jueves,
18 de noviembre de 2021
Lo que parecen pretender las cinco lideresas reunidas en Valencia, es difícil, pero no imposible
No hicieron
propuestas concretas, pero a tenor de lo que nos dijeron con trazados de brocha
gorda, parece indicar que aspiran a lo siguiente:
1) Unir a todas las
militancias y simpatizantes de las fuerzas políticas y a gentes de todos
los movimientos sociales proclives a un cambio auténtico, apostando por un
espacio que vaya mucho más allá del residual -electoralmente hablando- que
existe a la izquierda de la izquierda del PSOE, que a
lo sumo puede dar 1/3 de los votos necesarios; de ahí que haya que buscar y
sumar en otros diversos caladeros los otros 2/3 que faltan.
2) Darle un papel
destacado a la partición de las mujeres en una posible plataforma
ciudadana independiente, todavía por definir que, al parecer, quieren
construir, que conlleva reconocer de facto, que la unidad de los partidos del
espectro del cambio desde arriba no es posible y, aunque se consiga en algún
caso, tampoco sirve para sumar; algo que ya ha acreditado más que suficiente la
alianza U. Podemos (IU-Podemos), que desde el pacto de los
botellines hasta ahora, no sólo no han sumado nada, sino que ha
sido una alianza masivamente restadora.
Considero loable
e imprescindible la pretensión de estas lideresas de acabar cuanto antes con
esta colosal sangría Restadora de la
alianza de U. Podemos y articular una opción independiente, que
posibilite Sumar los ocho o nueve millones de
votos necesarios para ser la fuerza más votada y poder pivotar un cambio
auténtico y no un simulacro del mismo.
3) Por lo que he sondeado
en fuentes cercanas a algunas de las citadas lideresas, piensan que
su empeño es posible, si se sabe entender, respetar, organizar y
movilizarse desde la realidad existente que, guste o no
guste, es muy diversa y trasversal. Saben
que la tarea de sumar tantos votos es
difícil, y en este país más aún. Saben que somos dados, como nadie,
a poner el énfasis en lo que nos separa y a dar de lado a las coincidencias.
Y saben, creo, que este mal endémico demanda una nueva
política, que ponga como un principio permanente la cultura de la
TOLERANCIA Y EL CONSENSO entre todas y todos los que queremos un cambio
auténtico, que es justo lo contrario de lo que se viene haciendo.
¿O es que acaso hay
otra manera de conseguir los ocho millones de votos que necesitamos? La
realidad es que las élites de los partidos del espectro del cambio (sálvense
las excepciones) no tienen la cultura unitaria que la actual situación tan
diversa y trasversal exige, sino la contraria: la de los enfrentamientos y
peleas por los puestos, tanto entre las direcciones de sus partidos, como en
las institucionales. Actitudes estas, que en los tiempos tan difíciles que
estamos atravesando, producen vergüenza ajena. Y las gravísimas
consecuencias ya nos la ha demostrado la alianza desde arriba entre Podemos e
Izquierda Unida, con la pérdida de más del 60% de los votos que tenían entre
ambos partidos antes de juntarse; pero de esto ya hablaremos más adelante.
4) Creo, pues, que las
lideresas que se citaron en Valencia son conscientes de que es imposible crear
una unidad sumadora desde las direcciones de los
partidos del espectro del cambio y que esa suma, sólo es posible lograrla creando
una plataforma independiente con personalidad propia, donde las
direcciones de los partidos queden cortocircuitados para llevar la voz
cantante, quedando en segundo plano.
5º) Es
una evidencia que esa plataforma, si se forma, cuenta con la candidata
ideal a la presidencia del gobierno -Yolanda Díaz- cuya dirigente es muy
valorada por la ciudadanía y, sobre todo, porque posee de forma
innata las dos cualidades que precisa la unidad del espectro del cambio, tan
diverso, plural y trasversal: GRAN CAPACIDAD DE TOLERANCIA
Y DE GENERAR CONSENSOS.
Si a esto unimos su tendencia
siempre propositiva; su inteligencia para pasar del ruido estéril y
centrarse en lo que le interesa a la gente; su espíritu de trabajo; sus dotes
para la negociación, etc, a nadie debería extrañar, que tenga tanto
reconocimiento ante la ciudadanía y que en todas las encuestas donde se
hacen valoraciones de las ministras y ministros del gobierno, sea Yolanda Díaz
la más valorada, en contraste, con las demás ministras y ministros de U. Podemos,
que aparecen habitualmente en el vagón de cola en valoración.
No sé en qué medida habré acertado
en la descripción de la idea que llevan entre manos las lideresas reunidas en
Valencia. Desearía que en todo. Pero lo que sí tengo claro como el agua de un
manantial es, que si su discurso va por la vía de crear una plataforma
propia, independiente y sumadora, seré una voz más de base en su proyecto desde
del inicio del proceso de escucha.
Por el contrario, nunca lo seré de la
opción restadora de Unidas Podemos, quedado invalidada por los hechos; por las
pérdidas masivas de votos cada vez que se han presenta a unas elecciones. Votos
que ya nunca volverán a la misma alianza que los decepcionó. Y, cómo esa
alianza es dirigida por una persona narcisista (ahora desde la trastienda),
pues ahí está la causa que nunca hayan hecho autocrítica de tan colosal
retroceso. Y ahí también la explicación de que no darán el giro de 180º que
deberían dar, para ponerse a tono con el antiliderismo personalista, que
resulta nocivo y opuesto al modelo de líderes o lideresas que la situación de diversidad
y trasversalidad necesita.
Pero eso no sucederá nunca, no se le
pueden pedir peras al olmo, porque la esencia del narcisismo es sentirse
siempre poseedor de toda la verdad y quienes les lleven la contraria en
cualquier cosa, pasan a ser adversarios directamente. Las principales escuelas
posfreudianas y estudiosos de la sicología y la psiquiatría, vienen a coincidir
en que los narcisistas que padezcan esta patología en grado muy acusado, no
existe para ellos terapia posible que les haga rectificar.
Si me he parado más de la cuenta, en
describir el carácter destructivo de los personalismos, egos y narcisismos de
las citadas élites políticas es, porque no creo, ni poco, ni mucho, ni nada, en
cualquier alianza desde arriba con dirigentes así. Y, por eso
mismo pienso, que la opción de crear una plataforma unitaria, indepenpendiente
y sumadora, no es un proyecto sumador más, sino el único posible dadas las
adversas circunstancias referidas.
Ahora bien, esa plataforma no puede
quedarse en una mera unidad desde arriba, sino que necesita para triunfar, que se
creen muchos cientos de plataformas más del mismo tenor, a lo largo y ancho de
este país de países. Y si he resalto las excepcionales cualidades de
Yolanda Díaz, no es porque crea en los liderismos, si no porque la persona que
vaya a ser candidata a la presidencia del gobierno tiene ser, forzosamente, el
símbolo o icono público en el que se vean representadas los ocho o nueve
millones de personas que estamos por un cambio auténtico y no por un simulacro
del mismo.
Primera
conclusión: El proyecto insinuado por las lideresas reunidas en
Valencia, si algo dejan claro a pesar de su inconcreción es que pretende ser un
proyecto SUMADOR.
Obstáculos legales para un proyecto unitario
Todo el mundo
sabe que en España hasta que no cambie la ley electoral, las listas serán cerradas
y bloqueadas y que ello
supone una intolerable discriminación antidemocrática, ya que impide que todos
los votos valgan lo mismo y, asimismo, que podamos elegir a los candidatos que
realmente deseemos.
Todos sabemos que
votar una lista cerrada implica, que sólo se puede votar a una
candidatura de entre todas las que se presentan, y no a quienes nos parezcan
los mejores, dentro de todas las candidaturas que se presentan.
Igualmente, creo
que está claro el concepto de lista bloqueada. Ya tiene narices,
que aparte del recorte antidemocrático de votar a una sola lista, ni siquiera
podamos elegir dentro de la misma a quien preferimos, sino sólo por el orden
que nos presentan a sus personas candidatas, empezando por arriba, que es lo
que marca la ley, y resultan elegidas las personas que ponen en los primeros
puestos, aunque dentro de la lista haya otras que a los electores nos parezcan
mejores.
La ley
electoral, como cualquier otra, no son neutras, sino que se hacen
premeditadamente para favorecer a quienes convenga. En esta ocasión se hizo
para favorecer al bipartidismo; de lo cual se beneficiaron indirectamente, los
partidos autonómicos, que tienen el voto muy concentrado. Por el contrario, a
las fuerzas minoritarias que se presentan a nivel estatal, se las penaliza
brutalmente. Visto de un modo general, un voto del bipartidismo o de los
partidos autonómicos vale por tres o cuatro votos de las fuerzas estatales
minoritarias. Y para colmo de los colmos, a lo de listas cerradas y bloqueadas
hay que sumarle la maldita ley d'ondt que aplican en los
recuentos de votos, que aún hace todo más injusto y arbitrario.
Cualquiera que quiera saber en que consiste la ley d’ondt tiene
cientos y cientos de ejemplos en Internet.
Segunda
conclusión: La ley electoral es el primer obstáculo para conseguir una
opción mayoritaria que pueda pivotar el cambio
Pero hay más,
mucho más que decir sobre el Proyecto Yolanda, para una mayoría de cambio.
Seguiremos.