lunes, 15 de diciembre de 2014

La corrupción es muchísimo más que las puertas giratorias (III)


Hasta ahora te he hablado, Nicolás, de que los partidos viejos están incapacitados para combatir la corrupción y que sólo se puede acometer con un partido nuevo en el gobierno. También te he referido la necesidad de que Podemos suba el listón de su código ético. En esta y sucesivas, te daré argumentos del porqué la escoba de Podemos para barrer la corrupción es, por ahora, una metáfora muy potente, pero con muy poco discurso.
Me he leído y releído la resolución aprobada por Podemos: Medidas urgentes anti corrupción y me parecen flojas e insuficientes; pero me preocupan más, los pocos argumentos y la orfandad de propuestas para erradicarla, que esgrimen los dirigentes de Podemos cuando aparecen en los medios.  He escuchado y leído muchos y buenos razonamientos sobre la corrupción de gentes que no pertenecen a los viejos partidos ni a sus rehalas mediáticas; pero, sin embargo, no recuerdo ninguna exposición de dirigentes de Podemos, que me hayan dejado satisfecho. Te lo digo, Nicolás, con una mezcla de esperanza y desazón. Me explico:
Con cierta esperanza, porque tengo muy claro, que sólo con este nuevo partido en el gobierno existe la posibilidad de barrer la corrupción. Y con mucha desazón, porque es una verdadera pena que Podemos no tenga todavía un discurso anticorrupción bien articulado, que sería un arma muy potente  ante una ciudadanía harta de tanta podredumbre y ansiosa de que un partido nuevo con opciones de gobernar, coja el toro por los cuernos, haga un buen diagnóstico de esta repugnante lacra y diga claramente cómo piensa atajarla para poder otorgarle su confianza, ya que nadie cree, que la vayan a erradicar los mismos que la han creado y mantenido durante más de treinta años seguidos.
Aun reconociendo que Podemos  lleva poco tiempo en la arena política y que se le acumulan las tareas a sus dirigentes, no alcanzo a entender cómo un asunto de esta trascendencia y calado, no cuenta ya con un discurso anticorrupción bien trabado, que no se limite a hablarnos siempre de las puertas giratorias, porque la corrupción es más, muchísimo más, que lo que se abarca desde esa metáfora.
No seré yo, Nicolás, quien le quite importancia a las llamadas puertas giratorias, que la tiene y mucha, pues con ello se pretende expresar algo tan grave como es, que los poderes económicos (troika, multinacionales, empresas estratégicas, etc) son quienes gobiernan en gran medida nuestro país, mediante el soborno a los gobiernos de turno y sin presentarse a las elecciones. Obvio es decir, que lo hacen en beneficio de sus intereses y en contra del bienestar y las necesidades de la inmensa mayoría de la gente, a la que no cesan de enviar a la ruina y a la pobreza.
Hasta aquí, Nicolás, ningún reproche al discurso anti corrupción de Podemos; pero sin salirnos de los poderes  económicos, hay otro fuerte componente de corrupción amparado por la Ley, que Podemos apenas critica, cuando su desenmascaramiento, debería ser una constante. Me refiero a los sobornos que la banca ha venido haciendo a los partidos del arco parlamentario, excepto los nuevos, condonándoles  más de ochenta millones de euros de deuda en total para tenerlos bien cogidos por los cataplines. La banca nunca jamás da dinero a cambio de nada. Dejaría de ser la banca. Los favores devueltos por los partidos a cambio de las condonaciones tienen muchísimo que ver, con el apoyo a hechos tan brutalmente antisociales como rescatar a los bancos a costa de la ciudadanía (lo inició Zapatero y lo profundizó Rajoy) o con dar cobertura legal para que los bancos ejecuten la política criminal de los desahucios, por citar las dos consecuencias más graves que han traído consigo las condonaciones
Todo este contubernio entre la banca y las cúpulas de los viejos partidos, será todo lo legal que se quiera, pero es auténtica podredumbre, es soborno con mayúsculas, es corrupción pura y dura, es infinitamente más grave, aunque menos llamativo, que las tarjetas de los consejeros de Caja Madrid, con el agravante, de que no se ha hecho a escondidas de las ejecutivas de los partidos, sino con el consentimiento de todos y todas las que pertenecen a las mismas.
Que los partidos pringados por el soborno de las condonaciones y por las consecuencias tan vergonzosas e inhumanas que ha tenido para la gente la devolución del favor, callen, es algo que puedo entender, Nicolás, porque sólo podrían abrir la boca para hacer autocrítica y pedir perdón; pero si nunca lo han hecho, menos lo van a hacer ante esta canallada, en la que los mismos bancos que condonan deudas a los partidos, aplican una política criminal de desahucios a sus clientes más humildes que se han quedado en la ruina, amparados en la cobertura legal que les han proporcionado, precisamente, los propios partidos condonados.
Pero que Podemos no denuncie sistemáticamente este escandalazo, es algo, Nicolás, que a mí, no me cabe en la cabeza y más cuando se trata de hechos y números verificables, que están publicados en un sinfín de medios, aunque no hayan podido hacerlo con cifras del todo exactas, por la resistencia de los partidos y del banco de España a ofrecer una información tan repudiable. Aún lo entiendo menos, cuando en el portal de entrada a la web de Podemos se dice: No pedimos dinero a los bancos. Nuestra financiación depende de gente como tú. Colabora, que indica bien a las claras que son conscientes del gran riesgo de podredumbre que conllevan los amoríos con la banca.
Sólo cabría pensar, por exclusión, que Podemos, consciente de que se acercan citas electorales, no denuncia las condonaciones y sus consecuencias, porque no quiere jugar con ventaja en los comicios; pero esto tampoco me cuadra, Nico, porque semejante grado de misericordia y bondad con el adversario no me lo supongo, ni siquiera en una contienda entre ángeles del cielo.
Sea por lo que sea, lo cierto es, que ni al mismísimo Fernando VII se lo pusieron tan fácil. Seguiremos hablando de corrupción, Nicolás, que, como te he dicho al principio, es mucho más que las puertas giratorias.

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