lunes, 28 de octubre de 2019

La situación en Cataluña en el 2006 era buena. ¿Quién la reventó? ¿Y por qué?



En mi FB tengo colgados los dos post entrecomillados, que  expongo a continuación. Los desentraño en este artículo, con la esperanza de que ayuden a entender quien o quienes son los culpables y por qué, que han traído las consecuencias de lo que está pasando ahora  en Cataluña y en España.

“De 1980 a 2010 entre 10 y 13% estable de independentistas. De 2010 a 2015 el número se cuadruplicó (sobre el 50%) ¿POR QUÉ?”

“Quien no tenga su análisis-conclusión de tan vertiginoso crecimiento, imposible entender, aunque quiera, el porqué de lo q está pasando

1) Vísceras y razones mezclan como agua y aceite

Las cosas no suceden porque sí. Y lo que acontece ahora en Cataluña tampoco. Todos los hechos recientes tienen su génisis, sin entender la cual, no es posible hacer un diagnóstico acertado del problema. La agudización actual es sólo la consecuencia. Así, pues, sólo en la medida que consiga desentrañar sendos post, habré logrado aproximarme a las causas principales que expliquen el porqué de las consecuencias que ocurren ahora. Lo intentaré.

Como principio básico, donde imperaran las emociones y las tripas, la razón y el análisis no tienen espacio. De esto va bien sobrada la idiosincrasia latina a la que pertenecemos. Pero la irracionalidad por encima del razonamiento objetivo, ya no es un virus que se pasea solamente por las orillas del mediterráneo, si no que se va extendiendo como las enfermedades contagiosas por otros lugares del mundo.

Las castas de los partidos viejos y nuevos y de los grandes poderes en general,  saben que llevando las cosas al terreno de las vísceras, la mente de la gente se nubla y la radicalidad,  irracionalidad y odio crecen vertiginosamente. Esta táctica es la que utilizó el PP durante toda la génesis del conflicto. Y no cabe escudarse en eso de que el fin justifica los medios (axioma, por otra parte,  que no comparto) y menos en este caso, que fin y medios  son igual de repugnantes, porque azuzan el enfrentamiento y generan una ola de odio. Y lo que ya no tiene nombre, es que el PP lo haya hecho así deliberadamente. Lo que está pasando en Cataluña y en toda España es justamente lo que el PP quería. Tal es el poder de las vísceras y la irracionalidad cuando se potencian a tope.

Y si la cuestión va de asuntos identitarios, patrias, lenguas,  banderas, etc. pues miel sobre hojuelas, porque son temas idóneos para estimular las vísceras y anular la razón y el sentido común.

·   2)    La convivencia ya se logró en Cataluña en 2006. ¿Quién puso las bases para reventarla?

En 2006 se aprobó el Estatut de un modo impecable; cumpliendo uno a uno todos los requisitos procedimentales: Propuesta del Parlament al Congreso de los Diputados. Aprobación de la Cámara Baja por mayoría absoluta por 189 votos. Envío al Senado, donde también fue aprobado por la mayoría requerida. Remisión al Congreso de los Diputados para su ratificación definitiva.

Aprobado  por ambas Cámaras, remisión al Parlament Catalán para su visto bueno institucional definitivo. Y, como último requisito protocolario, someterlo a consulta de la ciudadanía catalana, que  refrendó el Estatut por un 73,9% votos a favor, frente a un  20,6% votos en contra.

El mismo protocolo se siguió con los estatutos andaluces y valencianos, que eran, como se sabe, un calco en su contenido del Estatut catalán. Lo lógico sería pensar, que aunque los tres estatutos eran similares e importantes todos, si con uno de ellos había que andar  con más cuidado, si cabe, era con el Catalán, por aquello de  tener un rango de nación o nacionalidad más significativo recogido en la propia Constitución y también, porque existía un sector minoritario pro independencia.

Eso lo tuvo muy claro el gobierno Zapatero (con una primera legislatura buena en general y una segunda mala sin paliativos)  que en este punto lo bordó tanto en los protocolos, como en el contenido, cuyo 73,9% ratifica sin discusión, que si el Estatut fue aprobado tan mayoritariamente, es porque obedecía al grado de conciencia política más amplio posible de la ciudadanía catalana en ese momento concreto.
                                     
Por otra parte, el sentido común y, sobre todo la historia, nos demuestran que cuando una ciudadanía toma desde ella misma con su voto una decisión, eso adquiere una fuerza incomparable, tanto porque es lo que ella misma ha votado y no tiene sentido volverse contra sí misma, como porque ya no hay un tercero al que culpar. Por lo tanto, el Gobierno de Zapatero dejó perfectamente encarrilado el proceso de convivencia y de paz en Cataluña y, por extensión, en España.

Y si la propia sociedad catalana era favorable al independentismo en un porcentaje de  entre un 10 y un 13% sostenido durante más de un cuarto de siglo y, a ello se le agregaba la estabilidad que proporcionaba la aprobación ciudadana del Estatut, es obligado preguntarse y responderse a las siguientes interrogantes

¿Cómo explicar entonces, que se diera un cambio tan brusco y la corriente independentista se cuadruplicara en SÓLO cinco años? ¿Qué pasó? ¿Quién reventó esa convivencia conseguida? ¿De dónde salió la máquina de hacer independentistas? ¿Y por qué?

·     3)  Y el PP activó a tope su máquina catalanófoba para romper adrede la estabilidad conseguida

En Cataluña hubo mucho mosqueo y malestar al ver que el Estatut que el propio pueblo había refrendado con su voto, el PP lo recurrió ante el Tribunal Constitucional. Pero al mismo tiempo, era lógico pensar que su Estatut al ser un calco de los estatutos valenciano y andaluz y aprobarse ambos sin trabas,  dejaba al Constitucional sin capacidad de maniobra para mutilar el catalán, porque eso supondría un agravio comparativo escandaloso y una degradación nunca vista de la independencia del Tribunal Constitucional.

Pero lo impensable aconteció, y con premeditación y ensañamiento, mutilaron parcial o totalmente 114 artículos del  Estatut que el propio pueblo catalán había aprobado, que encolerizó a la inmensa mayoría de la ciudadanía catalana, más allá de que fueran independentistas o no, como no podía ser de otra forma, ante una burla y humillación tan descomunales y anti democráticas, por mucho que lo mutilara un tribunal.

Y por si faltaba algo, el crudo debate que se abrió, se generalizó en Cataluña en un abrir y cerrar de ojos y hasta los más descolgados de la política, se interesaron en saber quiénes eran esos tutelados miembros del Tribunal Constitucional. Y de repente, se enteran que son personajes de la máxima confianza y obediencia debida  a las Ejecutivas del PP y del PSOE, que elige  cada una a los suyos y sellan un pacto entre ambas fuerzas. Y, por si  a alguien le pudiera quedar alguna duda, el Tribunal que mutiló su Estatut por 6 votos a favor y 4 en contra, estuvo formado por 6 miembros del PP y 4 del PSOE. ¿Y de qué partido eran los seis que votaron la mutilación? Pues, obvio, del PP. ¿Y los cuatro votos en contra? Pues igual de obvio: del PSOE.

Y mientras la inmensa mayoría de los catalanes estaban sumidos en una ola de indignación por la mutilación del Estatut, en el resto de España se dio otra ola de catalanofobia de rancio nacionalismo españolista, donde el que se jodan, que les den por el c… a los catalinos, salía  de la boca de millones de personas de un modo incontrolado, empujado por las visceralismo acumulado.

Acumulado, sí, porque el PP no se limitó con llevar el Estatut a SU
Tribunal Constitucional, para que le cortaran el pelo al cero; si no que su Ejecutiva destinó a todo el partido durante meses y meses a recoger firmas contra los catalanes y su Estatut, alcanzando esta campaña catalanófoba, la cantidad de 4.020.000 firmas Una campaña nunca jamás conocida en España. Quien más quien menos, ha recogido firmas alguna vez ante algún problema. Y todos sabemos que es un instrumento ideal para darle a la húmeda y crear una fuerte corriente de opinión. Sobra decir los estragos que causó la mayor recogida de firmas que ha existido en España.

¿Y cómo es posible que un partido por corrupto y derechoso que sea como el PP, se atreva a hacer una campaña tan brutal de enfrentamiento con el pueblo catalán? Pues es tan cruel, como simple, porque apostaron por perder  si hacía falta toda su representación en Cataluña, a cambio de conseguir a través de la catalanofobia un gran aumento electoral en resto de España, ya que por entonces no tenían posibilidades de mellar de otra manera a Zapatero. Luego ya sí, vino la siguiente legislatura, la de la mala gestión de la Ejecutiva socialista en general y de Zapatero en particular y, entonces, el PP le dio palos por dos sitios: por la descomunal ola de catalanofobia promovida y por la mala gestión de la crisis, Y, como no podía ser de otro modo: Rajoy Presidente.

Ya sé que quien haya tenido la paciencia de leer hasta aquí se estará preguntando ¿Y los independentistas qué? ¿Es que ellos no tuvieron parte de culpa? De perogrullo, si los independentistas eran minoría y durante  un cuarto de siglo no lograban despegar, solo faltaba que no aprovecharan la ocasión para recoger a los cientos de miles de nuevos independentistas que estaba produciendo el PP con su atropello al Estatut y su campaña catalanófoba. `¡Así se las ponían a Fernando VII!

Pero es que, además, por entonces, la derecha catalana estaba sumida en una gran corrupción, que no sólo afectaba a Pujol, sino a toda la élite política y a Mas, como Presidente, también lo olía el culo a lo mismo.

De ahí que Mas, hiciera una fuerte huída hacia adelante y se hiciera más independentista que nadie. Y no sólo para acoger a los miles y miles de independentistas que producían a diario a las máquinas del PP, sino más aún, para desviar la política de la corrupción que le perseguía y que lo tenía cada vez más cercado. Un gran cara dura que consiguió lo que pretendía.

Por supuesto que las fugas independentistas hacia adelante impulsadas tan unilateralmente ha llevado a la ciudadanía sincera y pacífica del independentismo a una importante frustración al no proclamarse la república; pero no desafección. A evitar esa desafección han ayudado, mucho el PP, PSOE y Cs al aplicar en alianza el 155, al desatarse la fobia de los fanatizados seguidores del PP de “a por ellos”  y al meter en la cárcel a los principales dirigentes del independentismo. Todo lo imputable al PP sobre la génesis desde 2006, es imputable a Cs en todos los aspectos los últimos años y al PSOE en lo referente al apoyo del 155

No entro a analizar los acontecimientos del momento, porque no era esa mi pretensión, si no sólo exponer las principales causas que, a mi juicio, nos han llevado a las consecuencias actuales.

Pero no puedo acabar sin hacer una referencia aparte al Sr Más, que utilizó el independentismo para desviar los tiros de la corrupción que le perseguía  y que, sabedor de que se había metido en un callejón sin salida con la unilateralidad del procés, abandonó a tiempo la dirección del partido y endosó   el asunto a Puigdemon. El mejor regateador de la historia, superior, incluso, a Messi. Y sin lesionarse


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