Al grano y
por directo. A la carga de nuevo, Nicolás:
Comprender y rectificar los errores de la
campaña electoral cándida que, a mi juicio, ha llevado Podemos en relación al
PSOE no es la tarea principal, pero sí
la más urgente de entender, porque de no entender a fondo lo sucedido, no se
pueden corregir los errores cometidos y sin rectificarlos, el espíritu político
de Podemos se irá desdibujando y perdiendo cada vez más. Si no se reacciona, se
corre el riesgo de que aquello que tanto nos ilusionó y nos enganchó -QUE OTRA
POLÍTICA DISTINTA ES POSIBLE- se vaya diluyendo y quedando en papel mojado
Sabes, Nicolás, que soy contrario a personalizar
los hechos y a buscar nombres a los que cargarle las culpas cuando las cosas se
hacen mal. La campaña la asumió Podemos como tal, lo que quiere decir, que el
partido se corresponsabilizó con ella. Y del mismo modo, que la campaña del 20D,
que salió muy bien, fue mérito y corresponsabilidad de todos, la del 26J,
también hemos de asumirla entre todos.
Seguro que el sondeo o encuesta de Carolina y la consulta a
los Círculos de Echenique, nos aportarán datos valiosos que serán de utilidad
para Podemos, pero las mismas no estaban centradas en desentrañar los errores de
bisoñez e ingenuidad cometidos con el PSOE. De todos modos, no se necesita
ninguna consulta sobre este hecho, porque hay razones, evidencias y datos que
lo ilustran por sí mismos.
Para empezar, hay que entender que una campaña electoral, al
menos en España, es una batalla que se libra a cara de perro, es una lucha
política dura y sin cuartel. Es totalmente lo opuesto a un venid y vamos todos con flores a
María, a un “te equivocas al
criticarnos, porque nosotros no somos vuestros adversarios, sino vuestros aliados”
que era la ingenua respuesta, que daban siempre los dirigentes
de Podemos a los del PSOE, sobre todo en los platós, a la vez que callaban y se tragaban las mentiras como puños
de grandes, que vertían los sociolistos
contra Podemos, considerándolos culpables de que hubiera que repetir las
elecciones, cuando los únicos culpables fueron los socialistas y sólo
los socialistas por haber rechazado radicalmente un gobierno a la
valenciana, para el que sí daban las cifras sobradamente.
Con esas calladas por respuesta constantemente, nada tiene de
sorprendente que los votantes menos avezados acabaran pensando que Podemos era
el culpable de todo. Además todos sabemos, que hay mucho de cierto en aquello
de que una mentira mil veces repetida acaba
convirtiéndose en una verdad.
Craso error fue no considerar al PSOE en la campaña como ADVERSARIO de Unidos Podemos, porque lo era con todas las de la ley. El PP era
el ADVERSARIO al que había que intentar ganar, y aunque no
pareciera muy verosímil el triunfo, el planteamiento era correcto; pero para
ganar al PP o al menos intentarlo, había que conservar los votos que se tenían
y, además, sumar los que faltaban,
pescando en todos los caladeros, el principal de los cuales, a mucha diferencia,
era el de aquellos votantes que nadaban entre dos aguas, entre seguir votando
al PSOE o votar a Podemos y esos votos no se podían ganar jamás creando una
imagen de que el PSOE era poco menos que un amigo, sino dejando clarísimo que
era también un ADVESARIO, ya que si
no se arrebataban los cientos de miles de votos que dudaban entre unos y otros,
no se podría alcanzar el objetivo de intentar ganar al PP.
No es de extrañar de que con ese mensaje tan angelical los
votantes que dudaban entre las dos opciones se dijeran: “Va, ¿Y para que vamos a votar a Podemos si ellos mismos dicen que el
PSOE no es su adversario y, además,
parece que es Podemos el que tuvo la culpa de que hubiera que repetir las
elecciones, porque los socialistas los culpan de ello sin cesar y los de
Podemos ni siquiera se defienden y ya se sabe: el que calla otorga.”
Tan pronto el PSOE se dio cuenta de los ingenuos
planteamientos de Podemos con ellos y
sabedor de que la campaña del 26J no iba a girar en torno a programas, sino al
comportamiento de unos y otros desde el 20D hasta el 26J y, muy especialmente,
en quien había sido el culpable de que
hubiera que repetir las elecciones, pues apretó a fondo el acelerador de la
mentira, a la que tan acostumbrados están, para tratar de exonerarse o al menos
paliar su propia culpa y endosársela a Podemos, ya que la candidez de Podemos con
ellos, se lo ponía a huevo.
En definitiva, una
cosa era el no insultar y no utilizar adjetivos innecesarios con los
socialistas para no complicar innecesariamente la alianza después, y otra absolutamente distinta, hacer una
política seguidista que le ha permitido al PSOE actuar a sus anchas y revertir la
situación. No se puede olvidar que en seis encuestas seguidas de distintas
empresas demoscópicas, se culpaba al PSOE de forma abrumadora, de ser el
principal culpable de que hubiera que repetir las elecciones. Estos fueron los
porcentajes de culpabilidad: PSOE, entre el 40 y el 50%. PP, entre el 18 y el
24%, Podemos, entre el 8 y el 12%... Si Podemos en vez de callar y callar y
callar cuando los socialistas le cargaban el muerto de la culpabilidad, hubiera
desenmascarado una y otra vez a los sociolistos,
(estábamos en campaña) el PSOE
hubiera quedado con las vergüenzas al aire y el tortazo que se habría pegado habría
sido de proporciones descomunales.
¿O es que era tan difícil demostrar que tanto Cs como el PSOE
vetaron a Podemos? Cs lo decía expresamente y el PSOE lo puso por escrito en su
comité Federal de 28 de diciembre de 2015. ¿O es que no era la evidencia misma
que los números daban de sobra para un gobierno a la valenciana?; sin embargo,
los socialistas lo negaban y Podemos, incomprensiblemente, no puso nunca esos
números encima de la mesa ante la opinión pública para desenmascarar las ruborizantes
trolas de los socialistas con las que pretendían que no les pasara factura su
negativa de un gobierno de cambio a la valenciana.
¿Tan difícil era para Podemos descender de la idea genérica
de pacto a la valenciana y demostrar con datos apabullantes, que las cifras
daban sobradamente? ¿Acaso podría haber engañado a nadie el PSOE si se hubiera puesto delante de los ojos de la
opinión pública que 11.642.375
votantes y 11.943.960 si se suman
también los del PNV era el mayor número de votantes de apoyo directo a un
gobierno que jamás haya tenido Ejecutivo alguno en toda la etapa de la
democracia? ¿Y acaso no era creíble, que con un gobierno así, la abstención al
menos de las minorías catalanas estaba más que garantizada?
Y si esto se hubiera explicado bien, ¿no habría sonado
después a pura música celestial la sandez de la pinza Podemos-PP? ¿Quién se iba
a creer semejante gilipollez, después de que para todo el mundo hubiera quedado
claro, que ha habido que ir a nuevas elecciones porque al PSOE no le ha salido
de sus santas narices formar un gobierno de cambio a la valenciana?
Y lo peor de todo, y en este caso no me queda más remedio que
personalizar, es que saliera Pablo Iglesias loando la socialdemocracia y
ponderando la figura de Zapatero, porque eso afectó a mucha gente votante de
Podemos que, desencantada, se abstuvo. Gente toda ella, que participó en el 15M
o que se identificó con el movimiento y lo siguió con mucha simpatía; gente que
entonces tenía acumulado el mayor grado de indignación contra Zapatero y que
repetía sin cesar: PSOE y PP la misma mierda es.
Gente que estuvo y está contra el bipartidismo que hemos
padecido; o sea contra los socialdemócratas y conservadores que nos han venido
gobernando, gente que creyó en la política trasversal de los de abajo contra
las minorías de arriba, gente que pensó que a partir del surgimiento de Podemos,
otra política distinta era posible,
pero que tras las manifestaciones de Pablo se ha quedado desencantada y a la
espera de que se reconozca que fue un error que se va a corregir radicalmente.
Y ya que hablamos de Pablo, es necesario que se muestre siempre tal y como es,
que sea él mismo
En definitiva, los votos que más duele perder son aquellos
que no se consiguieron entre los que dudaban votar PSOE o votar a Unidos Podemos, debido a que tras
los errores de Podemos optaron por el PSOE. Y aún duelen más aquellos que se
quedaron en casa desilusionados, porque este Podemos tan desdibujado y tan
acrítico con el PSOE, empezaba a parecerse muy poco al Podemos que los había
cautivado y trasmitido la ilusión de que otra
política distinta era posible.
El resto de los votos perdidos son achacables a la alianza
con IU, que fue demasiado precipitada y con unas relaciones, que no eran las mejores
en muchos casos, debido a la competencia que existía entre ambas fuerzas. Pero
lo cierto es, que lo decidimos entre todos y todos hemos de corresponsabilizarnos.
Para lo sucesivo mi opinión es la siguiente:
Que una
vez que se ha dado el paso más difícil, que era el de hacer entre ambos fuerzas
una alianza, que se siga por este camino, que se fomente al máximo la
fraternidad y, más si cabe, con valientes como Anguita, Garzón y otros, que han encabezado este paso en IU y
han actuado con una honestidad y una fidelidad a la alianza pactada digna de
todo elogio. A su vez, creo que Podemos no se debe inmiscuir bajo ninguna
circunstancia en cualquier posible discrepancia que pudiera surgir en el seno
de IU, porque ese es un asunto interno de esa organización, lo mismo que los de
Podemos son de Podemos y de nadie más. En definitiva, mucha paciencia, mucha
fraternidad y dos cosas más:
La
primera bajar la alianza a los niveles de la base y trabajar juntos en todos
los sitios donde sea posible y la segunda, que esta alianza no le haga perder
nunca de vista a Podemos su mensaje básico de
los de abajo contra las minorías de arriba.
Bueno, Nicolás, en la siguiente te hablaré, al fin, de otras
tareas inmediatas que debería asumir Podemos ahora que se están acabando las
contiendas electorales y da tiempo suficiente para reconstruir el discurso que
todos o la inmensa mayoría queremos.
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