprimir, el Senado y las Diputaciones y,
asimismo, la reaccionaria FEMP. Toda esta tropa de dinosaurios políticos, será dirigida por el
Comisionado que acordó el Gobierno
el día 27 de Enero y la sala de operaciones será el Senado. Hasta pronto,
Nicolás, cuídate ese catarro.
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