Sabes,
Nicolás, que soy un apasionado amigo de la reflexión y el análisis socio-político;
que no hay nada que me llene más.
Así, pues, entenderás
que no haya nada a lo que le esté dando
más vueltas que a la reflexión de lo que haya podido pasar para que se haya
dado una contradicción tan grande entre lo que vaticinaban todas las encuestas
y los resultados obtenidos en las urnas con
Unidos Podemos, que es la única opción que me interesa. A las otras tres, cuanto peor les vaya, mejor para
el país y, en especial, para sus gentes más humildes en general y los jóvenes
en particular.
Ya te dije en la carta anterior, que pese al tortazo, me
parece un éxito histórico sin precedentes, que en tan poco tiempo se hayan
conseguido 71 diputados y que yo me siento muy contento y feliz por ello, pero
ahora toca analizar el porqué de semejante abstención y hacer la autocrítica
que proceda. Y, en la siguiente, te hablaré de la parte que más clara tengo: las tareas que
nos aguardan que, al fin, podremos abordarlas con más tranquilidad y con la
mirada larga en el horizonte de tres y cuatro años. Tres para las municipales y
cuatro para las generales, cuyo objetivo debe ser ir a ganarlas, para lo cual
tendremos que reconducir el discurso, y mucho.
Reconducirlo, Nicolás, es retornar al espíritu de cuando
nacimos, desde la gente a través de los CIRCULOS, o mejor dicho desde su reconstrucción, que ahora mismo
están agotados y muy disminuidos de tanta contienda electoral, de tanto correr
y echarse los zapatos al mismo tiempo. Como te digo, esto será en la siguiente,
pero déjame que te enuncie por adelantado las tres tareas que considero
absolutamente prioritarias: 1) LOS
CÍRCULOS, 2) LOS CÍRCULOS Y 3) LO CÍRCULOS.
Detesto, Nicolás, el oportunismo de criticar a toro pasado y
más aún, hacerlo en negativo y, por lo mismo, voy a basarme principalmente en
las opiniones y aportaciones que ya te he expuesto en otras misivas colgadas en
el blog; principalmente en las cartas del 9, 13 23 y 29 de mayo de 2016.
El 16
y 20 de noviembre y 9, 15, 21 y 29 de diciembre de
2014 y los días 12 y 20 de
enero de 2015, dedicadas estas ocho últimas, al asunto de la corrupción y a la
necesidad de un fuerte adelgazamiento de las Administraciones e Instituciones
por arriba (sin que afecte a los trabajadores) a las que puede echarle un
vistazo cualquier lector que lo desee.
LA ABSTENCIÓN SUFRIDA.
Abstenerse no es perder los votantes, sino sólo tenerlos
descontentos y, por lo tanto, cabe recuperarlos siempre que se corrijan las
causas por las que no han votado a Unidos Podemos el 26J y sí lo hicieron, en
cambio, a Podemos, las confluencias, IU y Equo
el 20D. Discrepo de la teoría del
miedo a la que se culpa en gran medida de la fuerte abstención sufrida por
miedo a ganar. No me cuadra que tantos votantes de Unidos Podemos, los menos
miedosos de todos los electores, se hayan quedado en casa por miedo. Me cuadra
mucho más, que haya sido por descontento y decepción.
No quiero entrar, Nicolás, en cuántas abstenciones han
provenido de IU, cuántas de Podemos y cuántas de las confluencias, y no tanto
porque sean cuestiones de análisis interno, que en parte lo son, como porque desde
Podemos ya se está haciendo una encuesta, que sin duda aportará datos
infinitamente más precisos que los que pueda aportar aquí. No obstante, con
todos los datos o sin ellos, se han cometido entre el 20D y el 26J ciertos
errores de manual que, a mi juicio, han influido mucho en la abstención que son los que voy a exponer:
El mal ambiente entre
Podemos e IU no era el adecuado para una alianza electoral, ni tampoco el que
más favorecía para que se siguiera visualizando la política de los de abajo
contra los de arriba, que en este crítico momento que vivimos sigue
siendo transcedental. Pero el hecho es, que así se decidió desde el Consejo
Estatal y con el refrendo vinculante de
los inscritos que fuimos consultados para la ocasión y, por tanto, nos toca a
todos asumir colectivamente este acuerdo, con independencia de lo que a toro pasado nos haya parecido a cada uno. No
hacerlo así, es puro oportunismo y de los oportunistas hay que huir como de la
peste. Yo, Nicolás, me encontraba entre los contrarios a esta alianza por
las razones que di el 9-10-2014 en un artículo publicado en la Nueva Alcarria: http://nuevaalcarria.com/articulos/alianza-podemos-iu-es-sumar-o-restar.
Pero aunque sin demasiada convicción voté SÍ cuando se nos consultó a los
inscritos y desde ese instante me corresponsabilizo plenamente de la alianza y
de los resultados
Errores de forma
cometidos en el proceso de negociación:
•El primer error fue, que la propuesta de gobierno de
coalición no debía haber llegado más allá de haber dicho: “la Presidencia para Sánchez, la vicepresidencia para Iglesias y los
ministros se negociarán proporcionalmente a los resultados obtenidos”. Y,
por supuesto, explicar bien las razones del por qué era imprescindible un
gobierno de coalición. Explicar que los acuerdos se toman para comprometerse
con ellos y garantizar su cumplimiento y que eso pasa por no darle un cheque en
blanco a nadie, sino corresponsabilizarse participando en el gobierno, máxime con el
PSOE, tras la larga trayectoria de promesas incumplidas que tienen a sus
espaldas las dos fuerzas del bipartidismo.
•El segundo, el inoportuno momento elegido para proponerlo.
Sánchez, estaba reunido con el Rey para
asumir la investidura y tocaba sí o sí dejar que hablara a la salida y al día
siguiente o al otro, salir Podemos con su propuesta de programa y de gobierno
de coalición; ello hubiera impactado muy favorablemente en la opinión pública,
pero tal y como se hizo, sonaba a oportunismo. Oportuno y oportunismo, aunque parezcan
conceptos derivados el uno del otro etimológicamente hablando, en el lenguaje
usual, son antitéticos. Son torpezas mal gestionadas en la forma, que han
perjudicado a Podemos, máxime cuando al acecho estaban los buitres políticos de
los autollamados llamados partidos constitucionalistas y todas sus buitradas de
medios, plumíferos y comentaristas dispuestos a devorar la pieza, al mínimo fallo.
•El tercer error -también de forma- se cometió el día de la ruptura definitiva de las
negociaciones. Se debió salir a hablar tras la reunión y dar la cara ante la
prensa como se había prometido, aunque sólo fuera para decir que no habían
visto ninguna posibilidad de pacto, pero que no podían adelantar más, porque
primero querían reunir a la dirección y valorarlo y también consultar a las
confluencias, antes de tomar una posición pública definitiva.
Errores de fondo
El cuarto error -este de fondo- fue la carencia de explicaciones claras
e irrefutables de Podemos en relación al
pacto a la valenciana. No se ha sabido pasar de la cantinela genérica de su
enunciación y no se le ha trasmitido a la gente que el PSOE no ha querido nunca
ese pacto a pesar de los datos tan apabullantes que teníamos para demostrarlo.
Se tenía el dato de que el PSOE primero estampó la firma de
un pacto con Ciudadanos, que aparte de ser inasumible en lo económico, era un
aliado que se oponía radicalmente a que en ese pacto estuviera Podemos. Teníamos
la prueba de que ese pacto a la valenciana también lo rechazaba totalmente el
PSOE; bastaba con apelar al documento demoledor del acuerdo del Comité Federal
del PSOE del día 28 de diciembre (véase Pérez Tapias).
Y, por último, tampoco
se ha sabido desenmascarar la absoluta falsedad de los dirigentes socialistas
de que no daban los números para un pacto a la valenciana, cuando lo cierto era
que 161 diputados más 6 del PNV que estaba chupado conseguir, daban 167, que
eran diputados de sobra para la envestidura en una segunda sesión, máxime
cuando se tenía asegurada la abstención de las minorías catalanas. Pero es que,
además, en número de votantes daban las mayores cifras de respaldo directo a un
gobierno que jamás haya recibido ningún otro desde el inicio de la democracia,
incluidas las legislaturas de mayorías absolutas: 11.642.375 votantes y
11.943.960 si se suman también los del PNV
¿Y cómo es posible que
no se haya intentado siquiera desmontar y dejar en ridículo las falacias del PSOE?
Yo, Nicolás, no me lo explico, pero como dice Ana Pastor en su programa del Objetivo
de la Sexta “estos son los datos y suyas son las conclusiones” Y claro como las
falsedades del PSOE no se desmontaron, pues ellos se permitieron el lujo de
agregar otra mentira más: la pinza Podemos- PP, cuando la
evidencia prueba que hubo que ir a nuevas elecciones por culpa exclusiva del
PSOE, que se negó taxativamente en todo momento a que se formara un gobierno
progresista y de cambio a la valenciana. Siempre me quedará la duda de si
hubiera podido esquivar ese pacto el PSOE, si Podemos no hubiese estado tan
desacertado y tan falto de reflejos para
poner en evidencia las tretas y las mentiras socialistas.
En la campaña electoral todavía peor
Una causa que no ha ayudado
precisamente a ganar votos la explico en la carta del 23 de mayo,
dirigida a los mayores que peinamos canas. Vengo a decir, que se ha hecho
un discurso simple y equivocado al apelar
solamente a los viejos luchadores que trajeron la democracia, es decir, apelar
a nadie, porque en términos electorales, los viejos luchadores son (somos
si se me autoriza incluirme) los únicos mayores que ya teníamos el voto
decidido de ante mano por ideología, hábito y fidelidad. Los mayores que había
que ganar eran, justamente, todos los demás y singularmente, los mayores que
tienen hijos y nietos que lo están pasando mal y con las puertas del futuro
cerradas.
Otra es, que la alianza nos ha hecho perder de vista por
completo el insistir, a pesar de ello, en los de abajo y los de arriba, al
menos por parte de Podemos. Cierto que con la alianza era más difícil
introducir este mensaje, pero de ahí no se infiere que hubiera que
abandonar un menaje tan transcendental.
Siempre se ha dicho que una
mentira repetida mil veces se convierte en una verdad (prefiero omitir el autor al que se
le atribuye la frase por lo que repudio
su ideología) pero la realidad demuestra que la frase tiene mucho de cierta y
las dos mentiras clamorosas propagadas
por el PSOE (( no daban la cifras para un gobierno a la valenciana y PP y
Podemos le hicieron la pinza para que Sánchez no fuera presidente) las ha
repetido el PSOE tanta veces, que han terminado por obtener de ellas un gran
beneficio electoral, sin lo cual, su descalabro hubiera sido mucho mayor
todavía.
Sabían los socialistas, mejor los sociolistos, que en seis encuestas seguidas donde se preguntó a la
gente a quien consideraban culpable de que hubiera que repetir las elecciones,
la gran mayoría, entre un cuarenta y un cincuenta por ciento, culpaban al PSOE
y también sabían, que al que se considerara como principal culpable de
repetirlas, pagaría un precio en las urnas. Pero hete aquí, que Podemos diseñó
una campaña meliflua respecto al PSOE, que consistía exactamente en que cada
vez que el PSOE atacara a Unidos Podemos, no se entrara al trapo y se limitaran
a decir, “que no se confundieran de adversario porque tendrían que ser aliados
después”.
Los socialistas se dieron cuentan que si repetían y repetían
y repetían y volvían a repetir hasta la
saciedad sus mentiras y Podemos eludía las respuestas, sus falacias podían transformarlas en medias verdades o
verdades enteras; pues era la conclusión lógica que podía sacar cualquier
ciudadanan@, que no estuviera muy
avezado en el juego de las feas maniobras políticas. Si oye que unos acusan sin
cesar a la otra parte de actitudes graves y ésta, lejos de refutárselas, se
sale por la tangente, pues la conclusión es muy sencilla: Lleva razón el que ataca, porque el otro no es capaz de refutarle
Se habló tanto de que la campaña iba a estar polarizada por los
dos polos del espectro político, que todos lo dimos por hecho, pero lo cierto
es, que en la práctica enseguida se vio que era: todos contra Unidos Podemos y muy especialmente los socialistas,
sin embargo, no se supo ver que esta actitud del PSOE, implicaba cambiar la estrategia,
implicaba dejar la blandenguería a un
lado y desenmascarar las burdas mentiras socialistas que intentaban
descaradamente cargarle el mochuelo de la repetición de las elecciones a
Podemos.
Por otra parte, esta política tan “fraternal”, adobada de argumentos que trasmitían la impresión de que
casi pensábamos igual, le ha permitido al
PSOE dos cosas: la primera evitar que hubiera fugas de votantes del PSOE (digo
de votantes, no de militantes que son
dos cosas muy distintas) a Unidos Podemos, pues como decía un amigo mío: pensaba
votar esta vez a Unidos Podemos, pero
vosotros mismos me habéis convencido de que siga votando a los socialistas, pues si somos tan
parecidos y pensamos casi igual no tiene sentido que cambie el voto. La
segunda consecuencia, es que ha desilusionado a muchísimas personas que
provenían del 15-M, de los que “PP y PSOE la misma mierda es” y que
no les cabe en la cabeza que ahora se mimen a los mismos contra los que ellos
se indignaron y ocuparon las plazas considerándolos culpables.
Y para acabarla de joder, nos sale Pablo loando la
socialdemocracia y elogiando a Zapatero cuando fue precisamente el Presidente
quien concitó mayor indignación en las plazas por haber estado negando la crisis
constantemente, por ser el pionero de los primeros rescates de la banca, por
decir amén en Bruselas y asumir acríticamente la política del austericidio, el primero en
aplicar recortes a los funcionarios y a los pensionistas, el primero en abrir
de par en par las puertas al despido libre con su abaratamiento etc. Conozco a
varias personas que no han ido a votar esta vez decepcionadas por lo que acabo
de exponer y bueno habría sido, que en la encuesta se hubiera preguntado también, si estos
elogios a Zapatero les ha influido en la abstención.
Con todo, no seré yo quien pida la dimisión de Pablo Iglesias
o por lo menos, no por ahora, y ello por cuatro razones: La primera, porque Pablo lleva
poco tiempo en escena y ha hecho un trabajo en Podemos inconmensurable. La
segunda, porque ya tiene bastante con el acoso nunca jamás conocido, que se
está ejerciendo contra él desde todas las buitreras. La tercera, porque confío
que se dará cuenta del alcance de estos errores y más pronto que tarde hará la
correspondiente autocrítica. Y la cuarta, porque soy enemigo furibundo de polarizar
los debates en torno a personas o líderes, ya que cuando esto ocurre, la
discusión se personaliza absolutamente y el debate de los temas de fondo que
importan desaparece por completo.
Resumiendo: Alianzas de gobierno con el PSOE SÍ,
pero no, porque seamos iguales o parecidos. No, porque tenga nada que ver su actitud con la nuestra. No, escondiendo o minimizando la verdad.
No, callando cuando nos acusan falsamente
para encubrir sus propias culpas. Sólo, porque la correlación de fuerzas
obliga a pactar con alguien y, a la hora de buscar aliados sólo nos queda el
PSOE con el que existen profundos antagonismos, pero también ciertos
puntos del programa bastante semejantes en torno a los cuales se debe intentar
pactar
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