Ahora, Nicolás, con el cambio de la Comisión de Portavoces de La Otra
Guadalajara, y con los datos y experiencia que aportan diez años de trayectoria
de este movimiento, si incluimos el año y medio de impasse activo; me parece un momento ideal para hacer una
valoración personal de lo que significa, a mi juicio, este ejemplo tan
singular.
No en vano, ha sido el primer
movimiento de carácter comarcal, surgido en una Comarca de la España Rural
Despoblada; en concreto, en la Comarca de Molina de Aragón.
La relevancia de esta valoración se
acrecienta más si cabe, en la medida que esta experiencia, con los matices que
se quiera, es extrapolable a las a las 105 Comarcas gravísimamente afectadas por
el virus de la despoblación, que la Ley de Desarrollo Rural insta a revitalizar
y a las otras 84 llamadas intermedias por dicha Ley que también empiezan a
verle las orejas al lobo. SIGUE LEYENDO
Estamos hablando, Nicolás, nada más y
nada menos, que del setenta por ciento de la superficie de nuestro país. ¡NADA
MÁS Y NADA MENOS, Nico!. Digo el 70%, porque no he incluido deliberadamente para no
confundir, las áreas rurales periurbanas, ni tampoco las áreas costeras, que
también menciona la citada Ley; pues unas y otras tendrán los problemas que sea,
pero por ahora no sufren el azote de la despoblación, ni padecen carencias básicas
en infraestructuras y servicios, que es a lo que me estoy refiriendo.
Empezando por el nombre, la denominación
de La Otra Guadalajara obedece al hecho de que queríamos que fuera la expresión
exacta de las dos Guadalajaras antagónicas que existen dentro de la misma
provincia.
Una de ellas, formada por la capital,
el área periurbana y el Corredor del Henares, que crece y se desarrolla al
amparo de la expansión de Madrid y otra parte -dos tercios de la superficie de
la provincia- cuyos pueblos agonizan entre “venenuchos”
por las calles, casas cerradas,
chimeneas que dejaron de humear, y hasta sin
perros que te ladren en varios de ellos, en cuyo ámbito se encuentra
nuestra Comarca de Molina de Aragón, con ochenta y cinco pueblos esparcidos en
una amplia superficie y con una densidad
de población siberiana de 1,6 habitantes por km2.
A pesar de ser tan pocos habitantes y
tan esparcidos, hubo un momento, el incendio del 16 de julio de 2005 en nuestra
Zona, que por el estado de abandono de los bosques, asoló 13.000 Has de los
mismos y se llevó por medio la vida de 11 personas, que nos llevó a reaccionar
y decirnos: ¡Hasta aquí hemos llegado! Se acabó el abandono, se acabó la
marginación y el olvido, se acabó el conformismo, se acabó la política de campanario -expresión
acuñada para definir la política de
dedicarnos en exclusiva a los asuntos de nuestro pueblo-. Se acabó la abulia y
ha llegado la hora de cambiar el chip y
pensar y actuar todos los pueblos juntos como COMARCA.
Nos dijimos: Es ya la hora de unir
los esfuerzos de toda la ciudadanía de la Comarca alrededor de propuestas de
interés común, ya que no es posible reactivar la Zona y revertir el proceso de
despoblación luchando aisladamente cada pueblo por su lado, cuando casi todas
las necesidades que nos afectan son de carácter comarcal. También coincidimos en que la pretensión era
muy dura y muy urgente y, necesitamos luchar todos como una piña, porque somos
pocos y la tarea muy grande y no nos podíamos permitir desperdiciar ni
dispersar ni un sólo átomo de nuestros esfuerzos.
Y así, con ese espíritu, es cómo
surgió La Otra Guadalajara, creada a finales de 2005, cuya primer actividad fue
elaborar una Propuesta de Plan Integral Comarcal de medidas trasversales,
debatido en varias asambleas y avalado por 11.225 firmas (la práctica totalidad
de la ciudadanía de la Comarca) recogidas pueblo a pueblo y, siempre, precedido
de una asamblea en cada lugar, por pequeña que fuera.
Nos costó lo suyo elaborar el Plan
Integral, porque en ese momento no teníamos en España ninguna Comarca que
hubiera hecho algo parecido que nos pudiera servir de referencia, que nos diera
al menos alguna pista, ni contábamos con ninguna Ley que, al menos en el plano
legal, nos proporcionara respaldo.
Simplemente, utilizamos el sentido
común, hicimos nuestro propio diagnóstico y pensamos en las medidas que serían
precisas para reactivar la Comarca e incrementar la población. Vimos que era
necesario impulsar todas las medidas al unísono como un todo, para que cada una
reforzara, complementara y diera más
valor a todas las demás, ya que para poner parches o aplicar medidas por goteo
era demasiado tarde; era perder tiempo y dinero; era como andar tratando con
tiritas un vientre que se nos había reventado por completo.
Así, de forma autóctona, sin
injerencias partidistas y sin disponer de la ayuda de ningún demógrafo ni de ninguna
otra ayuda externa a la Zona, fue como pusimos en pie el Plan Integral para la
reactivación y revertir el proceso de despoblación en la Comarca de Molina de
Aragón. Yo creo; vamos, estoy convencido, que gracias a esa manera de proceder
tan autóctona y tan urgida y sentida acertamos plenamente, como te demostraré
en la próxima carta.
Pero no te estoy explicando, Nicolás,
la creación y andadura de La Otra Guadalajara por el mero placer de contarlo,
ni muchísimo menos aún por chauvinismo, pues no hay cosa que me repele más. Te
lo comento desde la humildad, aunque a la vez, desde el convencimiento pleno,
que igual que aquí hemos podido crear esta plataforma con un plan integral
comarcal, respaldado por toda la Comarca, lo pueden hacer las 105 comarcas de
la España rural despoblada que la Ley de desarrollo Rural considera Comarcas a
revitalizar y, así mismo las otras 84 llamadas intermedias, que llevan el mismo
camino que las anteriores, aunque todavía les quede un poco más de oxigeno.
Lo digo, en definitiva, como un grito
a la desesperada desde la modestia de este blog, para que más comarcas hagan lo
mismo, y cuando seamos un puñado de ellas con planes similares y nos
coordinemos, supondremos un factor a nivel del país, del que no se podrá
prescindir, y podremos poner, por fin, las peras a cuarto a los mandatorios que
vienen pasando desde hace muchos años de nuestras comarcas y de sus extremas
necesidades, de unas comarcas cuyos ciudadanos, en tanto que personas libres,
hemos elegido como lugar para vivir.
No olvidemos, ni por un segundo, que
los políticos que legislan y gobiernan tienen los mismos deberes
constitucionales con el medio rural de
la España despoblada que con la España urbanita, aunque es esta segunda, la
única que parece importarles, quizás por aquello de que en las ciudades estén
los principales caladeros de votos.
No puedo cerrar esta carta, sin
reiterar mi satisfacción y manifestar mi
eterno agradecimiento a toda la Comisión de portavoces salientes de la
que me honré en pertenecer y desearles los mayores éxitos a los siete portavoces
entrantes, pues tenemos que seguir cuidando este bien tan preciado de funcionar
colectivamente y sin jefes, de la
capacidad demostrada de entendernos, de trabajar codo con codo y de mantener
una postura APARTIDISTA, que no apolítica, durante diez años seguidos, siendo
cada cual de una ideología distinta, y a
pesar de tener que aguantar muchas presiones
políticas para que desistiéramos en el empeño.
El Plan Integral Comarcal lo hemos asumido
desde el primer instante como un deber común de la ciudadanía de la Comarca, al
margen de ideologías y, asidos a él, hemos superado todos los ninguneos, trabas
y discriminaciones, que “gentes de la
hierba mala”, como decía Miguel Hernández, nos han querido poner. Y este
es un bien de incalculable valor humano,
que debemos seguir cuidando como oro en paño
No, no estoy contando ninguna novela,
sino haciendo una valoración de hechos que han acontecido tal y como los
explico. Me queda por contar, Nicolás y lectores del blog, más cosas importantes
y muy sorprendentes algunas de ellas. Será pronto.
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