En mi FB tengo colgados los dos post entrecomillados,
que expongo a continuación. Los
desentraño en este artículo, con la esperanza de que ayuden a entender quien o
quienes son los culpables y por qué, que han traído las consecuencias de lo que
está pasando ahora en Cataluña y en
España.
“De 1980 a 2010 entre 10 y
13% estable de independentistas. De 2010 a 2015 el número se cuadruplicó (sobre
el 50%) ¿POR QUÉ?”
“Quien no tenga su análisis-conclusión
de tan vertiginoso crecimiento, imposible entender, aunque quiera, el porqué de
lo q está pasando”
1) Vísceras y razones mezclan como agua y aceite
Las cosas no suceden porque
sí. Y lo que acontece ahora en Cataluña tampoco. Todos los hechos recientes
tienen su génisis, sin entender la cual, no es posible hacer un diagnóstico acertado
del problema. La agudización actual es sólo la consecuencia. Así, pues, sólo en
la medida que consiga desentrañar sendos post, habré logrado aproximarme a las causas principales que expliquen el
porqué de las consecuencias que
ocurren ahora. Lo intentaré.
Como principio básico, donde
imperaran las emociones y las tripas, la razón y el análisis no tienen espacio. De esto va bien sobrada la
idiosincrasia latina a la que pertenecemos. Pero la irracionalidad por encima
del razonamiento objetivo, ya no es un virus que se pasea solamente por las
orillas del mediterráneo, si no que se va extendiendo como las enfermedades
contagiosas por otros lugares del mundo.
Las castas de los partidos
viejos y nuevos y de los grandes poderes en general, saben que llevando las cosas al terreno de las
vísceras, la mente de la gente se nubla y la radicalidad, irracionalidad y odio crecen vertiginosamente.
Esta táctica es la que utilizó el PP durante toda la génesis del conflicto. Y
no cabe escudarse en eso de que el fin
justifica los medios (axioma, por otra parte, que no comparto) y menos en este caso, que
fin y medios son igual de repugnantes, porque
azuzan el enfrentamiento y generan una ola de odio. Y lo que ya no tiene
nombre, es que el PP lo haya hecho así deliberadamente. Lo que está pasando en
Cataluña y en toda España es justamente lo que el PP quería. Tal es el poder de
las vísceras y la irracionalidad cuando se potencian a tope.
Y si la cuestión va de asuntos
identitarios, patrias, lenguas, banderas,
etc. pues miel sobre hojuelas, porque
son temas idóneos para estimular las vísceras y anular la razón y el sentido
común.
· 2) La
convivencia ya se logró en Cataluña en 2006. ¿Quién puso las bases para
reventarla?
En 2006 se aprobó el Estatut de un modo
impecable; cumpliendo uno a uno todos los requisitos procedimentales: Propuesta
del Parlament al Congreso de los Diputados. Aprobación de la Cámara Baja por
mayoría absoluta por 189 votos. Envío al Senado, donde también fue aprobado por
la mayoría requerida. Remisión al Congreso de los Diputados para su
ratificación definitiva.
Aprobado por ambas Cámaras, remisión al Parlament
Catalán para su visto bueno institucional definitivo. Y, como último requisito
protocolario, someterlo a consulta de la ciudadanía catalana, que refrendó el Estatut por un 73,9%
votos a favor, frente a un 20,6% votos
en contra.
El mismo protocolo se siguió con los estatutos andaluces y valencianos,
que eran, como se sabe, un calco en su contenido del Estatut catalán. Lo lógico
sería pensar, que aunque los tres estatutos eran similares e importantes todos,
si con uno de ellos había que andar con
más cuidado, si cabe, era con el Catalán, por aquello de tener un rango de nación o nacionalidad más
significativo recogido en la propia Constitución y también, porque existía un
sector minoritario pro independencia.
Eso lo tuvo muy claro el gobierno Zapatero (con una primera legislatura
buena en general y una segunda mala sin paliativos) que en este punto lo bordó tanto en los
protocolos, como en el contenido, cuyo 73,9% ratifica sin discusión, que si el Estatut
fue aprobado tan mayoritariamente, es porque obedecía al grado de conciencia
política más amplio posible de la ciudadanía catalana en ese momento concreto.
Por otra parte, el sentido común y, sobre todo la historia, nos
demuestran que cuando una ciudadanía toma desde ella misma con su voto una
decisión, eso adquiere una fuerza incomparable, tanto porque es lo que ella
misma ha votado y no tiene sentido volverse contra sí misma, como porque ya no
hay un tercero al que culpar. Por lo tanto, el Gobierno de Zapatero dejó
perfectamente encarrilado el proceso de convivencia y de paz en Cataluña y, por
extensión, en España.
Y si la propia sociedad catalana era favorable al independentismo en un
porcentaje de entre un 10 y un 13%
sostenido durante más de un cuarto de siglo y, a ello se le agregaba la
estabilidad que proporcionaba la aprobación ciudadana del Estatut, es obligado
preguntarse y responderse a las siguientes interrogantes
¿Cómo explicar entonces, que se diera un
cambio tan brusco y la corriente independentista se cuadruplicara en SÓLO cinco
años? ¿Qué pasó? ¿Quién reventó esa convivencia conseguida? ¿De dónde salió la
máquina de hacer independentistas? ¿Y por qué?
· 3) Y el PP activó a
tope su máquina catalanófoba para romper adrede la estabilidad conseguida
En Cataluña hubo
mucho mosqueo y malestar al ver que el Estatut que el propio pueblo había
refrendado con su voto, el PP lo recurrió ante el Tribunal Constitucional. Pero
al mismo tiempo, era lógico pensar que su Estatut al ser un calco de los
estatutos valenciano y andaluz y aprobarse ambos sin trabas, dejaba al Constitucional sin capacidad de
maniobra para mutilar el catalán, porque eso supondría un agravio comparativo
escandaloso y una degradación nunca vista de la independencia del Tribunal
Constitucional.
Pero lo impensable
aconteció, y con premeditación y ensañamiento, mutilaron parcial o
totalmente 114 artículos del Estatut que
el propio pueblo catalán había aprobado, que encolerizó a la
inmensa mayoría de la ciudadanía catalana, más allá de que fueran
independentistas o no, como no podía ser de otra forma, ante una burla y
humillación tan descomunales y anti democráticas, por mucho que lo mutilara un
tribunal.
Y por si faltaba
algo, el crudo debate que se abrió, se generalizó en Cataluña en un abrir y
cerrar de ojos y hasta los más descolgados de la política, se interesaron en
saber quiénes eran esos tutelados miembros del Tribunal Constitucional. Y de repente,
se enteran que son personajes de la máxima confianza y obediencia debida
a las Ejecutivas del PP y del PSOE, que
elige cada una a los suyos y sellan un
pacto entre ambas fuerzas. Y, por si a
alguien le pudiera quedar alguna duda, el Tribunal que mutiló su Estatut por 6
votos a favor y 4 en contra, estuvo formado por 6 miembros del PP y 4 del PSOE.
¿Y de qué partido eran los seis que votaron la mutilación? Pues, obvio, del PP.
¿Y los cuatro votos en contra? Pues igual de obvio: del PSOE.
Y mientras la
inmensa mayoría de los catalanes estaban sumidos en una ola de indignación por
la mutilación del Estatut, en el resto de España se dio otra ola de
catalanofobia de rancio nacionalismo españolista, donde el que se jodan,
que les den por el c… a los catalinos, salía de la boca de millones de personas de un modo
incontrolado, empujado por las visceralismo acumulado.
Acumulado, sí,
porque el PP no se limitó con llevar el Estatut a SU
Tribunal
Constitucional, para que le cortaran el pelo al cero; si no que su Ejecutiva
destinó a todo el partido durante meses y meses a recoger firmas contra los
catalanes y su Estatut, alcanzando esta campaña catalanófoba, la cantidad de 4.020.000
firmas Una campaña nunca jamás conocida en España. Quien más quien
menos, ha recogido firmas alguna vez ante algún problema. Y todos sabemos que
es un instrumento ideal para darle a la húmeda y crear una fuerte corriente de
opinión. Sobra decir los estragos que causó la mayor recogida de firmas que ha
existido en España.
¿Y cómo es posible
que un partido por corrupto y derechoso que sea como el PP, se atreva a hacer
una campaña tan brutal de enfrentamiento con el pueblo catalán? Pues
es tan cruel, como simple, porque apostaron por perder si hacía falta toda su representación en
Cataluña, a cambio de conseguir a través de la catalanofobia un gran aumento electoral
en resto de España, ya que por entonces no tenían posibilidades de mellar de
otra manera a Zapatero. Luego ya sí, vino la siguiente legislatura,
la de la mala gestión de la Ejecutiva socialista en general y de Zapatero en
particular y, entonces, el PP le dio palos por dos sitios: por la descomunal
ola de catalanofobia promovida y por la mala gestión de la crisis, Y, como no
podía ser de otro modo: Rajoy Presidente.
Ya sé que quien
haya tenido la paciencia de leer hasta aquí se estará preguntando ¿Y los
independentistas qué? ¿Es que ellos no tuvieron parte de culpa? De perogrullo,
si los independentistas eran minoría y durante
un cuarto de siglo no lograban despegar, solo faltaba que no
aprovecharan la ocasión para recoger a los cientos de miles de nuevos
independentistas que estaba produciendo el PP con su atropello al Estatut y su
campaña catalanófoba. `¡Así se las ponían a Fernando VII!
Pero es que,
además, por entonces, la derecha catalana estaba sumida en una gran corrupción,
que no sólo afectaba a Pujol, sino a toda la élite política y a Mas, como
Presidente, también lo olía el culo a lo mismo.
De ahí que Mas,
hiciera una fuerte huída hacia adelante y se hiciera más independentista que
nadie. Y no sólo para acoger a los miles y miles de independentistas que
producían a diario a las máquinas del PP, sino más aún, para desviar la
política de la corrupción que le perseguía y que lo tenía cada vez más cercado.
Un gran cara dura que consiguió lo que pretendía.
Por supuesto que
las fugas independentistas hacia adelante impulsadas tan unilateralmente ha
llevado a la ciudadanía sincera y pacífica del independentismo a una importante
frustración al no proclamarse la república; pero no desafección. A evitar esa
desafección han ayudado, mucho el PP, PSOE y Cs al aplicar en alianza el 155,
al desatarse la fobia de los fanatizados seguidores del PP de “a por
ellos” y al meter en la cárcel a los
principales dirigentes del independentismo. Todo lo imputable al PP sobre la génesis
desde 2006, es imputable a Cs en todos los aspectos los últimos años y al PSOE
en lo referente al apoyo del 155
No entro a analizar
los acontecimientos del momento, porque no era esa mi pretensión, si no sólo
exponer las principales causas que, a mi juicio, nos han llevado a las
consecuencias actuales.
Pero no puedo
acabar sin hacer una referencia aparte al Sr Más, que utilizó el
independentismo para desviar los tiros de la corrupción que le perseguía y que, sabedor de que se había metido en un
callejón sin salida con la unilateralidad del procés, abandonó a tiempo la
dirección del partido y endosó el
asunto a Puigdemon. El mejor regateador de la historia, superior, incluso, a Messi. Y sin lesionarse
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