Por más que me insistas, Nicolás, no te pienso hablar de
Vista Alegre 2.
Ya te he dicho que los egos y las enfenecidas luchas de poder demostrada
por los dirigentes de Podemos, unida a su inmadurez política tan puesta de manifiesto,
me producen una decepción tan grande que me resulta insoportable.
No quiero entrar en más consideraciones, sólo decirte, que
me he abstenido con todas mis ganas de entran en este juego en aras al respeto
que le debo a mi propia autoestima y a mi dignidad y sobre todo, a los cinco
millones de personas ilusionadas que les toca comprobar atónitos cómo los
mismos dirigentes que los colmaron de ilusión y esperanzas, ahora se la están arrebatando
a una velocidad de vértigo.
El 11 y el 12 ni te molestes en ponerme un Whatsapp porque no
sólo no pienso ver ni leer nada, sino que hasta el móvil lo voy a tener apagado
Y llegará el día 13, que será el día que decida darme de baja
o estar un tiempo más, a ver qué pasa.
¿Y qué pasará? Pues que existen un 90% de posibilidades, tal y
como está el patio, de que de allí sólo salga confusión y enfrentamientos, en
cuyo caso me daré de baja, y un 10% de que se geste un mínimo embrión de coexistencia
que pueda hacer creíble que se pueda llegar a un Vista Alegre 3. Si tal fuera el
caso, me quedaría un tiempo, hasta ver si las cosas se encaminan por la vía de dar un giro de 180 grados en el nuevo evento.
Giro que tendría que consistir, entre otras varias cosas, en
liberar a Podemos del gueto aislado, minoritario, teoricista, semántico y plagado de
egos de la Universidad docente y que el siguiente Consejo Estatal esté
compuesto al 90%, por lo menos, por los territorios y muy singularmente de la desatendida España rural despoblada. Que los círculos pasen de meros comparsas a
ser los que impongan la política de Podemos desde la base en su triple sentido
(proponer, debatir y decidir).
También, que se acabe con el dirigismo de los secretarios
generales y que se vaya hacia organismos sustitutivos que, sobre la base de garantizar la eficacia, sean lo
más colectivos y corales posibles. Que se fijen criterios para poder hacer consultas
directas a los inscritos, pero que, en ningún caso, se envista a nadie en particular de tal poder
Que la elección de los
organismos se hagan al menos mes y medio después de la aprobación de las
políticas, a fin de imponer con hechos, que mientras se debate y acuerda la
política, la lucha de cargos quede absolutamente al margen y todos nos
centremos en lo más importante.
Que se pase de una vez por todas a reducir el gasto de las Administraciones sin que le afecte a los trabajadores entre diez mil y doce mil millones anuales, eliminando todas las duplicidades, las mafias de los cargos dedocráticos, la financiación de los partidos, excepto las campañas electorales etc.
Y tantas y tantas cuestiones encaminadas todas ellas a hacer las cosas de otra manera, a hacer realidad lo que llegamos a creer: Que otra política distinta era posible
Y tantas y tantas cuestiones encaminadas todas ellas a hacer las cosas de otra manera, a hacer realidad lo que llegamos a creer: Que otra política distinta era posible
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