Podría ser, Nicolás, que Podemos sea la escoba que barra la
corrupción de nuestro país, como afirma su Secretario General, Pablo Iglesias.
Podría ser, sí, podría ser, porque los nidos de privilegios, corruptelas y ladronicio que se
han creado por arriba en las cúpulas de las principales instituciones y
partidos, no los van erradicar los mismos que los han introduciendo durante treinta años seguidos para
su medre y el de sus partidos
A estas alturas, sólo es ya posible barrer la corrupción
sistémica que se ha instalado por arriba, con la escoba de partidos nuevos y
limpios, se llamen como se llamen, que al no tener corruptelas que esconder ni
privilegios que proteger, están en
condiciones de pasar la escoba por todo
el edificio de la corrupción. Para eso hace falta que ese partido nuevo y sano
tenga mayoría para gobernar y Podemos podría conseguirla, según la tendencia
que van indicando las encuestas.
Si empezamos a descartar, Nicolás, la escoba no la podrán
tomar en sus manos los partidos minoritarios sin opciones de gobernar; aunque
sí podría darse el caso que sus votos en el Congreso de los Diputados fueran
necesarios, en un momento dado, para acordar las medidas anticorrupción. Pero lo
que se acuerda en la Cámara hay que ejecutarlo después y para ello, es
condición sine qua non que un partido
nuevo haya ganado las elecciones y gobierne, porque si gana el PP o PSOE, adiós
muy buenas.
Sí, Nico, adiós muy buenas, porque la corrupción sistémica la
han introducido los que han venido
gobernando y nadie se puede creer, que
vayan a ser ellos mismos quienes cojan la escoba para barrer su propia mierda.
El mismo Rubalcaba, en una entrevista que le hacían el domingo en el País,
reconocía abiertamente, que ninguno de los dos partidos tenía credibilidad ante
la ciudadanía en el tema de la corrupción. Y es lógico que sea así. Te lo
explico con hechos concretos:
Todo el mundo sabe que la corrupción por arriba, la empezaron
a practicar de forma organizada las Ejecutivas de las dos fuerzas del
bipartidismo hace treinta años al financiarse ilegalmente (casos Filesa Y
Nasairo) y no es posible confiar en que
se vayan a poner a erradicarla los promotores de traerla. Agrega, además, que
desde entonces han pasado nada menos que treinta años -¡que se dice pronto!- en
los que nuevos y escandalosos casos de corrupción se han venido sucediendo sin
cesar, sin que ninguna de las dos fuerzas gobernantes hayan tomado una sola
medida para intentar atajarla. Esto significa, lisa y llanamente, que la
corrupción lejos de ser perseguida, ha encontrado cobertura
y amparo en los que han venido gobernando
Súmale, además, Nicolás, que ningún partido se ha adelantado
ni una sola vez a denunciar a sus propios ladrones y ponerlos ante la justicia
y que, muy por el contrario, cuando sus golfos han sido descubiertos, la
postura habitual de los dirigentes de los partidos ha salido la de salir
defendiendo la “honorabilidad” de sus delincuentes, amén de presionar y
desacreditar a los jueces o destruir
pruebas, como hizo el PP con los ordenadores en el caso Bárcenas, y juzga tú
mismo, si esto es luchar contra la corrupción o si es darle cobertura y
protección. Eso por no entrar en que los delitos sigan prescribiendo todavía a
los cuatro años de cometidos o en la podredumbre de privilegios, prebendas y
corruptelas con cobertura “legal” que han introducido en las principales
instituciones, donde miles de políticos y enchufados le esquilman al erario
público indebidamente más de tres mil millones de euros anuales, que vendrían
de cine para atender necesidades sociales.
Únelo todo, Nicolás, contrasta la coherencia e interrelación
de su discurso, y ya me dirás si alguien se puede creer que estos partidos se
vayan a poner a levantar alfombras y a limpiar el estercolero de la corrupción.
Y por si no fuera suficiente, ahí tenemos el pacto reciente
entre ambas fuerzas, que en vez de ser un acuerdo para propiciar la
trasparencia, como era su deber, lo que han acordado es blindarse para evitar
que salga a la luz el escandalazo que debe esconderse debajo de las alfombras
de las dos cámaras en viajes indebidos de sus señorías, pagados con el dinero
público de todos, durante treinta y ocho años seguidos. Muy grande debe ser el
escándalo, para que hayan preferido asumir el gran desprestigio social de
blindarse, a que aflore la porquería escondida.
En fin, que está clarísimo, quienes no van combatir la
corrupción y también quienes podrían hacerlo; pero quiero terminar esta carta,
en condicional, como la he empezado; porque a mi modo de ver, Podemos está muy
anclado en el aspecto parcial de las puertas giratorias, que es muy importante
sin duda, pero que la corrupción es más, muchísimo más, que las puertas
giratorias y creo que no la están abordando en toda su dimensión. De ello te
hablaré en la misiva siguiente.
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