jueves, 26 de marzo de 2020

El Covid-19, su crueldad y su después.



Alto y claro y, sobre todo, por riguroso orden, Nicolas y amigos lectores.

Cuando colgué en mi FB el escueto post: “Lo único q sé de antemano es que el debate pos-covid-19 será ESTÉRIL e INÚTIL. El por qué te lo explicaré pronto, Nicolás”, no lo hice basado en meras sensaciones, sino tras estrujarme la sesera, analizar y requete analizar las cosas hasta donde soy capaz y valorando mucho la importancia que tiene en esta ocasión el orden y calendario de actuación. Todo ello me hace sentirme, bastante convencido de lo que voy a explicar.

Pero ojo, Nicolás, mis reflexiones por mucho que las haya intentado madurar y por muy independientes y autodidactas que sean, no son ningún certificado de garantía de estar en lo cierto; aunque sí me dan más posibilidades de aproximarme a la verdad objetiva que si escribo  basado en intuiciones o dejándome llevar por el emponzoñamiento de infinidad de debates tóxicos y viciados, que se centran más, en salvar los muebles partidistas y/o en sacar tajada de ellos, que en buscar exclusivamente soluciones  ante un drama tan difícil, complejo y desconocido cómo el que nos está tocando lidiar.

Mira, Nicolás, aquí el orden es determinante y la cagaremos, con perdón, si pasamos al punto dos, sin haber dejado bien resuelto el punto uno, ni el tres sin resolver antes bien el dos, etc. Y en todo caso, tendrá que ser al final, cuando se analicen los errores cometidos y se exijan responsabilidades políticas si las hubiera; pues bajo mi punto de vista, la política partidista que nos rodea es tan sectaria, tan y “tú más”, tan enconada, tan de bajos vuelos, que arruinaría los pasos anteriores, si no dejáramos para el final el debate sobre las posibles responsabilidades.

Cuál debería ser el orden de actuación y por qué:

Centrarse en Covid-19 hasta extirparlo totalmente, requiere de la ciudadanía y de todas las instituciones una disciplina social unitaria muy grande. Cuando digo una disciplina social, digo una disciplina cívica y ciudadana, que se base en el sentido de la solidaridad, en poner por delante lo mejor de nuestra condición humana, que nada tiene que ver con el “a sus órdenes mi teniente”. Se debe basar, obvio es decirlo, en evitar al máximo los contagios y las muertes y, muy importante, en extirpar el virus por completo, de tal manera que queden bien sentadas las bases para que no se pueda volver a reactivar, como hacemos cuando apagamos un fuego.

Este punto primero que, a su vez tiene subdivisiones es condición sine qua non para centrar después todos los esfuerzos en el paso siguiente: Echar a andar de nuevo la economía que es otro tareón de padre y muy señor mío, porque no hay dinero ni, para empezar. 17.000 millones públicos en efectivo da para muy poco y el resto, como consta en los Decretos aprobados, son avales, líneas de créditos y similares, que ya veremos si se cumplen. Experiencias anteriores no invitan al optimismo.

Por decirlo bien clarito, Nicolás, dinero sí que hay, y mucho. Se pueden sacar 40.000 millones más de forma permanente todos los años. La mitad reduciendo gastos y la otra mitad incrementando ingresos, sin crear el menor problema, sino por el contrario; consiguiendo de paso que las administraciones funcionen con más agilidad, eficacia y honestidad que ahora.

Sí, sí, sí y mil veces Sí. Sí se pueden sacar, pero la clase política en su conjunto (sálvense las excepciones si es que alguna), no quieren ni hablar de ello y huyen del asunto como quien huye de la peste cuando se les menciona el tema. No obstante, de esto ya hablaremos cuando toque. Pero como el orden lo veo determinante, primero te envío dos o tres cartas seguidas centradas exclusivamente en combatir a fondo el Covid-19.


¿Residencias de mayores u holocaustos ocultos?

La siguiente, como no puede ser de otra forma la dedicaré a las residencias de mayores convertidas muchas de ellas en holocaustos ocultos, cuyo escándalo ha saltado a la luz con una virulencia que horroriza, indigna y llena de vergüenza a cualquier persona que se precie- que nos preciemos- de ser considerados seres humanos.

Todas las personas merecemos el mismo cariño y respeto seamos niños o mayores; pero si entre los mayores hay una vez, donde se pueda y se deba hacer una excepción en el grueso de los que están muriendo ahora de edades  entre 70 a 90 años, es esta generación.

Las personas se supone que ya, de nacimiento, afloramos a la vida con componentes genéticos que contienen valores heredados, pero hablando en líneas generales, los valores excepciones cuando son mayoritarios en una generación  entera no es porque venga de la cuna, si no porque  las vicisitudes que han tenido que vivir a lo largo de su vida les han llevado a ser así, Esta generación de 70 a 90 años, la mayoría de los que mueren ahora, han dado ejemplos de dignidad y de sacrificio por sus hijos y nietos muy por encima de sus posibilidades y no es pensable que en el futuro pueda haber otra generación que se le pueda aproximar.

Por eso debemos decir que no le está afectando el Covid-19 a una generación cualquiera, sino a la generación de los HÉROES, muchos de los cuales, terminan sus vidas encerrados en holocaustos ocultos, llamados residencias, por cuya causa acabaron sus días de la peor forma posible en solitario, sin nadie que les cerrara los ojos al fallecer, sin recibir el último beso, el último adiós de sus seres queridos por los que dieron lo mejor de sí mismos. ¡Qué triste, qué triste, qué triste final el suyo!. ¡Que crueldad más inhumana y más inmerecida!

En la dos siguientes, Nicolás, desmenuzaré la heroicidad de esta generación y expondré la inhumanidad y su porqué de estas residencias, lo que se debería hacer y a quién procede penalizar e incluso llevar a la cárcel, tanto si son empresarios como autoridades de las CCAA, puesto que las residencias están transferidas a las mismas

Nota: Ni la más mínima crítica a las personas empleadas en estas residencia. Al contrario, son otras víctimas más de este mayúsculo escándalo inhumano que se ha puesto de manifiesto


2 comentarios:

  1. Si realmente muy triste, lo q esta pasando en residencias, y lo mas triste es como bien dices, q mueran sin un ultimo abrazo de sus seres queridos, y muchas veces en condiciones muy lamentables. Un abrazo

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  2. Que triste es lo que cuentas amigo, pero son verdades como puños, que tenga que pasar una cosa de estas características para descubrir lo que sucede en la mayoria de las residencias de mayores, clama al cielo, yo en lo que llevo de vida he tenido a mi suegra y mi padre en Residencias y la verdad sea dicha todo se mueve por el interés del dinero, averiguando bajo mano los bienes que tenían para mirar de robarles los bienes es una vergüenza. Un saludo.

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