No hicieron propuestas concretas; no obstante a tenor de lo que nos dijeron con trazados de brocha gorda, parece indicar que aspiran a lo siguiente:
1) Unir a todas las militancias y simpatizantes de las fuerzas políticas y a gentes de todos los movimientos sociales proclives a un cambio auténtico, apostando por un espacio que vaya mucho más allá del residual -electoralmente hablando- que existe a la izquierda de la izquierda del PSOE, que a lo sumo puede dar 1/3 de los votos necesarios; de ahí que haya que buscar y sumar en otros diversos caladeros los otros 2/3 que faltan.
2) Darle un papel destacado a la partición de las mujeres en una posible plataforma ciudadana independiente, todavía por definir que, al parecer, quieren construir, que conlleva reconocer de facto, que la unidad de los partidos del espectro del cambio desde arriba no es posible y, aunque se consiga en algún caso, tampoco sirve para sumar; algo que ya ha acreditado más que suficiente la alianza U. Podemos (IU-Podemos), que desde el pacto de los botellines hasta ahora, no sólo no han sumado nada, sino que ha sido una alianza masivamente restadora.
Considero loable e imprescindible la pretensión de estas lideresas de acabar cuanto antes con esta colosal sangría Restadora de la alianza de U. Podemos y articular una opción independiente, que posibilite Sumar los ocho o nueve millones de votos necesarios para ser la fuerza más votada y poder pivotar un cambio auténtico y no un simulacro del mismo.
3) Por lo que he sondeado en fuentes cercanas a algunas de las citadas lideresas, piensan que su empeño es posible, si se sabe entender, respetar, organizar y movilizarse desde la realidad existente que, guste o no guste, es muy diversa y trasversal. Saben que la tarea de sumar tantos votos es difícil, y en este país más aún. Saben que somos dados, como nadie, a poner el énfasis en lo que nos separa y a dar de lado a las coincidencias. Y saben, creo, que este mal endémico demanda una nueva política, que ponga como un principio permanente la cultura de la TOLERANCIA Y EL CONSENSO entre todas y todos los que queremos un cambio auténtico, que es justo y lo contrario de lo que se viene haciendo.
¿O es que acaso hay otra manera de conseguir los ocho millones de votos que necesitamos? La realidad es que las élites de los partidos del espectro del cambio (sálvense las excepciones) no tienen la cultura unitaria que la actual situación tan diversa y trasversal exige, sino la contraria: la de los enfrentamientos y peleas por los puestos, tanto entre las direcciones de sus partidos, como en las institucionales. Actitudes estas, que en los tiempos tan difíciles que estamos atravesando, producen vergüenza ajena. Y las gravísimas consecuencias ya nos la ha demostrado la alianza desde arriba entre Podemos e Izquierda Unida, con la pérdida de más del 60% de los votos que tenían entre ambos partidos antes de juntarse; pero de esto ya hablaremos más adelante.
4) Creo, pues, que las lideresas que se citaron en Valencia son conscientes de que es imposible crear una unidad sumadora desde las direcciones de los partidos del espectro del cambio y que esa suma, sólo es posible lograrla creando una plataforma independiente con personalidad propia, en la que las direcciones de los partidos queden cortocircuitados para llevar la voz cantante, quedando en segundo plano.
5º) Es una evidencia que esa plataforma, si se forma, cuenta con la candidata ideal a la presidencia del gobierno -Yolanda Díaz- cuya dirigente es muy valorada por la ciudadanía y, sobre todo, porque posee de forma innata las dos cualidades que precisa la unidad del espectro del cambio, tan diverso, plural y trasversal: GRAN CAPACIDAD DE TOLERANCIA, DE NEGOCIACIÓN Y DE GENERAR CONSENSOS. ACREDITADOS SOBRADAMENTE EN SU QUEHACER COMO MINISTRA DE TRABAJO
Si a esto unimos su tendencia siempre propositiva; su inteligencia para pasar del ruido estéril y centrarse en lo que le interesa a la gente; y su espíritu de trabajo, su firmeza etc, a nadie debería extrañar, que tenga tanto reconocimiento ante la ciudadanía y que en todas las encuestas donde se hacen valoraciones de las ministras y ministros del gobierno, sea Yolanda Díaz la más valorada, en contraste, con las demás ministras y ministros de U. Podemos, que aparecen habitualmente en el vagón de cola en valoración.
No sé en qué medida habré acertado en la descripción de la idea que llevan entre manos las lideresas reunidas en Valencia. Desearía que en todo. Pero lo que sí tengo claro como el agua de un manantial es, que si su discurso va por la vía de crear una plataforma propia, independiente y sumadora, seré una voz más de base en su proyecto desde del inicio del proceso de escucha.
Por el contrario, nunca lo seré de la opción restadora de Unidas Podemos, que vienen ratificando los hechos; con pérdidas masivas de votos cada vez que se han presentado a elecciones. Votos estos, que ya nunca volverán a la misma alianza que los decepcionó. Y, cómo esa alianza es dirigida por una persona narcisista (ahora desde la trastienda), pues ahí está la causa que nunca hayan hecho autocrítica de tan colosal retroceso (los narcisistas jamás la hacen y menos aún si se debe a causas internas). Y ahí está también la explicación de que no darán el giro de 180º que deberían dar, para ponerse a tono con el antiliderismo personalista, que resulta nocivo y opuesto al modelo de líderes o lideresas que la situación de diversidad y trasversalidad necesita.
Pero eso no sucederá nunca, no se le pueden pedir peras al olmo, porque la esencia del narcisismo es sentirse siempre poseedor de toda la verdad y quienes les lleven la contraria en cualquier cosa, pasan a ser adversarios directamente. Las principales escuelas posfreudianas y estudiosos de la sicología y la psiquiatría, vienen a coincidir en que los narcisistas que padecen esta patología en grado muy acusado, no existe para ellos terapia posible que les haga rectificar.
Si me he parado más de la cuenta, en describir el carácter destructivo de los personalismos, egos y narcisismos de las citadas élites políticas es, porque no creo, ni poco, ni mucho, ni nada, en cualquier alianza hecha desde arriba y menos aún con dirigentes como el descrit o.Y, por eso mismo pienso, que la opción de crear una plataforma unitaria, indepenpendiente y sumadora, no es un proyecto sumador más, sino el único posible, dadas las adversas circunstancias referidas.
Es por lo anterior, que la nueva plataforma no puede quedarse en una mera unidad desde arriba, sino que necesita para triunfar, que se creen muchos cientos de plataformas más del mismo tenor en la base, a lo largo y ancho de este país de países. Y si he resalto las excepcionales cualidades de Yolanda Díaz, no es porque crea en los liderismos, si no porque la persona que vaya a ser candidata a la presidencia del gobierno tiene ser, forzosamente, el símbolo o icono público en el que se vean representadas los ocho o nueve millones de personas que estamos por un cambio auténtico.
Primera conclusión: El proyecto insinuado por las lideresas reunidas en Valencia, si algo dejan claro a pesar de su inconcreción es que pretende ser un proyecto SUMADOR.
Obstáculos legales para un proyecto sumador unitario
Todo el mundo sabe que en España hasta que no cambie la ley electoral, las listas serán cerradas y bloqueadas y que ello supone una intolerable discriminación antidemocrática, ya que impide que todos los votos valgan lo mismo y, asimismo, que podamos elegir a los candidatos que realmente deseemos.
Todos sabemos que votar una lista cerrada implica, que sólo se puede votar a una candidatura de entre todas las que se presentan, y no a quienes nos parezcan los mejores, dentro de todas las candidaturas que se concurran.
Igualmente, creo que está claro el concepto de lista bloqueada. Ya tiene narices, que aparte del recorte antidemocrático de votar a una sola lista, ni siquiera podamos elegir dentro de la misma a quien preferimos, sino sólo por el orden que nos presentan a sus personas candidatas, empezando por arriba, que es lo que marca la ley, y resultan elegidas las personas que ponen en los primeros puestos, aunque dentro de la lista haya otras que a los electores nos parezcan mejores.
La ley electoral, como cualquier otra, no son neutras, sino que se hacen premeditadamente para favorecer a quienes convenga. En esta ocasión se hizo para favorecer al bipartidismo; de lo cual se beneficiaron indirectamente también, los partidos autonómicos, que tienen el voto muy concentrado. Por el contrario, a las fuerzas minoritarias que se presentan a nivel estatal, se las penaliza brutalmente. Visto de un modo general, un voto del bipartidismo o de los partidos autonómicos vale por tres o cuatro votos de las fuerzas estatales minoritarias. Y para colmo de los colmos, a lo de listas cerradas y bloqueadas hay que sumarle la maldita ley d'ondt que aplican en los recuentos de votos, que aún hace todo más injusto y arbitrario. Cualquiera que quiera saber en que consiste la ley d’ondt tiene cientos y cientos de ejemplos en Internet.
Segunda conclusión: La ley electoral es el primer obstáculo para conseguir una opción mayoritaria que pueda pivotar el cambio: ley orgánica que, además de injusta, es contrario a los criterios de igualdad que constan en la constitución.
Pero hay más, mucho más que decir sobre el Proyecto Yolanda, para una mayoría de cambio. Seguiremos.
Jueves, 25 de noviembre de 2021
¿Unidad a la izquierda del PSOE? ¿O Unidad mayoritaria para un Cambio real? (II de la serie)
En el artículo anterior, me posicioné a favor de quienes pretenden un cambio auténtico y mayoritario que desborde las grandes limitaciones que impone el PSOE; algo que sólo es posible dando un giro de 180º a la política actual, que es lo mismo que decir: Abandonar radicalmente la política restadora de la alianza de U. Podemos y levantar otra política nueva y diferente de signo contrario. De sumar, sumar y más sumar, que es lo queremos y necesitamos todas las personas que queremos un cambio real.
Resalté, asimismo, algunos rasgos del porqué Yolanda Díaz, me parece la persona más ideal del momento para ser la candidata a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones generales. Y me referí también, al sistema antidemocrático de listas cerradas y bloqueadas y a la ley D`ondt, que conduce a que unos votos puedan valer hasta cuatro veces más que otros, afectándonos de lleno, para mal, a quienes de verdad queremos otra política.
Hoy, entro más de lleno a abordar la división permanente de dos grandes corrientes que conducen a puertos distintos y que se vienen dando dentro del espectro general de las fuerzas y gentes que luchamos por un cambio auténtico. Una de ellas, la predominante hasta ahora, es la que tiene como objetivo unir, electoralmente, al marginal espacio que existe a la izquierda de la izquierda del PSOE, la cual, ya ha demostrado con datos electorales, que no sirve para sumar, sino para restar al por mayor. Lo ha demostrado en todos cuantos comicios se han celebrado desde el llamado pacto de los botellines. De ahí que, a mi juicio, la marca de Unidas Podemos que es quien representa y defiende esta tendencia tan masivamente restadora, queda invalidada por completo para pivotar cambio alguno.
¿Cómo va a servir la alianza de Unidas Podemos (IU+Podemos) si ya han perdido más del 60% de los votos que tenían entre ambos partidos antes de hacer la alianza? ¿Y qué cabe esperar de una alianza que se mulló y decidió entre media docena de personas de sus élites, donde el conjunto de ambas militancias no tuvieron arte ni parte en ese acuerdo al no abrirse un proceso previo de debate y posicionamiento en las mismas? ¿Y qué se podía esperar de un pacto contra natura, donde ambos partidos estuvieron dos años seguidos de constantes enfrentamientos y descalificaciones, promovidas por sus dirigentes, al extremo que crearon un fuerte rechazo entre ambas militancias? Pues no se podía esperar más cosa que la que sucedió al acudir a las urnas: Más del 60% de votos perdidos en relación a los que tenían entre ambas fuerzas cuando pactaron. No todos; pero sí una parte de esos votos perdidos, fueron de las propias militanticas y simpatizantes de ambos partidos, a causa del fuerte rechazo que se tenían entre ellos.
Casi dos años antes de que se hiciera el pacto de los botellines de Unidas Podemos, hice un artículo que publiqué en Nueva Alcarria titulado: "Alianza Podemos-IU, ¿Es sumar o es restar?" y opinaba que sería una alianza restadora, precisamente basándome en lo que digo en el párrafo anterior y en la distinta naturaleza de ambas fuerzas entonces.
Este artículo fue publicado el 09/10/2014. Está en la hemeroteca de Nueva Alcarria y a fe que acerté, pero no porque sea adivino o muy listo, que no me siento ninguna de las dos cosas, sino porque había que estar en las nubes o cerrar los ojos, para no darse cuenta que no había las más mínimas condiciones para tal acuerdo
Y no solo es ya U. Podemos una marca inservible para una mayoría de cambio por lo artificial de su alianza y por su chorreo sangrante de votos perdidos, sino también, porque se marcaron un objetivo electoral equivocado al considerarse la izquierda a la izquierda del PSOE , cuyo espacio electoral es tan reducido y residual, que el porcentaje máximo de votos a conseguir en el mejor de los supuestos, apenas si llega para reunir 1/3 de los ocho o nueve millones de papeletas que son necesarias para ser la fuerza más votada y poder pivotar un cambio verdadero. ¿Qué pasa con los otros 2/3 de votos que faltan para ganar? ¿Esos de dónde salen? lógicamente habrá que buscarlos en otros diversos caladeros, que no son ni se sienten izquierda de la izquierda del PSOE. Sin embargo esos 2/3 de votantes de ideas avanzadas existen. Distinto es que U. Podemos nunca los tenido en cuenta, ni se ha marcado una política para ganárselos.
Bastan dos hechos para demostrarlo: Cuando el glorioso estallido ciudadano del 15M, se hicieron muchas encuestas acerca de si apoyaban ese movimiento o estaban en contra y todas daban de un 70 a un 75% de apoyo de la ciudanía. Y también es ilustrativo el hecho del 29% de votos que le daban a Podemos por sí solo, mientras estuvimos creyendo la gente, que este partido recogía el espíritu del 15M, como alardeaba sin cesar su élite dirigente.
En fin, que los votos necesarios para un cambio de verdad existen; otra cosa es saber donde están todos esos diversos caladeros de votantes y cómo ganarlos para la causa común de llevar todos y todas la misma papeleta y que, al final del recuento, salgan al menos ocho millones de las mismas.
No es plato de gusto para mí, que durante toda la etapa de la dictadura milité a la izquierda de la izquierda del PSOE y hasta Vista Alegre dos en Podemos, tener que reconocer que esta opción no da, ni de lejos, para alcanzar una mayoría de cambio en las urnas y que es ya una marca inservible. Pero estoy en el ahora y con la vista puesta en el mañana, cuya realidad socio política es totalmente distinta, a la vista de todo el que no quiera cerrar los ojos.
La realidad es que durante 43 años seguidos es la propia ciudadanía la que nos viene demostrando con su voto cual es el marginal espacio electoral a la izquierda de la izquierda del PSOE, se llame PCE, se llame IU o se llame Unidas Podemos; opción esta última, que todas las encuestas la sitúan de cara a los próximos comicios en un porcentaje de votos muy próximo o igual al que ya tuvo dicha izquierda en dos ocasiones. Para demostrarlo, lo mejor es poner los datos y hechos delante de nuestros ojos y que sean ellos los que nos abran la mente.
¿Y cómo es posible que ante las evidencias, todavía haya quien se empecine en mantener la restringida política de limitarse a ser la izquierda de la izquierda del PSOE? O dicho de otra forma: ¿A situarse en una esquina del tablero?
Vamos por pasos:
Echando la vista un poco para atrás, es sabido que hay una mayoría ciudadana que tiene muy claro que la democracia menguada que hoy existe, no la trajo el Rey emérito, ni Suarez, ni Felipe González, ni el Sursuncorda, si no que fue el PCE y otros partidos más radicales pero del mismo tenor filo comunistas y varias asociaciones, sindicatos, grupos de intelectuales etc. (todos ilegales bajo el franquismo), quienes fuimos el factor determinante que erosionamos con nuestras luchas la dictadura franquista a pesar de sus brutales represiones; quienes la pusimos contra las cuerdas y quienes arrancamos esta democracia menguada, que hoy tenemos. No sería justo, omitir tampoco, el buen papel que jugaron también algunos movimientos religiosos de base, ajenos y contrarios a la reaccionaria jerarquía eclesiástica y al franquismo.
También sabemos, que el PSOE durante el franquismo permaneció en estado de hibernación y salió a la luz para promocionar su sigla del puño y la rosa y a Felipe González muy al final del proceso, cuando ya se veía que la dictadura podía caer.
Esta salida a la palestra de los socialistas no fue casual, sino consecuencia de que España estaba muy aislada económicamente y la gran burguesía veía claro que no podía expandirse, si seguía atada a la autarquía de la dictadura y necesitaba homologarse a Europa políticamente y entrar en el Mercado Común. Es por eso, que una parte de la burguesía, apoyó también la caída de la dictadura en los últimos momentos, no sólo para que el franquismo acabara de caer, sino para intentar tomar la hegemonía en el nuevo panorama que se abría.
Pero claro, esa homologación requería unas bases mínimas. Precisaba, al menos, restablecer los derechos democráticos y promocionar y legalizar cuanto antes una fuerza socialdemócrata como ocurría en toda la Europa Occidental, que no cuestionara el capitalismo, sino que fuera la fuerza de alternancia dentro del mismo, condición ésta, que la representaba perfectamente el PSOE. Aún vivimos millones de personas que podemos dar fe de que así sucedieron las cosas
Digo todo esto, porque una cosa es sentirse con el pecho henchido de orgullo y con la conciencia a rebosar de dignidad por el papel determinante que jugamos todo el espectro de izquierdas filo comunista en echar abajo el franquismo, y otra cosa muy distinta es que seamos capaces ahora de darnos cuenta, que aquel discurso, tan necesario entonces, ya no nos sirve en gran medida para abordar el presente y el futuro que nos aguarda Y esa reflexión, a mi juicio, hay muchísima gente y, entre ella muchísimos buenos luchadores, que todavía no la han hecho y, por ende, no han sacado aún las conclusiones que de ella se desprenden. Comprendo lo difícil que es sacudirse los hábitos adquiridos durante tanto tiempo; pero no queda otra, si queremos desprendernos de lo que ya no nos sirve y asirnos a la nueva realidad del hoy y del mañana.
Han cambiado los tiempos de un modo tan radical, que adaptarnos a ellos nos obliga a transitar por otros caminos distintos en muchos aspectos. Son tiempos distintos en lo ideológico; distintos en lo político; distintos en los programas; distintos en las tácticas y estrategias y distintos en las formas democráticas de participación ciudadana desde la base. Participación que implica disponer de garantías reales y sin filtros formar parte desde abajo de los máximos organismos de los partidos y de las instituciones.
De otra parte, se necesita garantizar por ley, poder disponer de mecanismos de control y de hacer propuestas mediante consultas o referéndos desde la base, cuyos resultados tengan carácter vinculante para las cúspides de los partidos y las instituciones. No hay otra forma posible de hacer una política diferente. No estoy diciendo nada nuevo; Es el sistema que tienen en Suiza.
Tan cierto es, que no es viable una democracia directa en el extenso y profundo sentido del término, como que es del todo insuficiente la democracia representativa institucional que tenemos. El quid de la cuestión es complementar la una con la otra en todos los ámbitos; para que la ciudadanía pueda jugar también en todos los niveles un papel activo y ejecutivo cuando lo necesite y, dentro de las bases que establezca esa ley pendiente.
No quiere decir lo anterior, que no haya valores de aquel entonces que, por su carácter permanente no se pueden perder nunca y que sigue siendo imprescindible mantener, entre ellos: la solidaridad, la conciencia colectiva, el compromiso, la dignidad social y política, la lucha contra las injusticias y discriminaciones y a favor de la igualdad y ¡oh sorpresa y gran paradoja!, una vinculación directa con la ciudadanía y sus problemas socio políticos que, a pesar de la dictadura, fue infinitamente mayor y mejor, la que la de ahora.
Veamos si lo hasta dicho aquí, lo ratifican o no ratifican, los datos y los hechos.
Ya, en las primeras elecciones, nos quedamos toda la ciudadanía estupefacta cuando vimos que el PCE sólo había sacado 20 diputados. ¡No nos lo podíamos creer!. No entraba en la cabeza de nadie, que habiendo sido el PCE y otros partidos de izquierda, los que tantos esfuerzos hicimos y tantos riesgos corrimos, los que plantamos los árboles frutales que condujeran a una democracia frondosa, cuando la fruta estaba madura, llegara el PSOE que no había dado palo al agua y se llevara casi toda la cosecha.
Hubo otra contienda electoral, en la que confluyeron de nuevo las mejores circunstancias posibles para ganar al PSOE desde su izquierda. Sin embargo sólo se consiguieron 21 diputados. Me refiero al inmejorable momento en que se hallaba Izquierda Unida con Julio Anguita como candidato a presidente Gobierno y con el PSOE en sus horas más bajas por los crímenes de estado de los GAL y por la corrupción que arrastraba. ¡Pero ni por esas!
Ni que decir tiene, que he resaltado las dos ocasiones más favorables. En el resto de los comicios los resultados fueron mucho más desfavorables; incluso de 2 diputados en una ocasión.
Y después ¿qué?
Pues que las cosas están volviendo a las mismas andadas. La explosión de indignación del 15M con su no nos representan y el que cuatro años después llegáramos a creer que Podemos asumía su legado, nos creo la ilusión de que la mayoría por un cambio auténtico era posible. Y, a punto estuvo. Pero los choques por egos que ya arrastraba Podemos, empeorado por el liderismo personalista, autoritario, excluyente y narcisista de su Secretario General, más el hecho de no lograr la mayoría pretendida, motivó que acontecieran hechos muy desagradables dentro de Podemos (sálvense las excepciones) que desembocaron en el pacto de los botellines, donde Pablo Iglesias y Alberto Garzón firmaron la coalición de Unidas Podemos e intentaron y consiguieron que se visualizara como una coalición a la Izquierda de la Izquierda PSOE en la esquina del tablero, con las negativas consecuencias que, cronológicamente, expongo a continuación:
1) Que en 2015 sacó Podemos 5.189.333 votos e IU 923.105, haciendo un total de 6.112.438.
2) Que en 2016 tras el pacto de los botellines, la suma de las dos fuerzas de la coalición de Unidas Podemos en vez de crecer, que para eso era la alianza, perdieron la friolera de más de 1.000.000 de votantes y se quedaron en 5.049.034 votos. Incluso sacaron 140.000 votos menos, que los que ya había sacado Podemos por separado en 2 015.
3) Llegan las generales en 2019 y los resultados siguen siendo drásticamente restadores, sacando solamente 3.732.928 votos. O sea, volvieron a perder otro gran chorreo de votantes. Nada menos que 1.316.106 que añadir a la pérdida anterior
4) Se repiten los comicios de nuevo en noviembre del mismo año y sacan 3.119.364 votos; es decir 3.732.928 anteriores, menos 3.119.364 igual a otros 613.564 votos perdidos.
Y 5) Entre ambas elecciones generales de 2019, se celebraron las elecciones municipales y autonómicas y los resultados cosechados fueron peores aún para Unidas Podemos. No llegaron a los 2.500.000 votos
¿Y qué perspectivas se vislumbran en el horizonte para esta alianza de U. Podemos?
Pues malas; claramente en retroceso, a juzgar por la media de todas las encuestas que vienen sucediéndose mensualmente, con la única excepción de las del CIS de Tejanos, que son las únicas que están en disonancia con todas las demás, al otorgar al PSOE y U. Podemos, unos resultados inflados. Se supone que para mantener mejor la estabilidad del gobierno. Si sigue la tendencia, los resultados se aproximarán bastante a los de IU con Julio Anguita en la ocasión favorable antes dicha.
Y para mayor inri, una vez aprobados los presupuestos, ya tiene el PSOE lo que quería: Garantías de agotar la legislatura, aunque sea prorrogándolos, tirando de decretos y/o aplicando la geometría variable. Y, así, de este modo, forzar que se celebren las municipales y autonómicas, antes de las generales, sabedor de que U. Podemos va a cosechar un fracaso estrepitoso en las municipales, al haber abandonado Podemos los Círculos, estar estos medio desaparecidos o desaparecidos del todo y sin vinculación directa con l ciudadanía. En difinitiva, al hacer lo que jamás de los jamases puede hacer un partido de masas : descolgarse de la gente. Ante semejante estropicio, Podemos no va a aportar gente, ni siquiera para hacer la candidatura en infinidad de municipios y casi todo queda a expensas de lo poco que pueda aportar IU.
Y después, del gran fracaso municipal de U. Podemos, que está cantado, le bastará al PSOE, con salir con la cantinela del llamamiento al voto útil cuando se celebren las generales y será la ocasión para darle un golpe incruento, pero demoledor a la alianza para que ya no puedan levantar cabeza. Argumentos demagógicos, pero eficaces no les faltarán:
Que viene la derecha y que solo se puede impedir que gane, juntando todos los votos de la izquierda en PSOE, dado que con el sistema electoral que tenemos y la debilidad de las fuerzas a su izquierda, votar a éstas es despreciar muchos cientos de miles de votantes que votando al PSOE supondrían muchos diputados más. En definitiva, que si se celebran antes las municipales que las generales, U. Podemos acudiría a dichas generales infinitamente más debilitado. En definitiva: Que habrá, para mal, un antes y un despues de las elecciones municipales de mayo de 2023
El ejemplo de las autonómicas en la Comunidad de Madrid es bien ilustrativo y eso que eran autonómicas, que si hubieran sido municipales habría sido mucho peor. Resulta que en esa CA, mal que bien, los círculos aún medio se mantienen y ya vimos donde quedó U. Podemos, en el último lugar de las fuerzas que consiguieron escaños. Y eso que llevó como cabecera de lista a su Secretario General y vicepresidente del gobierno.
Si alguien piensa que Pedro Sánchez, no tiene en cuenta estas circunstancias, o es que no conoce sus habilidades o es que es un ignorante político, o las dos cosas juntas. Pedro Sánchez, por mucho que nos fastidie, es el mejor estratega que hay en España en estos momentos. Y precisamente por eso, no le interesa descubrir ahora todas sus cartas, ya que le viene bien tener cerca a Podemos para agotar la legislatura y para que dicho partido siga debilitándose al perder a chorros su conexión directa con la gente.
Ojo, no digo que sea un dirigente bueno, malo o regular para la gente, simplemente digo que a mí me parece de largo, el mejor estratega político de España y que por eso mismo no descubre ahora todas sus cartas, dado que le viene como anillo al dedo, que antes de las generales U. Podemos sufra la fuerte derrota de las municipales, para poder darles mejor la puntilla en las generales. Tiempo al tiempo. Otra cosa es que la plataforma de Yolanda distorsione el norte del actual tablero político y obligue a analizar y replantear la nueva situación que se cree, sobre lo cual adelanto mi opinión en modo condicional, porque todo dependerá de que salga adelante el proyecto Yolanda y cómo se plantee.
Las cosas pueden cambiar antes de que se celebren las elecciones de cara a las generales si el proyecto Yolanda se plantea bien.
Sí que se puede enderezar el rumbo y conseguir que el proyecto Yolanda sea la opción más votada. Se pueden sacar los más de ocho millones de votos necesarios para ganar y pivotar un cambio auténtico Pero para eso hay que dar un volantanzo de 180º como ya dije más atrás. Todo depende de si es correcto lo que nos ponga Yolanda y su equipo sobre el tapete en su proceso de escucha y si todas las militancias y gentes que queremos un cambio con mayúsculas, nos sumamos a su proyecto con todas nuestra energía, seamos del partido que seamos, pertenezcamos al movimiento o asociación a la que pertenezcamos o no estemos en ningún sitio. Eso es lo que abordaré en el artículo siguiente.
Sbado, 15 de enero de 2022
Para entender lo mejor posible mi punto de vista sobre el papel del YOLANDA DÍAZ, en el caso de que se presente como candidata a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales, recomiendo que se tenga en cuenta el artículo anterior. Ambos son complementarios entre sí.
Como es obvio, lo que expongo se basa en la serie de datos y hechos verificables ya expuestos. Pero depende, sobre todo, del proceso de escucha de Yolanda, de si es acertado o no, de si se le ponen o no zancadillas internas y de si lo empieza ya mismo, porque para hacer cuajar un proceso así, todo el tiempo que se emplee es poco. Debería iniciarlo este mismo mes de febrero.
Lo que parece pretender Yolanda, ojala coincida lo más posible con las ideas que expongo a continuación. Espero que así sea, al menos en lo esencial, no solo por lo que le he oído, sino también por lo que he podido saber a través de fuentes fiables cercanas a algunas lideresas de las que tuvieron el evento en Valencia.
Me han llegado por privado consejos de algunas personas amigas mías (¡gracias!) tras leer los dos artículos anteriores, en el sentido de que no debería pasar de lo ya dicho, no sea que me vaya a pillar los dedos. A todos les he respondido lo mismo: Entiendo vuestra sana sugerencia; pero no soy de callar, ni de diagnosticar a toro pasado, ni de guardarme para mí, mis propias opiniones políticas cuando las tengo maduradas y creo que pueden ser útiles. Eso sí, tengo claro que no todos los lectores comulgarán con ellas, pero eso no es motivo, al menos para mí, para no decir lo que pienso y deseo sobre el proyecto Yolanda.
¿Y qué tendría que hacer Yolanda si presenta su candidatura como parece? Lo razono en el siguiente catálogo:
1) Antes que nada, tener bien analizada la realidad objetiva de la política de este país de países en el espectro de quienes estamos por un cambio auténtico; empezando por reconocer la decadencia de la marca de la alianza de U. Podemos y sus porqués; alianza a la que Yolanda hasta el momento está vinculada y cuyos datos objetivos, tal y como demuestro en el artículo anterior, son muy restadores. Y, como es la marca la que ya no sirve, no le queda más remedio que salirse de Unidas Podemos y, además, darle visibilidad a su salida, porque de lo contrario, perderá el caudal de credibilidad que ahora atesora.
¿Cómo va a pivotar la alianza U. Podemos un cambio auténtico, con Yolanda o sin Yolanda, si es una marca que se ha dejado ya por el camino la increíble sangría de más del 60% de los votos que tenían ambas fuerzas por separado antes del pacto de los botellines. ¿Cómo lo va conseguir una marca; si ni siquiera se han dignado en hacer una autocrítica pública reconociendo las causas internas de tan colosal estropicio?
2) La segunda cuestión sería, que la alternativa de Yolanda y su equipo no mencionen, ni para bien ni para mal, el falso concepto de unir a la izquierda de la izquierda del PSOE, que como digo en el artículo anterior, tiene su techo electoral, en el mejor de los supuestos, en 1/3 de los votos necesarios para ser la fuerza más votada y poder pivotar el cambio. ¿Y los otros 2/3 que faltan? ¿Dónde se consiguen?
Con el concepto SUMAR o SÍ SE PUEDE SUMAR , basta y sobra para identificar una marca que no cause recelo ni rechazo en nadie de todas y todos los que queremos pivotar otra política diferente. Además el concepto SUMAR, no sólo es necesario para la plataforma independiente que se pretende crear por arriba, sino que se necesita, como el aire que respiramos, extenderla y hacer agrupaciones en todos ámbitos de la ciudadanía por abajo; pero no como meros comparsas, no como fuerza subalterna, sino como fuerza desde la que configurar el poder y el control del partido y de las instituciones desde abajo.
Sin un entronque masivo y activo de varios cientos de miles de personas que se organicen en multitud de agrupaciones SUMAR desde la base, cualquier alternativa se quedaría convertida en un bluf por arriba, que es exactamente en lo que se ha quedado Podemos, tras desentenderse de los CIRCULOS y quedarse completamente descolgada de la ciudadanía y de sus diversas causas.
3) La tercera premisa, es que esa plataforma, además de ser independiente, constituirse al margen de los partidos y crear plataformas del mismo tenor por doquier desde la base, necesita impulsarse desde un equipo independiente y propio, que no tenga nada que ver, con los cargos del ministerio de Trabajo. Asimismo, que dicho equipo, abra una cuenta propia para que podamos colaborar las personas que lo deseemos, dado que el proceso de escucha conlleva muchos gastos. Esa cuenta tiene que ser muy trasparente para poder demostrar en todo momento, que ni un solo euro de los gastados proviene de las instituciones. También tiene que tener un tope por arriba para garantizar que la independencia no quede afectada por causas económicas
4) Otra tarea permanente más tendrá que ser, no caer en la ingenuidad y tener bien presente el riesgo real de fuego amigo, dados los egos y narcisismos que existen en dirigentes de esa izquierda de la izquierda del PSOE de U. Podemos, a cuya alianza todavía sigue vinculada Yolanda. Es insuperable su inteligencia y su audacia para rehuir y pasar del ruido e ir directamente a lo que toca hacer por y para la gente; por lo que cabe suponer, que por ese lado no va a fallar. Aún así, es necesario tenerlo en cuenta y no entrar al trapo. Y como decía una mujer de mi pueblo. “Si dicen que dizan, ya se cansaran, nosotras a lo nuestro”
5) A mi juicio, el proceso de escucha necesita tiempo y ya tenía que estar empezado. Sin embargo, aún no sabemos cuándo lo va a iniciar. También es imprescindible que Yolanda no se olvide, ni por un momento, que no se presenta a elecciones municipales y autonómicas, sino a las generales. Digo esto, porque la tarea de preparar las generales es mucha y el tiempo muy poco. A mi juicio, hay que dedicar todo el tiempo a preparar las generales y no quedar atrapados en las municipales y autonómicas, salvo en casos concretos donde la gente ya esté involucrada en su proyecto, con lo cual se favorecería a la vez ambos objetivos.
Antes de proseguir, con los puntos, quiero hacer un inciso para dejar claro lo siguiente: Si Yolanda No se saliera de U. Podemos y no creara su propia plataforma independiente o algo semejante, ella misma le habría cerrado las puertas a la posibilidad de alcanzar esa mayoría electoral de entre ocho y nueve millones de votos que se precisan para pivotar el cambio.
Sí no fuera así, si siguiera en Podemos, mis esperanzas se reducirían a cero y no votaría a esa marca bajo ningún concepto, dado que tal marca ha demostrado con hechos ser una alianza tremendamente restadora y en caída libre. Lo digo con mayúsculas: YO NO VOTARÉ A YOLANDA DÍAZ EN LAS GENERALES SI SIGUIERA DENTRO DE ESA MARCA RESTADORA DE UNIDAS PODEMOS.
Confío en que este supuesto no se dará. Basta con haber escuchado la entrevista reciente de Yolanda en TVE, para creer que no sucederá. Puso mucho énfasis en dejar claro que ella está absolutamente en contra de la propuesta de U. Podemos de crear un frente amplio pivotado por esa sigla. Y el mismo hincapié hizo, asimismo, en mostrar su total desacuerdo con esa política minoritaria y residual de unir a la izquierda de la izquierda del PSOE, como propugna U. Podemos.
Me quedan más puntos por exponer, pero si el artículo ya queda de por sí demasiado largo, excuso decir cómo quedaría si incluyera la parte que falta. Así, pues, dentro de dos o tres días publicaré el resto.
martes, 25 de enero de 2022
¿Yolanda Díaz Presidenta? (y II)
Este artículo sobre Yolanda Díaz, es la parte del anterior, que tras escribirlo y ver que me había quedado largo, decidí dividirlo en dos partes para su publicación. Esta es la segunda. Sigo con el catálogo:.
6) Es vital entender que la mayoría social que quiere el cambio es muy diversa y trasversal y que no basta con conseguir 1/3 de los votos precisados que puedan provenir de la izquierda de la izquierda del PSOE. Se necesitan otros 2/3 más, a los cuales hay que llegar y convencer. Las personas que desean el cambio lo son por causas diversas y trasversales. Como norma, lo desean por el punto o los puntos por los que están interesados e implicados que raras veces coinciden, por no decir ninguna, con el amplio abanico de causas que contiene todo el discurso por el que hay que pelear.
Sin embargo, esas causas, aunque diversas, no son antagónicas, sino confluyentes y complementarias; de ahí que necesiten todas ellas un discurso plural, pero unitario de cambio, donde todas las parcialidades se vean representadas y nos hagan conscientes de llevar todas y todos la misma papeleta; única forma posible de sumar los ocho o nueve millones de votos que precisamos.
7) Así, a voto pronto, creo que esos millones de votos pueden salir sobradamente del plural espectro siguiente:
Las militancias y sus radios de influencia de las fuerzas políticas (Podemos, IU, Más País, Compromís, Los Comunes, Chunta Aragonesista, amén de otros partidos nacionalistas); de gentes de los movimientos ecologistas; feministas; movimientos y/o partidos contra la despoblación rural y contra los desequilibrios territoriales dentro de cada CCAA; defensores de la soberanía alimentaria, defensoras del patrimonio material e inmaterial; animalistas; amantes de la naturaleza y el medio ambiente; defensores de revertir el cambio climático que está poniendo en jaque la pervivencia de la vida humana y de otras especies en el planeta; asociaciones de pensionistas; movimientos de las mareas blancas y verdes de la sanidad pública y de la educación; cientos de miles de personas de base que ahora votan PSOE; ONGs y todo el voluntariado que defiende causas justas; asociaciones defensoras del arte y la cultura; sectores religiosos que simpatizan con el Papa Francisco y se muestran en contra de las jerarquías eclesiásticas de nuestro país, personas que están contra la desigualdad y defienden a las capas más desfavorecidas. Y, por encima de todo: de los millones de personas progrsistas que, ante el desánimo y la decepción con Unidas Podemos, antes referidas, se han refugiado en la abstención.
Seguro que se me quedarán gentes de alguna fuerza, movimiento o asociación olvidada, pero para demostrar que la mayoría por un cambio de verdad existe y que es muy diversa y trasversal en varios casos, basta y sobra con las expuestas. El único problema, pues, es que seamos capaces de unirlas y caminar todas juntas y en la misma dirección.
8) Que sólo se puede conseguir la unidad, si reconocemos la diversidad y elevamos la flexibilidad, la persuasión, la tolerancia y el consenso, a nivel de principios básicos imprescindibles, en nuestra forma de trabajar.
El punto anterior nos indica que hay muchas causas y muy justas, pero son pocas, por no decir ninguna, las que están luchando por todas ellas a la vez; de ahí, que ante el tareón tan grande, tan diverso y trasversal que tenemos por delante, sea imprescindible, dotarnos de los dirigentes que mejor defiendan y demuestren con sus hechos que son fieles al enunciado de este punto. Y, a su vez, que nos desentendamos de los dirigentes más personalistas egocéntricos y narcisistas que están más cerca de emular la Vida de Bryan, que de tender manos y generar consensos, condición necesaria para que a pesar de la pluralidad, podamos ser capaces de conducir todo el inmenso caudal de cambio, en una misma dirección y conseguir que todas y todos cojamos la misma papeleta el día de las elecciones generales.
Afortunadamente, tenemos la inmensa suerte de contar con una dirigente que simboliza a la perfección con sus hechos del día a día, lo que demanda el enunciado de este punto y que parece dispuesta a dar el paso a presentar su candidatura a la Presidenta del gobierno con una plataforma propia e independiente de todas las fuerzas, condición obligada, si de verdad queremos una cabeza dirigente que no suscite rechazo, sino la empatía y confianza necesaria para sumar todos los votos de quienes queremos cambio.
9) Que hay que recuperar la base social, su participación activa y sus competencias, que hoy existen en muy pocos sitios y, de forma suficiente, en ninguno.
Si lo de Yolanda, aun ganando, se quedara sólo en una superestructura por arriba, no habría servido de nada, porque le faltaría lo esencial, la participación directa de la ciudadanía para apoyar y respaldar el proyecto, pero también, y sobre todo, para que el mismo, no quede reducido a una superestructura o bluf por arriba, que es, sirva el ejemplo, lo que le ha ocurrido a Podemos al desentenderse de los círculos, en vez de consolidarlos y darles vida propia. Esto conlleva crear a nivel general y en cada una de las 52 provincias un comité de organización para extender un movimiento organizado por todos los ámbitos de la ciudadanía. O como se viene diciendo comúnmente: uN GRAN PARTIDO DE MASAS
La democracia representativa que tenemos, demuestra a ojos vista, que es insuficiente para representar y defender los intereses de la gente. Votar una vez cada cuatro años, que es el único derecho político ejecutivo, que se le reconoce a la ciudadanía, es un plazo muy largo durante el cual, se deben articular medidas complementarias que le den voz y capacidad ejecutiva a la gente en todos los ámbitos institucionales, para lo cual se puede y se debe garantizar por ley fórmulas de referendos reguladas, que tengan carácter ejecutivo ante los partidos y las instituciones en el ámbito donde se haga el mismo.
.10) Dejemos ya la excusa de lo malos que son los otros y hagamos una profunda autocrítica de una puñetera vez, de los monumentales errores propios.
Si no fuera porque estoy convencido de que tengo detectado el mal que aqueja a la marca Unidas. Podemos, no tendría método analítico posible que pudiera dar en el quid del porqué esta alianza no han querido reconocer ni rectificar nunca los monumentales errores cometidos. Pero sí, tengo explicación: La patología narcisista de Pablo Iglesias qu controla y manipula todo en Unidas Podamos, antes desde su cargo de Secretario General y ahora desde la trastienda, que tiene tanto fanatismo por los medios informáticos, como desdén y urticaria a todo lo que huela a organización y paticipación de la gente
Causa vergüenza ajena que se haya abandonado los CÍRCULOS a su suerte, que estén prácticamente desaparecidos la inmensa mayoría y que los pocos que, mal que bien, todavía quedan, también carezcan de influencia en la ciudadanía, como quedó bien patente en las elecciones autonómicas de Madrid. Las consecuencias están a la vista: Podemos se ha convertido en un bluf por arriba instalado en las instituciones y alejado y desconectado por completo de la ciudadanía.
No menor es la vergüenza que produce, el constatar que tras haber perdido elección tras elección más del 60% de los de los votantes que otorgamos su confianza a Podemos, todavía no haya tenido su dirección la dignidad de decirle a la opinión pública y, más aún, a quienes les votamos al principio, el porqué de semejante sangría en pérdida de votos. Qué menos que analizarlo, reconocerlo públicamente, pedir perdón y decirnos cómo piensan rectificar.
Sin embargo nada de nada, ni MU. Y, lo que ya no cabe en cabeza humana, es que después de haber abrasado la marca de U. Podemos con ese ombliguismo político, todavía tengan el valor de decirnos que cualquier unidad de partidos del cambio, tiene que ser pivotada por U. Podemos. Estoy hablando en exclusiva del núcleo dirigente y de nadie más, aunque me duele muchísimo que todavía queden entre su escasa militancia algunas personas muy luchadoras. Se supone que es porque todavía siguen abducidas por los soflamas y manejo del victimismo de su líder. Y quizás, no lo sé, porque también puede influir la famosa frase de Alfonso Guerra, que U. Podemos ya ha utilizado en varias ocasiones: “Aquí el que se mueve no sale en la foto”.
Menos mal que Yolanda Díaz, posible candidata a la presidencia del gobierno, viene demostrando con los hechos y día tras día que es la antítesis de esa manera autoritaria, monolítica y excluyente de hacer política. Es un auténco hallazgo que en estos tiempos de egos y narcisismos. tengamos una dirigente de mano tendida, de diálogo y de consenso, que son el tipo de dirigentes que necesitamos en la actual situación.
Consideración final. Solo para el supuesto de que fallaran los propósitos del proyecto Yolanda.
Finalmente, Yolanda, si llegado el último momento y por mucho y buen trabajo que hubieras hecho junto a tu equipo, no consiguieras los objetivos unitarios de consenso y cohesión entre las corrientes del cambio. En tal supuesto, -y sólo en ese- yo en tu lugar, antes que tirar la toalla, me uniría a Más País desde tu plataforma y a alguna fuerza más como Compromís, los Comunes, Junta Aragonesista, algún partido nacionalista...
Íñigo Errejón, por ejemplo, defiende la misma política trasversal que tú y, además, tiene muy buena valoración entre la ciudadanía. Eso daría como mínimo para obtener un resultado muy bueno que, aún en el caso de que no fuera suficiente para ganar y formar gobierno, sí sería al menos una buena base de la que partir para conseguir una mayaría en las siguientes generales. Desde mi punto de vista, al menos, hay una diferencia abismal entre tirar la toalla si no consigues tus propósitos o seguir para adelante con esta segunda opción, si la cosa no diera para más. Sería una especie de opción B, al no haber podido conseguir la opción A.
Por Jerónimo Lorente Hernández
angeles buj.: No puedo estar mas de acuerdo.
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