jueves, 21 de mayo de 2020

No se puede liquidar el virus hasta que no se pongan en su lugar al millón largo de irresponbles que colaboran con el maldito bicho


Foto para engañar al virus

Antes de ayer, Nicolás, en la entrevista de la Cadena Ser Guadalajara que está debajo de este post, cometí un desliz justo al iniciar la entrevista que quiero rectificar ya mismo y pedir perdón

Tal fue, responder a la primera pregunta de Jesús Blanco, el entrevistador, que al preguntarme cómo estaba, le respondí: Con miedo, mucho miedo; algo que no es propio en mí, que no está en mi vocabulario y que no forma parte de mis muchos defectos.

Mi estado de ánimo era y es de preocupación, de mucha preocupación, pero no de miedo. Ocurrió que la entrevista fue a primera hora, no había despejado aún la cabeza cuando me llamaron y no me vino a la mente (¿será la edad?) la frase correcta que expresara lo que sentía y, cometí este desliz. No es cuestión menor, porque el discurso del miedo no es algo a alentar como desearían los grandes poderes económicos y políticos para someternos mejor, sino de combatirlo para que no se salgan con la suya.


El miedo no conquista derechos

De hecho, Nicolás, ya te comenté en su día la admiración que me produjo la respuesta que le dio a Jordi Évole la trabajadora de una residencia de mayores. Cuando Jordi le preguntó si no le daba miedo ser tan clara contando lo que pasaba, la trabajadora le respondió:  No, para nada, yo tengo una máxima que procuro aplicar siempre “el miedo no conquista derechos”. Gran principio, que comparto al 1000/100.

Pero ya que estamos hablando de sensaciones, quiero decirte que mi preocupación sigue en aumento, porque la irresponsabilidad que estoy viendo en muchos políticos, algunos de ellos gobernantes, como los presidentes de EEUU y Brasil entre otros, es  “terrorismo y matonismo social” puro y duro.

No es posible liquidar el virus, si antes no se pone en su lugar al millón de irresponsables o más que colaboran con el maldito bicho.

Pero no sólo me preocupa eso, me inquieta muchísimo, asimismo, el comportamiento insolidario e irresponsable de ese millón largo de “personas”  que aquí, en España, no respetan directriz oficial alguna, con lo que se convierten, objetivamente, en gentes promotoras y colaboradoras del maldito bicho. Algo que, desgraciadamente, sucede en otros muchos países del llamado “mundo civilizado”. No hay más que ver las vergonzosas imágenes que nos muestran a diario.

Por otro lado, me parecen antipedagógicos y rastreros los discursos y declaraciones de los dirigentes de los partidos políticos, halagando desmesuradamente el confinamiento de la ciudadanía, sin matizarlo. Y todo por una única razón: rebañarnos su voto cuando haya elecciones.

Y como me parece mal y a primer golpe de vista, quizás no se entienda bien,  te voy a facilitar la comprensión, Nicolás, con los ejemplos que te voy a poner:

Si, por ejemplo, hubiera unas elecciones donde un partido, o corriente política consiguiera los votos de todas las personas que se han comportado correctamente, respetando todas directrices oficiales; diríamos que ese partido o corriente ha obtenido unos resultados colosales, asombrosos, nunca jamás vistos, que en nada podrían empañar, que un millón de personas no los hubieran votado.

Otro ejemplo: Si todos los confinados y solidarios con las directrices oficiales, de súbito se dispusieran a defender con uñas y dientes unas políticas orientadas nítidamente a reconducir radicalmente el proceso de destrucción de la vida en el planeta,  el contento y la ilusión de la ciudadanía serían mayúsculos, inenarrables, y nos importaría un pimiento que un millón de personas no lo compartieran.

 Y otro más: Si para una causa justa social y humana, cualquiera que esta fuera, viéramos que en nuestro país y en el mundo, crece exponencialmente el altruismo, la solidaridad y la implicación en la misma, nos sentiríamos henchidos de orgullo y dignidad por el hecho mismo de ver emerger lo mejor de nosotros mismos; aunque, en principio, no fuéramos ni siquiera una gran mayoría y los que no estuvieran aún en la honda  no mermaría para nada la inmensa satisfacción de nuestras acciones 

Menos halagos electoraleros  a la ciudadanía en general y más discurso en acorralar a los que se saltan las directrices oficiales

Pero para combatir el virus, Nicolás, las mayorías sociales por enormes que sean están muy bien, sin embargo no sirven por sí solas, si no  cambian o no cambiamos a ese millón de ·"personas" tan inhumanas, que ni siquiera la crueldad de tantas muertes les conmueve, como evidencia el hecho de no querer respetar las normas. Y no nos sirve en este caso la gran mayoría, porque con ese porcentaje de un millón largo de personas irresponsables, le sobra al maldito bicho para seguir campando a sus anchas y causando horribles estragos por todo el país y, en especial, en la España Rural del Interior donde todavía no ha entrado, pero entrará al haber cometido el gobierno el error de desescalar por provincias y no por áreas limpias de virus como son las zonas rurales.

Ahora va a encontrar el covid-19 en miles de pequeños pueblos de población envejecida y vulnerable el terreno abonado, para darse otro gran festín, tras el que ya se diera sobre todo en muchísimas residencias, y es suponer que no desaprovechará la ocasión, porque tonto no es. Y si ya supo llegar desde la lejana China, mejor sabrá llegar desde las ciudades; donde además  lo traeran en su coche los propios urbanitas y, además, gratis; aunque sin saberlo, porque no cabe la menor duda, que nadie a hacer una cosa así a sabiendas.

Es por ello, que los dirigentes políticos deben dedicar menos tiempo a regalarnos el oído a quienes cumplimos las directrices e infinitamente más en poner en su lugar -y no sólo con la policía y la guardia civil-  sino más aún con el verbo, con discursos claros y duros y con ultimatos a quienes no se avengan a razones, hasta acorralar y reconducir definitivamente a esta panda de sinvergüenzas colaboradores del maldito bicho, porque si no se logra, el virus se saldrá con la suya, por más que la inmensa mayoría nos comportemos correctamente.

Pero al darnos todos los dirigentes políticos tanto jabón a la ciudadanía, pensando en el voto de mañana y obviar casi siempre el darles leña oral a mansalva a ese millón largo de sinvergüenzas,  queda la idea general de que la ciudadanía estamos cumpliendo con nuestra parte, lo cual conduce al engaño, porque en este caso no es suficiente con una mayoría por grande que sea. Se necesita la totalidad, sometiendo a esa minoría sea como sea. De no emplearse a fondo  los dirigentes políticos en esta insoslayable tarea, podía llevar a pensar, que les importa más la adulación a la ciudadanía para captar votos, que las horrorosas muertes que todos los días se lleva el virus por delante, sin que se tenga un discurso para pararles los pies a este millón largo de indecentes e insolidarios.

En definitiva, las dos desgracias que más están emponzoñando la lucha contra el coronavirus, son la falta de unidad política que está en boca de todos y que tanto nos indigna, por lo que, por evidente,  no me extiendo en ello; y la de este millón de sinvergüenzas, a los que no se les está poniendo en su lugar, limitando la actuación a la policía y a la guardia civil, pero sin que los políticos se empleen en un discurso permanente tan exigente y duro como las circunstancias exigen. Por favor no pierdan ni un minuto más en halagos a los que estamos cumpliendo y empleen dicho tiempo en reducir por completo a los botarates que están ayudándole al mortífero virus a seguir con su devastadora mortandad.

La siguiente te va a sorprender, Nicolás, porque cuando elogié en la entrevista de la Ser la acertada actuación contra el coronavirus que llevan en Castilla y León y me mostré tan tajante en que no había otro camino, no sabía quién había detrás de tan acertada política.

No obstante, me he interesado en indagar para encontrar una explicación, porque no me cuadraba tanto acierto y menos aún, al ser el PP y Cs los que gobiernan esta CA; y estoy seguro que la he encontrado. Te doy sólo una pista; todo el mérito es de una excepcional mujer independiente, que me ha dejado boquiabierto, tanto su por insuperable currículum, como por sus conocimientos, trabajo y amor en pro de una sanidad digna de tal nombre en todo el ámbito de Castilla y León, incluido el medio rural.
 

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